sable

Diccionario histórico de la lengua española (2013- )

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sable s. (1350-1941)
sable, sabre
Etim. Voz tomada del francés sable, atestiguada en esta lengua desde 1150 con el valor de 'roca sedimentaria blanda, constituida de pequeños fragmentos que provienen de la disgregación de rocas de naturaleza diversa' y, como 'arenal' desde 1200; y esta, a su vez, del latín sabulum (véase TLF, s. v. sable).

Se documenta por primera vez, en la acepción de 'terreno arenoso y extenso situado generalmente a orillas del mar o de un río', alrededor de 1350, en las Sumas de la historia troyana de Leomarte y se atestigua con cierta regularidad hasta finales del siglo XVI; a partir de ese momento parece caer en desuso. Con el valor de 'conjunto de partículas disgregadas de las rocas que se acumulan generalmente a orillas del mar, de un río o en el desierto' se atestigua en 1609, en el Tesoro de las dos lenguas, francesa y española de Oudin, como equivalente del francés sable; no obstante, como se puede deducir de los testimonios espigados, la voz parece mucho más frecuente en la costa cantábrica española: así, se registra ya en 1742 en las Cartas eruditas y curiosas de B. J. Feijoo y se marca como vocablo propio de esta zona en la edición del DRAE de 1803, así como en el Diccionario marítimo español (1864) de Lorenzo, Murga y Ferreiro.

Como 'terrón húmedo de forma alargada' se recoge en 1983, en el Atlas etnográfico de Aragón, Navarra y La Rioja (1983) dirigido por M. Alvar.

  1. ac. etim.
    s. m. Esp Terreno arenoso y extenso situado generalmente a orillas del mar o de un río.
  2. Acepción en desuso
  3. s. f. Esp Conjunto de partículas disgregadas de las rocas que se acumulan generalmente a orillas del mar, de un río o en el desierto.
  4. Acepción lexicográfica
  5. s. m. Esp: Or "Terrón húmedo de forma alargada" (Alvar, ALEANR X-XII-1983).
sable2 s., adj. (1440-)
sable
Etim. Voz tomada del francés sable, atestiguada en esta lengua desde alrededor de 1170 con el valor de 'piel de la marta cibelina' y como 'color negro' desde aproximadamente 1240; este uso se explica por el color negro de la piel de las martas cibelinas, puesto que les escudos se recubrían de pieles de diversos colores y la piel más apreciada de la este animal o bien era de ese color o se teñía habitualmente de él (DECH, s. v. cibelina). Según el TLF (s. v. sable2), la voz pudo tomarse de ruso sobol.

Se documenta por primera vez, en la acepción de 'color negro que, en el grabado, se representa mediante una cuadrícula de trama pequeña, formada por líneas verticales y horizontales entrecruzadas ', hacia 1440, en La cadira del honor de J. Rodríguez del Padrón; este vocablo, propio del ámbito de la heráldica, se consigna ya en 1607 en el Tesoro de las dos lenguas francesa y española de Oudin. En el Libro intitulado Nobiliario vero de F. Mejía (1477-1488) se percibe la confusión entre el significado de sable ('negro') y sinople ('verde'). Como adjetivo, ofrece escasos testimonios desde su primera documentación, localizada en 1627, en el Poema del asalto y conquista de Antequera de R. Carvajal y Robles.

  1. ac. etim.
    s. m. Heráld. Color negro que, en el grabado, se representa mediante una cuadrícula de trama pequeña, formada por líneas verticales y horizontales entrecruzadas.
  2. Acepción en desuso
  3. adj. Heráld. [Color] Negro.
sable3 s., adj. (1728-)
sable, sabre, sablecillo, sablón
Etim. Voz tomada del francés sabre (antes, sable) y esta del alemán antiguo sabel, proveniente a su vez del húngaro száblya, acaso a través del polaco szabla (DECH, s. v. sable y DHLF, s. v. sabre).

