Morfología

7.La derivación adjetival y adverbial

7.1 Introducción. Clases de adjetivos derivados. Sincronía y diacronía en la derivación adjetival

7.1a Son numerosos en español los adjetivos formados mediante sufijación a partir de palabras de distintas categorías. Casi todos estos derivados adjetivales proceden de sustantivos o verbos, pero algunos se derivan también de otras categorías. Entre las pautas más productivas están las siguientes:

A-ísimo / -ísima: caro > carísimo

A-oso / -osa: grande > grandioso

N-al: centro > central

N-ano / -ana: huerta > huertano

N-ar: espectáculo > espectacular

N-ario / -aria: banco > bancario

N-eño / -eña: ribera > ribereño

N-ero / -era: aduana > aduanero

N-ico / -ica: metal > metálico

N-ista: vanguardia > vanguardista

N-ístico / -ística: museo > museístico

N-ivo / -iva: deporte > deportivo

N-izo / -iza: paja > pajizo

N-oso / -osa: aceite > aceitos

V-ble: vender > vendible

V-dero / -dera: casar > casadero

V-dizo / -diza: huir > huidizo

V-dor / -dora: ensordecer > ensordecedor

V-nte: sorprender > sorprendente

V-oso / -osa: apestar > apestoso

V-(t)ivo / -(t)iva: decorar > decorativo

V-(t)orio / -(t)oria: definir > definitorio

A esos esquemas se agregan otros que se examinarán igualmente en este capítulo. Se presentarán como sufijos con formas alternantes los que admiten variación de género (como -oso/-osa, frente a -nte), pero, con el fin de no alargar la descripción, se mencionarán muchas veces solo en masculino los adjetivos que ilustran los paradigmas a los que pertenecen. En los § 1.6c-k y también en los § 5.1ñ-v y 8.2a-l, se exponen algunas de las diferencias conceptuales y metodológicas que se reconocen entre el análisis sincrónico y el diacrónico en el ámbito de la morfología léxica. Como en los capítulos anteriores, el análisis que se hará aquí de la derivación adjetival es fundamentalmente sincrónico. Aun así, se expondrán las diferencias objetivas a las que dan lugar estos dos puntos de vista, en especial en ciertos casos en los que apuntan en direcciones marcadamente distintas.

7.1b Aunque los derivados adjetivales se forman generalmente a partir de palabras, en ocasiones se construyen también estas formaciones a partir de locuciones nominales (§ 1.10b y 12.9l-t), como centrocampista (de centro del campo), medioambiental (de medio ambiente o medioambiente) o tercermundista (de tercer mundo). Con los adverbios bien y mal se forman los compuestos bienaventurado, bienhablado, biempensante, bienintencionado, bienquisto, bienvenido, malcarado, malhechor, malpensado, y otros similares que se describen en los § 11.9f-h. Estas formas son parasintéticas, ya que los verbos correspondientes no existen (*malpensar, *malcarar) o bien se registran con un uso muy limitado (bienaventurar, malquistar). Los adjetivos que constituyen compuestos (biblómano, germanófilo, plantígrado, rectilíneo, tusígeno, etc.) no se analizan tampoco en este capítulo, sino en el n.º 11.

7.1c De la expresión mal genio se deriva el adjetivo malgenioso (‘que tiene mal genio’), usado en Centroamérica y en parte de las áreas caribeña y andina, como en Siempre estás malgenioso o De pequeño era un niño malgenioso. En el área mexicana es más frecuente malgeniudo, que se forma sobre la misma base. De la locución verbal darle (algo) la gana (a alguien) se deriva en la República Dominicana el adjetivo medalaganario (‘caprichoso, antojadizo, arbitrario’), así como el adverbio medalaganariamente (‘arbitrariamente’). Existen otros casos similares, como valemadrista (‘irresponsable, despreocupado’), de Me vale madre, considerado vulgar en México. Se ejemplifican a continuación la mayor parte de estas voces:

