Morfología

7.La derivación adjetival y adverbial

7.9 Sufijos de sentido activo o pasivo (I). Los sufijos -dor/-dora, -dero/-dera y sus variantes

7.9a Son sustantivos la mayor parte de los derivados en -dor/-dora con base nominal (aguador, embajador, leñador, viñador, etc.), que se estudian en el § 6.6ñ. Aunque muchos admiten en ocasiones usos nominales, son, en cambio, adjetivos los derivados que se ajustan al esquema V-dor/-dora. La mayor parte de ellos admiten la interpretación activa (aproximadamente, ‘que V’). Se derivan de esta manera un gran número de adjetivos en -dor/-dora de verbos pertenecientes a las tres conjugaciones. He aquí algunos ejemplos de cada una de ellas:

De la primera conjugación: cegador, clasificador, encantador, evocador, madrugador, purificador, revelador, volador.

De la segunda conjugación: acogedor, conmovedor, ensordecedor, estremecedor, perdedor, poseedor, rompedor.

De la tercera conjugación: aturdidor, confundidor, consumidor, cumplidor, medidor.

Se mantiene en las tres conjugaciones la vocal temática que caracteriza a los infinitivos: evoc-a-dor, conmov-e-dor, cumpl-i-dor. En este punto, -dor/-dora se diferencia de -ble7.10a) y otros sufijos que eligen generalmente la vocal temática correspondiente a los temas de participio (aisl-a-ble, tem-i-ble, sustitu-i-ble). Aun así, frente al actual sabedor, derivado de manera regular, la lengua antigua usaba sabidor, formado a partir de un tema de participio. Los aspectos morfofonológicos fundamentales de la derivación de los adjetivos en -dor/-dora son idénticos a los que presentan las formas sustantivas correspondientes (§ 6.6).

7.9b El lenguaje de la política, la publicidad, el periodismo y la jurisprudencia ha creado muchos adjetivos con esta pauta: blanqueador, conciliador, ejemplificador, emprendedor, fundamentador, legalizador, negociador, regentador, etc. Aunque la mayor parte de los derivados en V-dor admiten la paráfrasis ‘que V’ (aparato receptor, ‘que recibe’; personal investigador, ‘que investiga’), como se ha explicado, en algunos contextos se obtienen de forma más natural paráfrasis con sustantivos (labor investigadora, ‘relativa a la investigación’). Varios de estos adjetivos tienen usos algo más restringidos léxicamente, como en efecto multiplicador, ruido ensordecedor, rayo cegador, tabaco ardedor (en Cuba, ‘el que arde bien’) o mula volvedora (en parte de las áreas rioplatense y caribeña, ‘la que vuelve a su querencia’). En el español de muchos países americanos son comunes asimismo los adjetivos aguantador, rendidor y otros semejantes que son infrecuentes en el europeo. Se ejemplifican a continuación algunos de los términos mencionados:

Cuantas veces en las zonas boscosas de las altas montañas las bestias cargadas, el novillo mañero o la mula volvedora, se “cortan” de la tropa y se internan en laberintos (Tobares, Folklore); Es una pintura muy rendidora. Al diluirse con agua facilita la limpieza (Silberman, Pintor); Son los más fuertes, se llaman toros cebús. Es el ganado más aguantador (Martín Campo, Carreteras).