Se documenta por primera vez, como 'arma blanca parecida a la espada, algo curvada y generalmente de un solo filo', en las Ordenanzas de Su Magestad para el régimen, disciplina, subordinación y servicio de la Infantería, Cavallería y Dragones (1728). A partir de este momento, el vocablo goza de una variada documentación, si bien la aparición de nuevas armas explica que, a partir del siglo XIX, su uso vaya desplazándose hacia el terreno literario. A partir del siglo XVIII comienza a adquirir protagonismo en el ámbito de la esgrima como 'arma blanca parecida a la espada, generalmente de un solo filo y con cazoleta'; con este valor se registra en 1758, en El arte de esgrimir florete y sable de N. Perinat. A partir de este valor surge, ya en el siglo XIX, la acepción de 'modalidad de esgrima que se practica con sable', según se comprueba por primera vez en un artículo de la Gazeta del Gobierno de México (México) en 1822. En el Diario de un viaje a Salinas grandes (1810), de P. A. García, se atestigua asimismo su empleo como sinónimo de machete ('arma blanca corta, pesada, de hoja ancha y con un solo filo, más larga que la daga y más corta que la espada'), acepción que parece ceñirse a parte de Argentina y Perú. Su uso, circunscrito al dominio de la tauromaquia, como sinónimo de estoque ('arma blanca de hoja larga ligeramente curvada en su último tercio, con punta aguda, usada por los toreros para matar a los toros'), se documenta ya en un artículo publicado en Boletín de Loterías y Toros (Madrid) en 1872.

En diferentes obras (esencialmente, en nomenclaturas ictiológicas y diccionarios) se documenta el uso de esta voz, a partir de 1836 (en el Diccionario provincial de voces cubanas de Pichardo), para designar diferentes peces marinos (singularmente, el Trichiurus lepturus) en Colombia, Cuba, Puerto Rico y España. A partir de 1841, se emplea, gracias a la actuación de la metáfora, como ‘poder ejercido por la fuerza de las armas’, como se muestra en De las asambleas deliberantes, de N. Pastor Díaz. Al menos desde 1842 (fecha en que se registra en el Arte de aparejar de B. Villarino) se conoce en el léxico marítimo como denominación de una 'pieza plana de madera o plástico que sirve para hacer más resistentes algunas velas'. La metáfora justifica, a su vez, su utilización como sinónimo de pene, empleo atestiguado por vez primera en la Parodia cachonda de "El diablo mundo" (a1843) de J. de Espronceda (con el seudónimo Alonso de Montado). También se utiliza sable para denominar al 'miembro del ejército que no pertenece a la clase de tropa', como muestra la Historia de la Guerra Civil (1868) de A. Pirala. La acepción de ‘obtención de dinero mediante peticiones reiteradas y sin propósito de reintegrarlo' se registra por primera vez en un artículo publicado en Madrid Cómico en 1883 y, posteriormente, en Miau de B. Pérez Galdós (1888). Finalmente, y con la acepción de ‘[persona] molesta y aburrida’ se registra ya en el Vocabulario andaluz (1951) de Alcalá Venceslada (que lo consigna como sustantivo) y, posteriormente, figura en el Primer viaje andaluz (1959) de C. J. Cela. Sable bayoneta se registra también como el 'arma blanca larga que sustituye, en algunas armas de fuego, a la bayoneta', en 1845, como apunta C. Giménez Sandoval en "Apuntaciones sobre los cuerpos de lanceros franceses, y sobre el uso de pistones en la infantería" publicado en El Boletín del Ejército (Madrid)

En diversos repertorios lexicográficos se atestiguan una serie de locuciones verbales propias de Cuba, como colgar el sable ('abandonar una actividad o desistir de un proyecto o empresa', según el Diccionario de americanismos, 2010); guindar el sable ('morir', según el DRAE-2001, o ‘dejar de hacer eso’, de acuerdo con el Diccionario de Sánchez-Boudy, de 1978); limpiar el sable (‘realizar el acto sexual’; 1988, El habla del pago de J. M. Obaldía) y sacar un sable ('revelar algo sobre alguien para perjudicarlo', según el Diccionario de americanismos, 2010).

Ruido de sables, en la acepción de ‘amenaza velada de rebelión, de algunos miembros de las fuerzas armadas, contra el poder constituido’, se documenta en un artículo de 1881 de La Época (Madrid). Sable bayoneta, con la acepción 'arma blanca larga que sustituye, en algunas armas de fuego, a la bayoneta', se documenta en 1845, en un artículo de C. Giménez Sandoval publicado en El Boletín del Ejército (Madrid).    