Tengo miedo de que venga el acomodador incómodo […] el portero portátil, el malgenioso gerente del cine (Cabrera Infante, Habana); Creativo, profesional, tenaz, combativo, polémico, malgeniudo, reconocido por unos y rechazado por otros […] todo y eso fue Joserra (Universal [Méx.] 8/9/2006); Toda la gama de las incivilidades humanas se manifiesta cada día en nuestras calles y avenidas, por culpa del medalaganario actuar de los conductores (Listín Diario 5/1/2007); La mayor amenaza es esta sociedad ignorante valemadrista y corrupta (Porvenir 6/10/2007).

Pese a la existencia de casos como estos, la mayor parte de los derivados adjetivales proceden de unidades léxicas que constituyen una sola palabra.

7.1d Los adjetivos derivados admiten muchas interpretaciones semánticas, pero las fundamentales corresponden a las dos clases de adjetivos que se describen en el § 13.2g. Los que se consideran calificativos suelen denotar nociones como ‘semejanza’ (lechoso), ‘tendencia o propensión’ (asustadizo), ‘intensificación’ (grandísimo), ‘capacidad para llevar a cabo determinada acción’ (estimulante) o ‘capacidad para recibirla’ (lavable) y ‘posesión o existencia’ (fiebroso), entre otras semejantes. Los adjetivos relacionales, por su parte, se ajustan generalmente a la fórmula definitoria tradicional ‘relativo o perteneciente a’, como en histórico (‘relativo o perteneciente a la historia’), pero pueden adquirir muchos sentidos específicos en contextos diversos, como ‘procedente de algún lugar’ (característico de los adjetivos gentilicios, como colombiano), ‘partidario o defensor de algo’ (marxista) y otros significados que se analizan en el § 13.12.

7.1e Como se explica en los § 13.12q-w, muchos adjetivos relacionales (infantil en enfermedad infantil) pueden usarse como calificativos en ciertos contextos (reacción infantil), y un gran número de ellos admiten ambas interpretaciones (estilo cervantino), de forma que solo el contexto permite deducir cuál de las dos es la adecuada en cada caso particular. Aun así, dado que los sufijos tienden a especializarse en una u otra interpretación (lechoso ~ lácteo; musculoso ~ muscular; véase el § 7.13d), la mayor parte de ellos se han agrupado en este capítulo en secciones que atienden a esa predisposición. Ello no obsta para que se reconozca que los adjetivos relacionales pueden adquirir los significados que corresponden a los calificativos, y también que estos últimos admiten ocasionalmente usos característicos de los primeros. A lo largo del capítulo se distinguirán estas interpretaciones y se proporcionarán paráfrasis del significado de las voces que las ponen de manifiesto. Los adjetivos numerales derivados (octavo, noveno, vigésimo) se analizan en el § 21.4a.

7.1f Como en otros ámbitos de la morfología, surgen diferencias entre el análisis sincrónico y el diacrónico de los derivados adjetivales debido a que muchas de las alternancias morfofonológicas que se postulan en la morfología sincrónica no se consideran necesarias en la diacrónica, puesto que los étimos de las voces derivadas no coinciden necesariamente con formas del léxico actual, y a veces tampoco con formas léxicas reconocibles por el hablante. Los procesos de adaptación que la morfología sincrónica necesita reproducen a menudo (de forma natural unas veces, pero quizás un tanto forzada otras) procesos históricos que tuvieron lugar en latín o en diversas etapas de la evolución de nuestra propia lengua. Entre los muchos casos que ilustran este problema puede considerarse la forma calamitoso, que procede históricamente del adjetivo latino calamitōsus. Ahora bien, el hecho de que los hablantes relacionen calamitoso con calamidad, y no, en cambio, con su antecedente latino, es un argumento que se esgrime habitualmente desde la morfología sincrónica contemporánea (que pretende describir el sistema lingüístico actual y la forma en que los hablantes tienen acceso a él) para postular que este adjetivo se deriva del sustantivo calamidad a través de dos procesos: el primero es un tipo de haplología que se extiende a otras muchas voces derivadas (§ 7.3j, k), de forma que se omite el segmento -ad-: calamidad + -oso > calamid(ad)oso. El segundo, menos general, es el ensordecimiento de la -d- intervocálica: calamid-oso > calamitoso. Desde el punto de vista diacrónico se acepta que calamitoso se relaciona con calamidad, aunque no proceda históricamente de esa palabra. Como se explica en los § 1.6c-h, y también en los 5.1ñ y ss., en el análisis sincrónico se postula además que procede o que se deriva de ella. La formación de palabras se analiza, pues, sincrónicamente como proceso, tanto en los casos en que se reproducen evoluciones históricas como en los que se introducen nuevas derivaciones.