7.9c Terminan en el segmento -ctor adjetivos derivados de verbos en -ducir (inductor, introductor, productor; varios de ellos también sustantivos), aunque —como se explica en el § 6.6f— la lengua antigua conoció las variantes regulares correspondientes: inducidor, introducidor, producidor. También eligen -ctor varios verbos terminados en -traer (contractor, detractor, extractor), así como en los segmentos -gir y -ger (corrector, director, elector, protector, rector). Aun así, existe corregidor y existió elegidor como sustantivo. Adoptan la misma variante infractor (de infringir, latín tardío infractor, -ōris), lector (de leer), reflector (de reflejar). Es asimismo irregular la terminación -tor en contraventor e interventor (antiguos contravenidor, intervenidor). Los escasos adjetivos que derivan de verbos terminados en el segmento -cibir toman la forma -ceptor, como perceptor. Alternan, sin embargo, receptor (adjetivo en aparato receptor, pero sustantivo en otros contextos) con recibidor (‘antesala’, solo sustantivo). Son irregulares los derivados adjetivales o nominales de los verbos terminados en -scribir: contrastan escritor (antiguo escriptor) con suscriptor, transcriptor, descriptor. Véase también, sobre estas alternancias, el § 6.6h.

7.9d En el § 6.7 se explica que con el sufijo -dor/-dora se forman un gran número de adjetivos que se aplican a las personas. Se construyen generalmente con el verbo ser y expresan casi siempre propiedades estables o caracterizadoras (§ 6.7j-l) de los individuos, es decir, rasgos que se les atribuyen en razón de su carácter o su naturaleza: administrador, ahorradora, calculadora, despilfarrador, dilapidadora, emprendedor, seductora. Suelen ser además graduables (muy ahorrador, bastante emprendedora) y pueden formarse sobre verbos transitivos, como los términos mencionados, o sobre intransitivos (en particular los llamados ‘puros’ o ‘inergativos’, § 6.7c), como hablador, ladrador, madrugador, trabajador. Estos adjetivos suelen expresar hábitos, lo que refleja el DRAE en algunas de sus acepciones (madrugador ‘que tiene costumbre de madrugar’). Solo una pequeña parte de ellos se usan también como sustantivos, casi siempre en la interpretación del llamado ‘un enfático’ (Eres un despilfarrador) o en la genérica: Malos tiempos para los ahorradores. Estos usos y otros semejantes se analizan en los § 6.7j-l.

7.9e Algunos adjetivos en -dor/-dora están relativamente restringidos geográficamente, unas veces solo en su empleo nominal, pero otras también en el adjetival. Se usa chambeador (‘trabajador’), derivado de chambear (‘aplicarse voluntariosamente a algo’), en México, gran parte de Centroamérica y algunas zonas del Caribe continental y del área andina. También con el sentido de ‘trabajador’ se registra breteador en Costa Rica, Nicaragua y otros países centroamericanos, así como laburador, procedente del verbo lunfardo laburar (‘trabajar’), usado en el área rioplatense y también en algunos países andinos. Es asimismo propio del área rioplatense rumbeador (‘brujuleador, que busca su rumbo’). Se ejemplifican a continuación algunos de estos derivados:

Demostró su inteligencia casándose con un científico chambeador (Fuentes, Cristóbal); Se autocalifica como un gran breteador, pues agrega que trabaja desde las 4 de la mañana hasta las 10 de la noche (Diario Extra 2/11/2008); Una mina muy laburadora, con mucha habilidad manual, hacía cualquier cosa (Guambia 24/5/2003); Es gaucho como pocos, astuto, resuelto y rumbeador. No hay ejemplo de que se haya perdido por los campos (Mansilla, Excursión).

7.9f En el español conversacional de Venezuela y otros países del área caribeña se usa jalador en el sentido de ‘adulador’. Se emplea cachador (‘bromista’) en muchos países americanos. Con un sentido similar, aunque más próximo a ‘fanfarrón’, se usa echador en México y en parte del área caribeña. Como se indica en el § 6.7c, en gran parte de América se registra entrador en el sentido de ‘seductor’, pero también en el de ‘afable, de fácil trato’. Se emplea sobrador (‘arrogante’) en el área rioplatense, y además en parte de la andina y de la caribeña continental. Escorchador (de escorchar, latín tardío *excorticāre ‘descortezar’) se registra en el Uruguay en el sentido de ‘fastidioso, persistente, agotador’. Se usa botador (‘derrochador’) en algunos países de Centroamérica, en parte del Caribe insular y en algunas zonas del área andina. Disparador se emplea en parte del área mexicana y de la centroamericana con varios sentidos, entre los que están ‘generoso, dadivoso’ y ‘veloz’. Existen otros muchos adjetivos cuyo uso está igualmente restringido a ciertas áreas hispanohablantes. Se ejemplifican a continuación algunos de los mencionados:

Es mejor ser buen deportista que borrachín y cachador (Gamboa, Páginas); Simpático, entrador y atrevido, como era, tenía que convertirse, necesariamente, en uno de los más cotizados candidatos de las muchachas casaderas (Rovinski, Herencia); Su tono era, como siempre, sobrador, mordiente (Martínez, Evita); No pudo dar con él, por ir Hernández montado en un caballo muy disparador (Paoli, Motivos).

7.9g Frente a -dor/-dora, -tor/-tora, -or/-ora, que tienen sentido activo, predomina en el sufijo -dero/-dera (lat. -(t)arĭus, -a, -um) el sentido pasivo. Este sufijo está en retroceso en la lengua actual, pero todavía se usa con la interpretación señalada. Así, el DRAE define hacedero como ‘que puede hacerse’, es decir, con el sentido que corresponde al adjetivo más frecuente factible: No es muy hacedero pasar de un estremo a otro. Yo no digo que sea imposible, pero téngolo por dificultoso (Cervantes, Quijote II). Aunque todavía figuren en los diccionarios, la lengua actual ha sustituido muchas formas tradicionales en -dero/-dera por adjetivos en -ble. Se percibe este cambio en la sustitución (incipiente, avanzada o casi total, según los casos) de los adjetivos siguientes, no todos derivados de verbos transitivos:

andadero (un terreno andadero: ‘practicable’, ‘que puede recorrerse a pie sin dificultad’); aplicadero; bebedero (‘bueno de beber’); cocedero (‘fácil de cocer’); cogedero (fruta cogedera: ‘pronta para la recolección’); colgadero; comedero (‘comestible’); contadero (‘que puede contarse’); creedero (‘creíble’); defendedero (‘defendible’); dejadero (Los bienes terrenales son dejaderos: ‘pueden ser dejados o abandonados’); deslizadero; lidiadero; moledero; otorgadero (‘concedible’); pagadero (una cantidad pagadera en seis plazos, ya menos usado que pagable); ponedero; sufridero; temedero; vividero (un lugar vividero: ‘aquel en el que se puede vivir’).

Estos adjetivos se documentan más frecuentemente en textos medievales o clásicos:

Mas todo esto era para mí tolerable y sufridero, después que hallé a Cariclea (Mena, F., Traducción); La casa de Deiphebo, que era más fuerte e más defendedera (Villena, Eneida).

No obstante, también aparecen en otros de los siglos xix y xx:

Para aquel diabólico centauro, todo atajo era andadero (Pereda, Peñas); El delito de Antonio Murillo había consistido en añadir un cero a un talón pagadero al portador que le daba el establecimiento por llevar los encargos (García-Badell, Funeral); Madrid, aquel Madrid, ciudad gratamente vividera; otra vez quiero afirmarlo (Laín Entralgo, Descargo).

7.9h Aunque los adjetivos citados no están marcados como antiguos en el DRAE, varios de ellos solo se usan muy raramente en la lengua actual y han sido sustituidos por formas en -ble o por paráfrasis con apto, fácil, pronto y otros adjetivos similares de naturaleza modal. Se han perdido por completo o casi por completo los siguientes adjetivos antiguos:

arbitradero (‘arbitrable’), divididero (‘divisible’), ejecutadero (‘exigible’), enseñadero (‘que puede ser enseñado’), exigidero (‘exigible’), fallidero (‘que puede acabarse’, de fallir ‘faltar’), habedero (‘que se ha de haber o percibir’, existió también habidero), levadero (‘que se ha de cobrar o exigir’), permitidero (‘permisible’), preguntadero (‘preguntable’), quitadero (‘suprimible’), repartidero (‘que se ha de repartir’), servidero (‘servible, útil, apto para ser utilizado’).

