Sintaxis

18. Los posesivos

18.5 Interpretación semántica de las relaciones de posesión

18.5a Se ha señalado en los estudios gramaticales que el concepto de posesión se usa de una manera abierta. La relación que el posesivo denota se interpreta contextualmente de muy diversas formas, casi tantas —de hecho— como admiten los complementos del nombre introducidos por la preposición de12.10). El posesivo su puede expresar, en efecto, ‘posesión’ en el sentido estricto del término, como en la billetera de Javier > su billetera, pero expresa con igual normalidad relaciones de inclusión, pertenencia o atribución. En efecto, la cumbre no es “una posesión” de la montaña (su cumbre), sino más bien una parte de ella. Lo mismo cabe decir del prólogo con relación a un libro (su prólogo), del desenlace con relación a una película (su desenlace), de la belleza con relación a una flor (su belleza) o del color con relación a una nube (su color). Las relaciones de parentesco están asimismo entre las que se expresan con posesivos (mi primo, un tío mío) y admiten la construcción con el verbo tener (Tengo un primo al que no conozco) o con la preposición de (un primo de Ana).

18.5b Con los tres recursos mencionados (el verbo tener, los complementos con de y los posesivos) se ponen de manifiesto relaciones semánticas que pueden ser incluso más abiertas, como en Tengo {fe ~ sueño ~ demasiado peso ~ algo de pereza}. Cabe recordar que con la preposición de se expresan vínculos semánticos, igualmente abiertos, análogos a los que corresponden al caso genitivo en latín y otros idiomas. Aun así, la relación entre los complementos con la preposición de y los posesivos es más sistemática que la que se da entre estos dos recursos y las construcciones formadas con el verbo tener. En efecto, con los posesivos y con los grupos preposicionales se expresan relaciones circunstanciales de proximidad o uso ocasional que no tienen correlatos con el verbo tener: Yo iba por mi vereda (acera en algunos países); Hasta las cuatro no sale tu ómnibus; La butaca de Pablo está en la fila diez. Cuando el posesivo representa un argumento de un sustantivo deverbal, tampoco suele obtenerse la equivalencia con tener: mi paseo, tu expulsión, vuestro viaje. Se retomarán estas construcciones en esta misma sección. Con los posesivos llamados enfáticos (Todos los días compraba su periódico), que se estudian en los § 18.6b y ss., tampoco suelen obtenerse paráfrasis con el verbo tener.

18.5c Las relaciones circunstanciales u ocasionales a las que hace referencia el apartado precedente están restringidas. Así, si se habla de un objeto, la expresión su luz significará probablemente ‘la luz que despide o refleja’, pero difícilmente ‘la luz que recibe’. Como se ve, el posesivo señala fácilmente las personas o las cosas a las que se atribuyen cualidades o propiedades, al igual que los complementos con de, pero no siempre puede expresar la mera contigüidad, la simple presencia simultánea de dos cosas o la asociación ocasional de una persona y un objeto material. La expresión mi lado podría designar el lado de la autopista por el que el hablante maneja o conduce. Análogamente, el banco del parque en el que está sentado durante un rato podría ser ‘su banco’, pero el pasto o el césped sobre el que está tendido no es probable que sea ‘su pasto’ o ‘su césped’. Del mismo modo, el suelo en el que alguien se ha caído, y con el que está en contacto, no es tampoco ‘su suelo’, al igual que la ciudad que visita durante unas horas no es ‘su ciudad’. Repárese en que ello establece un contraste marcado con mi vereda, tu ómnibus, su butaca, tu mesa, etc. (acaso porque está implícita en estos últimos casos la idea de ‘uso’). Existen numerosos estudios semánticos sobre las interpretaciones que recibe la noción gramatical de ‘posesión’, así como sobre sus límites conceptuales.