7.1g También en el ámbito de la derivación adjetival la irregularidad morfofonológica se explica muy a menudo desde la gramática histórica a través de las bases léxicas perdidas1.6e), es decir, teniendo en cuenta que algunas palabras derivadas se formaron históricamente a partir de voces que resultan desconocidas para el hablante actual. La morfología sincrónica evita esta línea de explicación y propone variantes alternantes distribuidas contextualmente. Ello permite, por ejemplo, derivar el adjetivo piadoso (lat. pietōsus, esp. ant. pietoso y piedoso) del sustantivo piedad. Como la pauta morfológica es N-oso, la forma esperable sería *piedad-oso, que no es palabra española. Para explicar esta irregularidad, la morfología sincrónica propone la variante alternante o supletiva piad(ad), restringida al contexto particular en el que se combina con el sufijo -oso para formar un adjetivo (en cierta forma, como en leche > lácteo y en otros muchos casos análogos).

7.1h Para formar el adjetivo derivado piadoso se aplican dos procesos morfofonológicos en el análisis sincrónico. El primero es la reducción haplológica que se describió en el caso de calamitoso. El segundo es la apertura de la vocal: piedad- > piad(ad)-. Aunque este segundo procedimiento no responde a ninguna pauta regular conocida en la morfología actual del español, reproduce un proceso que la lengua experimentó hace siglos, puesto que la forma piadad está ampliamente documentada en textos antiguos: Su Majestad desde lo interior del alma hace crecer la centella que dijimos ya, movido de piadad de haberla visto padecer tanto tiempo (Santa Teresa, Moradas). Así pues, desde el punto de vista diacrónico, el adjetivo piadoso es un derivado regular del sustantivo antiguo piadad, mientras que desde el punto de vista sincrónico se deriva de una base alternante del sustantivo actual piedad. Los especialistas en morfología sincrónica entienden que la alternancia piedad ~ piadad debe postularse como parte de la descripción de esta voz en el español actual, puesto que el sustantivo que los hablantes relacionan con piadoso es piedad, no piadad. La polémica permanece viva en la lingüística contemporánea, ya que varios autores que defienden la interpretación histórica de los procesos derivativos no consideran legítimo presentar como actual un proceso fonológico que tuvo lugar hace siglos, o introducir en el sistema reajustes morfofonológicos que no pueden generalizarse. Se aplican consideraciones análogas a otros muchos casos que se analizan en el capítulo anterior y en el siguiente.

7.1i Las raíces supletivas constituyen, como se ha explicado, un recurso analítico característico de la morfología sincrónica, a la vez que innecesario en la diacrónica. El análisis sincrónico no puede prescindir de él porque representa una solución al problema de salvar la brecha existente entre las formas que presentan los segmentos radicales (por ejemplo, cív- en cívico) y las bases léxicas que los hablantes toman como referencia (en este caso, ciudad). Repárese, en el mismo sentido, en que cualquier hispanohablante relaciona el adjetivo comestible con el verbo comer. Esta relación solo puede establecerse morfológicamente si se postula una base supletiva comest- para dicho verbo, como se defiende en la morfología sincrónica. La explicación histórica de la alternancia no coincide con este punto de vista: en el latín tardío se formó comestibĭlis sobre el participio comestum del verbo latino comesse, que primero significó ‘devorar’, frente a esse ‘comer’, y luego pasó a ocupar el lugar de este. Desde la gramática sincrónica se hace notar que este análisis traza correctamente la historia de la palabra, pero no permite relacionar comestible con comer. Esta relación es necesaria en la descripción lingüística, ya que, como se ha explicado, todos los hablantes la establecen.