7.9i Los sustantivos en -dero/-dera, analizados en el § 6.8, se extienden a los usos adjetivales. Así, rompedero ‘rompible, frágil’, se usa en el área rioplatense como sustantivo con el significado equivalente a quebradero en la locución rompedero de cabeza: Sabías muy bien que vos no podías vivir sin algún rompedero de cabeza (Chavarría, Rojo). La variante femenina del adjetivo andadero se usa también como sustantivo: andadera ‘utensilio para aprender a andar, andador’. Colgadero significa ‘apto para colgarse’ usado como adjetivo (uvas colgaderas), pero también ‘garfio, escarpia o tendedero’, empleado como nombre. Asimismo admiten usos nominales los adjetivos cocedero, comedero o ponedero (‘nidal, lugar donde se ponen los huevos’), entre otros.

7.9j Al igual que la interpretación pasiva refleja del pronombre se se acerca a menudo a la llamada media41.13c), también los sentidos pasivos de algunos adjetivos terminados en -dero/-dera se acercan a los pronominales: abridero (fruta abridera, ‘que se abre o que puede ser abierta fácilmente’), casadero (muchacha casadera, ‘que está en edad de casarse’). Como se explica en el § 41.4h, existe una relación estrecha entre las formas pasivas y las llamadas inacusativas. Se derivan algunos adjetivos en -dero/-dera de verbos de este grupo. Son de uso común perecedero (‘que ha de perecer’) y venidero (‘que ha de venir’). Están, en cambio, en desuso o se han perdido por completo varios adjetivos, asimilables total o parcialmente a este grupo, que expresan cambios de estado y, en particular, la tendencia o la posibilidad de que tenga lugar, surja, termine o sobrevenga una situación:

acaecedero, acontecedero, advenidero, amenguadero (‘que mengua’), comenzadero (‘que ha de comenzar’), fallecedero (‘que puede faltar o fallecer’), llegadero, manadero (‘que mana’), pasadero (‘que se puede pasar con facilidad’), vencedero (‘sujeto a vencimiento’).

7.9k Aunque el verbo volar no pertenece a este último grupo, el adjetivo voladero se asimila a él, puesto que significa ‘que puede desvanecerse o desaparecer’, como en El agricultor español es de una mentalidad arcaica; pierde lo más, lejano y trabajoso, por obtener lo menos, presente y voladero (Azorín, Antonio Azorín). De correr se deriva corredera (puerta corredera ‘que corre’, aunque se admite también la interpretación pasiva: ‘que puede ser corrida’). En general, son escasos los derivados en -dero/-dera de interpretación activa que no se asimilan a los grupos anteriores. Se derivan de verbos intransitivos (pero no inacusativos) duradero, resbaladero y rodadero. No es transparente para la mayor parte de los hablantes el adjetivo y sustantivo majadero (de majar ‘importunar’).

7.9l Aunque su uso es desigual, permanecen en el español actual varios adjetivos derivados en -ndero. Unos proceden de formas en -ndarĭus que se crearon en latín sobre participios de futuro en -ndus, pero otros muchos se han formado en español sobre bases verbales. Varios derivados en -ndero se emplean también como sustantivos (§ 6.8d), a veces preferentemente: colgandero, curandero, guisandero, hacendero, hilandero, lavandero, paseandero, revelandero, sobandero (en Colombia y Venezuela), volandero. El uso adjetival de algunas de estas voces se considera ya arcaico, pero está vivo en otras:

Lucía traspasado por una volandera alegría doméstica (Lezama, Oppiano); Aunque quiera dar la impresión de que pedalea solo a ritmo paseandero, el alcalde Alberto Andrade está enfrascado en lo que, cada vez más, parece una carrera por la Presidencia (Caretas 4/9/1997).

 

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