18.5d Además de las relaciones de parentesco (mi hijo, tu tío), con el posesivo se expresan otras relaciones personales y sociales: su compadre, mis amigos, nuestro vecino, tus novios, vuestro jefe. Cabe agregar la de afiliación, pero también las de correspondencia, inclinación, preferencia y otras formas similares de vínculo personal:

Si viviera el cura aquel de mi parroquia, le demostraría que yo no puedo perder nada (Clarín, Señor); Los principios que sostiene tu partido son herejías políticas (Podestá, Irresponsable); Eduardo lograba el tercero para su equipo (Marca 16/1/1950).

Como se ha explicado, los posesivos se emplean además para expresar relaciones de ubicación y de inclusión (a su izquierda, a tu lado, en nuestro interior), y gran número de propiedades, características o atributos —sean físicos o no— de las cosas o las personas: mi peso, vuestra actitud, ese entusiasmo suyo, su tamaño, vuestra fe, mi cumpleaños, tu presencia.

18.5e Como se señaló en el § 12.11, los sustantivos deverbales pueden heredar los complementos del verbo del que derivan o con el que se asocian léxicamente (traducir un libro > la traducción del libro). De estos complementos del nombre, los que están encabezados por la preposición de pueden aparecer también como posesivos, tanto con la interpretación que en el § 12.11 se llamó de complemento subjetivo (la traducción de Luis > su traducción) como con la llamada de complemento objetivo (la traducción del libro > su traducción). La primera se denomina también de agente o agentiva:

Este pasado y este futuro no tienen verdadera consistencia real, sino en la medida en que dependen de mi decisión de escribir este libro (Rosales, Cervantes); ¿Cuál es tu análisis de la goleada sufrida por Bolivia ante Brasil? (Tiempos 5/9/2000); Las peras cocidas a fuego lento, brillantes como gemas en su salsa de vino tinto, son una contribución suya (Nuevo Herald 17/4/1997); El Instituto de Nutrición, que fue en realidad una creación suya, alcanzó a ser ejemplo continental (Tiempo [Col.] 31/10/1996).

Se asimilan a este grupo los posesivos que designan a los participantes que poseen o experimentan lo denotado por el verbo del que deriva el sustantivo:

Los católicos de la isla son respetados en sus creencias como cualesquiera otros ciudadanos (Rangel, Salvaje); Una de las preocupaciones suyas es el destino de sus jóvenes paisanos (Tiempo [Col.] 1/12/1987); El Jefe Mantunalo llegó para librar a los hombres de sus sufrimientos (Cardoza, Guatemala).

También se interpretan como complementos subjetivos los posesivos que modifican a las nominalizaciones de cualidad, creadas a partir de adjetivos: su estrechez, tu belleza, nuestra inconstancia.

18.5f La interpretación de paciente (o, en general, de receptor) de la acción denotada por el sustantivo deverbal corresponde a el análisis de la obra > su análisis; el descenso de la montaña > su descenso; la demostración del teorema > su demostración. Los posesivos que se subrayan en los textos siguientes reciben esta misma interpretación:

Aunque yo fuese inocente […], él podía determinar mi castigo (Volpi, Klingsor); Lleva a cabo un torpe intento de golpe de Estado, el cual es resuelto con su expulsión del país (Hora 14/7/1997); La carne de tortuga marina es aún popular aunque su venta sea usualmente ilegal (Ceballos-Lascuráin, Ecoturismo); La existencia de los elementos químicos queda supeditada a su demostración experimental (Serratosa, Evolución).

Se asimilan a este grupo los posesivos que inciden sobre las nominalizaciones de agente (§ 12.12c y ss.) y tienen, por tanto, la lectura de paciente: mis captores (‘los que me capturaron’), su patrocinador, vuestros representantes, tu traductor, sus torturadores. Los posesivos tónicos están algo más restringidos en esta pauta, pero son igualmente posibles en ella: Soy un {lector ~ admirador ~ defensor} suyo. A este mismo grupo se suelen asimilar también las nominalizaciones de verbos pronominales de cambio de estado, como en caerse algo > su caída o en romperse algo > su rotura: Se arregló la llave de un baño que contribuyó con su rotura a una mayor entrada de agua (Granma Internacional 12/1996).