 

Notas filológicas

Aunque algunas fuentes arrojan testimonios del vocablo en la primera mitad del siglo XVI, debemos desechar estas documentaciones; en primer lugar, se registra sable en algunas ediciones de la tercera de las Cartas de Relación de Cortés (fechada en 1522), como la debida a M. Hernández (1988) incluida en el CORDE, en tanto que otros editores mantienen la lectura dalle ('guadaña'), que no solo es la apropiada al contexto (frente a sable, que resulta anómala: "que nos mataron un caballo con un sable que uno traía hecho de una espada de las nuestras"), sino que, además, es la que se atestigua en el manuscrito del XVI conservado en la Biblioteca Nacional (ms. 3020, fol. 210v) y en el facsímil del Codex Vindobonensis S.N. 1600 (fol. 165v), donde se menciona el impreso de Sevilla de 1523, así como en las ediciones canónicas de los siglos XVIII y XIX (como las publicadas en 1749 por González de Barcia, Historiadores primitivos de las Indias Occidentales, I, p. 115;  la de F. A. Lorenzana, 1770, p. 293; o la de E. Vedia, Historiadores primitivos de Indias, de 1852, I, p. 87). Por otra parte, en una Probanza sobre los méritos y servicios de Juan González Ponce de León (editada por A. Tió en 1961), se lee igualmente que, en un fiero combate, "lo vimos todos como andava el toro con la cosa alanceando el sable a aquellos caciques y yndios"; no obstante, la consulta del manuscrito en el Archivo General de Indias muestra que el texto reza "alançeando con el dalle aquellos caçiques e yndjos". La documentación posterior del término en francés, lengua transmisora de la palabra para el español (que en 1598, según el DHLF, se empleaba en este idioma con el significado de ‘látigo’ y no conocerá la acepción de ‘arma blanca’ hasta 1629), constituye ya un indicio del carácter espurio de estos ejemplos, si bien, si se apuntan otros testimonios válidos, podríamos hallarnos, como sugiere Varela Merino (Los galicismos en el español de los siglos XVI y XVI, 2009, p. 190), ante muestras aisladas de penetración ocasional del vocablo, que no volvería a atestiguarse en español hasta dos siglos más tarde.

  1. ac. etim.
    s. m. Arma blanca parecida a la espada, algo curvada y generalmente de un solo filo.
  2. 1⟶restricción significado
    s. m. Esgrim. Arma blanca parecida a la espada, generalmente de un solo filo y con cazoleta.
  3. Acepción en desuso
  4. 1⟶transferencia cohipónimos
    s. m. Ar Pe Arma blanca corta, pesada, de hoja ancha y con un solo filo, más larga que la daga y más corta que la espada.
  5. 2⟶metonimia
    s. m. Esgrim. Modalidad de esgrima que se practica con sable.
  6. 1⟶metáfora
    s. m. Cu Co PR Esp Pez marino de hasta 2 metros de longitud, de cuerpo largo y comprimido, piel de color plateado y generalmente sin escamas. Nombre científico (Familia) : Trichiuridae ; especialmente el Trichiurus Lepturus.
  7. 1⟶metáfora
    s. m. Poder ejercido por los militares con la fuerza de las armas.
  8. s. m. Mar. Pieza plana de madera o plástico que sirve para hacer más resistentes algunas velas.
  9. Acepción en desuso
  10. 1⟶metáfora
    s. m. Órgano copulador y miccionador del hombre y de algunos animales de sexo masculino.
  11. Acepción en desuso
  12. s. m. Miembro del ejército que no pertenece a la clase de tropa.
  13. 1⟶transferencia cohipónimos
    s. m. Taurom. humor. Arma blanca de hoja larga ligeramente curvada en su último tercio, con punta aguda, usada por los toreros para matar a los toros.
  14. 1⟶metáfora
    s. m. coloq. Obtención de dinero mediante peticiones reiteradas y sin intención de reintegrarlo.
    1. s. Frecuentemente, en un complemento con de del verbo vivir.
  15. adj. Esp: Merid (And) [Persona] Molesta y aburrida.
colgar el sable
    Acepción lexicográfica
  1. loc. verb. Cu "Abandonar una actividad o desistir de un proyecto o empresa" (ASALE, DiccAmericanismos-2010).
guindar el sable
    Acepción lexicográfica
  1. loc. verb. Cu "Abandonar una actividad o desistir de un proyecto o empresa" (ASALE, DiccAmericanismos-2010).
  2. Acepción lexicográfica
  3. loc. verb. Cu coloq. "Morir" (RAE, DRAE 22.ª ed.-2001).
limpiar el sable
  1. loc. verb. Ur Realizar el acto sexual.
sable bayoneta
  1. s. m. Arma blanca larga que sustituye, en algunas armas fuego, a la bayoneta.
sacar un sable
    Acepción lexicográfica
  1. loc. verb. Cu "Revelar algo sobre alguien para perjudicarlo(ASALE, DiccAmericanismos-2010).
pez sable
  • s. m. Pez de hasta 2 metros de longitud, de cuerpo largo y comprimido, piel de color plateado y generalmente sin escamas. Nombre científico (Familia): Trichiuridae; especialmente el Trichiurus Lepturus.
ruido de sables
  • s. m. Amenaza velada de rebelión, de algunos miembros de las fuerzas armadas, contra el poder constituido.