7.1j Tomando como apoyo esta clase de razonamientos, se han postulado numerosas bases supletivas en el análisis sincrónico de las alternancias morfológicas. Entre los muchos ejemplos de suplencia que cabe señalar en la derivación de adjetivos a partir de nombres están los siguientes:

capit- para cabeza en capital (no así en cabezudo); civ- para ciudad en cívico (no en ciudadano); diabol- para diablo en diabólico; dominic- para domingo en dominical; lacrim- para lágrima en lacrimal; later- para lado en lateral; lumb- para lomo en lumbar; nebul- para niebla en nebuloso (no en neblina, de donde se deriva regularmente neblinoso); nomin- para nombre en nominal; polvor- para polvo en polvoriento; tabul- para tabla en tabular.

Como se ve, no existen los adjetivos *diáblico, *domingal, *niebloso o *polviento. Algunos de ellos podrían acaso formarse regularmente, pero el hecho de que existan las voces citadas impide la creación de estas otras hipotéticas, que tendrían un significado idéntico al de las formas documentadas. El fenómeno por el que cierta voz existente impide la creación de otra palabra con un significado idéntico (o interviene en alguna medida en que no se cree) se ha denominado bloqueo en la teoría morfológica moderna. Las bases nominales anteriores representan formas latinas (civ-ĭcus, nebul-ōsus, etc.) de las que se obtienen voces españolas. Otras veces, las bases supletivas tienen un origen etimológico distinto al de las formas con las que se asocian sincrónicamente, como en el caso del adjetivo fraternal (asociado con hermano), que se deriva de la forma latina frater, y en otros muchos similares.

7.1k Se ha señalado en varias ocasiones que resulta a veces difícil decidir cuándo deben postularse bases supletivas en la morfología sincrónica. El adjetivo cómico se deriva de la forma latina comĭcus, a su vez procedente del griego kōmĭkós. Cabe pensar que la asociación entre cómico y comedia se puede establecer en el análisis sincrónico mediante conexiones léxicas de naturaleza no morfológica (en el sentido de ‘no segmental’, es decir, ‘sin la intermediación de un segmento morfológico aislable’). Siguiendo esta línea alternativa de análisis, algunos autores han sugerido que, si las conexiones léxicas necesarias para dar cuenta del significado de las palabras se establecieran fuera de la morfología, se evitaría la proliferación de variantes léxicas ad hoc que resultan difíciles de justificar. Así, suele asociarse semánticamente el adjetivo asequible con los verbos adquirir o alcanzar, pero se reconoce de manera general que es el léxico (entendido como componente del análisis gramatical del idioma), más que propiamente la morfología, el ámbito gramatical al que parece corresponder esa relación semántica. Desde ese punto de vista, el adjetivo asequible, que procede de assequibĭlis, formado a su vez sobre el verbo assěqui (‘alcanzar, conseguir’), no mantiene ninguna relación estrictamente morfológica con ningún verbo del español actual. Tampoco es posible, desde el punto de vista sincrónico, asociar morfológicamente rugoso (lat. rugōsus) con arruga, aunque la conexión se establezca en la conciencia lingüística de los hablantes. En general, el grado en que las bases léxicas supletivas deban o puedan alejarse de sus correlatos históricos (o en general formales) es una cuestión muy polémica en la teoría morfológica contemporánea, además de uno de los factores que con más claridad oponen la concepción histórica y la descripción sincrónica de esta parte de la gramática. Se abordan otros aspectos de este problema en los § 5.1ñ-p.