18.5g Puede darse ambigüedad entre la interpretación subjetiva y la objetiva, como en el diagnóstico de la enfermedad > su diagnóstico; la invasión de Afganistán > su invasión (interpretación objetiva), frente a el diagnóstico del especialista > su diagnóstico; la invasión de los bárbaros > su invasión (interpretación subjetiva). Se percibe, pues, ambigüedad en el desembarco de las tropas y en su desembarco, ya que puede querer decirse con estas expresiones que las tropas desembarcaron, o bien que fueron desembarcadas (recuérdese el § 12.11g).

18.5h Se observa mayor dificultad para obtener la lectura objetiva con el posesivo pospuesto (la venta suya, la producción suya, una creación suya) que con el antepuesto (su venta, su producción, su creación). Cuando el posesivo tiene como referente a una persona, resulta asimismo más difícil obtener la interpretación objetiva con unos nombres (tu análisis, nuestra advertencia, su admiración) que con otros (su asesinato, vuestra admisión, tu elección). La lengua antigua admitía esta interpretación con algunos sustantivos que hoy tienden a rechazarla, como en Tened, Lisardo, la espada, / y pues yo he tenido flema / para oír desprecios míos (Calderón, Devoción), donde desprecios míos significa ‘desprecios que se me han hecho’.

18.5i Los posesivos pueden sustituir a los complementos de régimen heredados por algunos sustantivos deverbales:

Hierro: Si bien es un microelemento que la planta necesita en pequeñas cantidades, algunas especies sufren especialmente su carencia (Fabio, Jardinería); Armfield repasa el cielo que sus personajes creen rozar con las manos en sus primeros tanteos con la droga; luego pasan a poner los pies en el suelo al descubrir lo que su dependencia conlleva (Confidencial [Esp.] 15/2/2006).

Rechazan, en cambio, los complementos argumentales de origen. Así pues, el posesivo su en su huida hace referencia al que huye, no al lugar del que lo hace. No se obtienen, en consecuencia, las interpretaciones que sugieren los procesos siguientes: la huida de Alemania > *su huida; la salida de la ciudad > *su salida; el regreso del frente > *su regreso.

18.5j Los complementos locativos no argumentales introducidos por la preposición de rechazan asimismo la sustitución por posesivos, como en la fuente de la esquina > *su fuente; el cuadro de la pared grande > *su cuadro. Coinciden en este punto con los adjuntos temporales: la zozobra de estos días > *su zozobra. En cambio, los complementos que expresan relaciones de inclusión o de «parte–todo» los aceptan sin dificultad: el lado oscuro de la luna > su lado oscuro; la falda de la montaña > su falda.

18.5k En el § 12.10u se explica que el grupo nominal el jardín de la casa puede significar ‘el jardín que está o estaba en la casa’, pero también ‘el jardín que tiene o tenía una casa en su interior’. La primera interpretación corresponde al esquema «parte + de + todo», y es análoga a la falda de la montaña > su falda. Esta lectura admite sin dificultad el posesivo (> su jardín). La segunda interpretación es análoga a la que se obtiene en el ejemplo citado la fuente de la esquina y —al igual que él— lo rechaza. Los complementos preposicionales que designan el sujeto de una predicación (el borrico de Juan) no aceptan la sustitución por posesivos (> *su borrico), como se explicó en el § 12.14m. Se extiende esta restricción a las aposiciones del tipo de la necesidad de trabajar43.5), que admiten la paráfrasis atributiva (‘Trabajar es una necesidad’). Cabe pensar que el rechazo de esta construcción (la necesidad de trabajar > *su necesidad) se debe a que se asimila a la estructura predicativa anterior, pero también a que no existen los posesivos neutros. Tampoco son sustituibles por posesivos los complementos partitivos de los sustantivos (dos de los invitados, la mayoría de los presentes) o los pseudopartitivos (un kilo de papas).

