crotálico

Se documenta por primera vez con la acepción 'perteneciente o relativo a los crótalos (| instrumento musical de percusión compuesto por dos piezas cóncavas de madera o de metal que se toca habitualmente sujetándolo por el pulgar con el cordón que une ambas partes, que se hacen chocar con los restantes dedos de la mano)' en 1792, en la  Impugnacion literaria a la Crotología erudita, ó Ciencia de las Castañuelas , publicada bajo el seudónimo de Juanito López Polinario, que encubre a J. Fernández de Rojas, también autor de la  Crotología erudita , publicada ese mismo año, y no vuelve a atestiguarse hasta 1897, en un artículo de J. Zahonero publicado en  Madrid Cómico (Madrid) , con el título "La juerga de honor". Con la acepción 'típico o característico de un crótalo (|serpiente venenosa americana que tiene en el extremo de la cola una serie de anillos córneos con los que emite un sonido de aviso o alerta)' se atestigua  en un artículo de 1927 de César Vallejo titulado "La Gioconda y Guillaume Apollinaire", donde se emplea en sentido figurado, y no vuelve registrarse hasta 1981, en un artículo publicado en  ABC (Madrid) . Como 'perteneciente o relativo al crótalo (|serpiente venenosa americana que tiene en el extremo de la cola una serie de anillos córneos con los que emite un sonido de aviso o alerta)' se documenta por primera vez 1931, en Serpientes venenosas de Costa Rica: Sus venenos. Sueroterapia anti-ofídica, de C. Picado Twight.

Este adjetivo, raro, se documenta, con la acepción 'perteneciente o relativo al crotal (׀ placa o dispositivo de identificación y control sanitario del ganado que se fija generalmente en las orejas y queda visible)', en 2014, en una noticia publicada en Europa Press (Madrid).