7.1l Se explica en el capítulo 1 que no todo segmento morfológico situado entre la base y los morfemas de flexión es necesariamente un sufijo en la morfología sincrónica, ya que puede corresponder a un antiguo sufijo, sea español o latino, que ha dejado de considerarse como tal. En estos casos se percibe la existencia de un paradigma, aunque el análisis sincrónico no permite establecer generalizaciones sobre él. Son muchos los ejemplos de este fenómeno que muestra la derivación adjetival. Lo ilustra claramente el segmento -il que puede reconocerse en contráctil, difícil, dócil, portátil, etc. En efecto, el latín creó un gran número de voces con el sufijo -ĭlis a partir de verbos: de docēre se formó docĭlis; sobre agĕre, agĭlis; sobre facĕre, facĭlis y sobre ducĕre, ductĭlis, entre otras muchas formaciones análogas. De esos derivados latinos proceden los adjetivos españoles correspondientes (dócil, ágil, fácil y dúctil). Entienden algunos gramáticos que en un reducido número de casos tienen sentido en la morfología sincrónica esquemas como V-il (portar > portátil; contraer > contráctil; retraer > retráctil; mover > móvil) y N-il (tacto > táctil; bolsa > bursátil; agua > acuátil, los dos últimos con base alternante). En otros muchos casos (dócil, fértil, lábil, núbil, símil, etc.), la terminación -il no puede ser considerada sufijo en la gramática del español, ya que no permite segmentar las raíces que corresponderían a tales derivados. Aun así, como casi todas estas voces coinciden en denotar capacidad o predisposición hacia algo, algunos autores analizan su terminación como segmento de carácter no morfemático, es decir, de forma similar a -ducir, -mitir y otras raíces mencionadas en los § 5.2f, p.

7.1m Muy similar es el problema que plantea en la morfología sincrónica el paradigma de adjetivos esdrújulos terminados en -ido y derivados directamente de otros en -ĭdus que el latín formó a partir de verbos en -ēre:

hórrido (de horrĭdus, formado sobre horrēre); lánguido (de langĭdus, formado sobre languēre); lívido (de livĭdus, formado sobre livēre); rígido (de rigĭdus, formado sobre rigēre); sórdido (de sordĭdus, formado sobre sordēre).

Ilustran el mismo fenómeno los adjetivos acabados en -urno (diurno, nocturno, taciturno), -undo (errabundo, fecundo, nauseabundo, rubicundo, vagabundo), -az (audaz, mendaz, procaz, suspicaz), entre otras terminaciones que algunos gramáticos consideran morfemas en el español contemporáneo, y otros tan solo segmentos que representan restos de antiguos sufijos latinos.

7.1n La conciencia que los hablantes tengan del léxico que usan es, como se explica en el § 1.6i, un factor muy relevante en la interpretación de los procesos morfológicos, aun cuando es difícil establecer generalizaciones sobre los mecanismos que actúan en cada caso. Muchos hablantes relacionan contundente con contundencia, pero solo algunos asociarán el adjetivo con el verbo contundir, poco usado en la actualidad: Lo sostengo mientras escuchamos las sirenas que contunden la percepción (Martín Campo, Carreteras). Este verbo procede de la forma latina contundĕre, de la que se formó el participio contundens, -ntis. La relación entre contundente y contundencia es similar a la que se reconoce entre arrogante y arrogancia, diligente y diligencia, prudente y prudencia y otros muchos pares similares (§ 5.11b). En todos estos casos se pasa por alto —justificadamente, desde la sincronía, pero no tanto desde la historia de la lengua— el hecho de que varios de los adjetivos en -ente citados fueran participios de presente de verbos latinos que no poseen correlatos en el español actual. Como se ve, la morfología sincrónica introduce asociaciones léxicas que pueden no tener justificación en la etimología, pero parecen ser reales en la conciencia lingüística de los hablantes (§ 7.1f).

 

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