18.5l Los llamados nombres de representación12.10c y 27.7b) pueden construirse con varios tipos de complementos. Al igual que cualquier sustantivo que se refiera a un objeto material, admiten posesivos que señalen al dueño de lo designado, como en mis fotos (‘las que poseo’). Esta interpretación no es argumental. Pueden expresar también el agente, en el sentido de ‘la persona que obtiene la imagen’, de forma que mis fotos podría significar ‘las que tomé o he tomado’. Asimismo pueden referirse a lo representado en ellas: mis fotos (‘aquellas en las que aparezco’). Existen más restricciones a esta última interpretación que a las demás, ya que es fácil de obtener con unos nombres (retrato, fotografía), pero difícil —si no imposible— con otros: mis dibujos, sus cuadros, tus películas. La interpretación de agente y la de objeto representado se consideran argumentales. Se examinó en el § 18.4i la concurrencia del posesivo antepuesto y el pospuesto en algunas variedades dialectales, como en mi cueva mía. La concurrencia de posesivos se da en la lengua general con algunos nombres de representación, aun cuando se trata de una pauta poco frecuente en los textos: Mis recuerdos suyos son muy precisos (Merino, Orilla). A diferencia de la concurrencia de posesivos estudiada en el § 18.4i, en este caso el posesivo prenominal y el posnominal se refieren a argumentos distintos del sustantivo.

18.5m Se ha observado repetidamente que existe una jerarquía de nociones semánticas que permiten interpretar los posesivos átonos cuando concurren con grupos preposicionales (como en su retrato de Alberto) o con posesivos tónicos (como en mis fotos tuyas). Esta jerarquía es poseedor > agente > objeto representado. El último se denomina también tema. Como se ve, el primer elemento es adjunto, mientras que los otros son argumentos. Dado un grupo nominal con un posesivo átono y un grupo preposicional con de, la jerarquía anterior implica que si el posesivo representa el poseedor, el grupo preposicional podrá denotar tanto el agente como el tema (su retrato de Carlos IV, su retrato de Picasso). Estos son los dos términos situados a su derecha en la jerarquía. Si el posesivo se refiere al agente, el grupo preposicional podrá denotar el término situado a su derecha, es decir, el objeto representado, como cuando su sustituye a de Goya en su retrato de Carlos IV. Así pues, si concurren dos modificadores, el que está más a la izquierda en la jerarquía argumental es el que ha de aparecer como posesivo prenominal. Esta jerarquía no da cuenta del orden lineal de los argumentos cuando aparecen varios grupos preposicionales con de. Así, resulta posible tanto el orden «tema > agente» (el retrato de Carlos IV de Goya) como el inverso (el retrato de Goya de Carlos IV). Se hacen algunas precisiones sobre este último punto en el § 12.16.

18.5n Los posesivos que modifican a los sustantivos deverbales son compatibles con la interpretación de paciente si el grupo nominal contiene un complemento agentivo:

La mayor profanación del manuscrito original fue su destrucción por el fuego (Liendo, Platos); La historia del embarazo fue comprada para su publicación por un diario británico, Mail on Sunday, por una suma no revelada, pero que en medios periodísticos se cifra en unos 60 millones (País [Esp.] 2/10/1987).

Aunque la preposición por alterna con de en la expresión del agente (la destrucción de Roma {de ~ por} los bárbaros), si el paciente aparece representado como un posesivo, solo se usa la variante con por: su destrucción {*de ~ por} los bárbaros.

Información adicional

En relación con este capítulo, la siguiente entrada del Glosario de términos gramaticales podría ser de su interés:
nombre de representación

 

Nueva gramática de la lengua española
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