Diccionario histórico del español de Canarias

También en esta página: DHLE (2013- )
jable, hable, jabre, sable, xable

 

jable, hable, jabre, sable, xable. (Del fr. sable, o bien del port. saibro, gall. xabre). m. Arena fina de la playa, especialmente cuando es blanca. Tb. la de origen volcánico, más o menos gruesa, según los lugares, que tiene la propiedad de conservar la humedad de la tierra y se usa por ello para preparar las huertas para la siembra. Tb. el terreno con este tipo de arena.

                28-v-1544 (1996) Documentos episcopales i (p.97): Otrosí, cuando el especial mandato del licenciado Calderón que habla en venirse los moriscos a vivir a esta villa, mandamos que se entienda y ejecute en los que viven en el jable y no tienen en este pueblo estancia ni morada por la mayor parte del año [...]. 10-i-1581 (1975) Acta del Cabildo i (p.231): Que porque en la visita que por su persona hizo en estos días pasados, halló e vio que en el término de Tihuya está totalmente damnificado y perdido de estar cubierto de mucha cantidad de arena y jable, que es tierra inútil que, como es notorio, en cualquier parte de las de esta isla, donde la hay, no cría ni produce yerbas ni otro pasto que sea de provecho [...]. h1590-1602 (1977) Abreu Galindo Historia (lib. 2º, cap. viii, p.176): [...] lo agasajó y le dio donde viviese, en la punta del Xable Gordo, en Jandía, en la isla de Fuerteventura.

                11-vii-1614 (1993) Juan de Higueras (escribano) (p.108): Tomé Rodríguez y María de Jesus, vecinos de Lanzarote (esposos) vendemos a Alonso de Jerez Cardona, vecino de esta isla, 16 fanegadas de tierra de sembradura en el jable de Soo a precio cada una de 50 reales [...]. 10-xi-1614 (1993) Ibídem (p.76): Item un cortijo con casas, cercado y mareta y era y 40 fanegas de tierra bermeja y jable, que el dicho cortijo es el Cortijo de las Veguetas, que es junto a Tamia, que lindan por una parte los caminos que van de esta villa a Tiagua y de allí a la pared [...]. 29-vii-1618 (2003) Quintana Castrillo (48, p.93): [...] y asímismo la mitad de otras tieras que son en el Hable, que nosotros ubimos y conpramos un pedaso de ellas de Marsial Ruis, y las otras, que yo la dicha Jacomina Rodrigues traje en dote. 15-x-1618 (2003) Ibídem (151, p.200): Sepan quantos esta carta de venta real vieren, como yo, Juan de Herera, vesino desta ysla, otorgo y conosco por esta presente carta, que bendo realmente y con efecto agora e para siempre jamás, a Melchor de Castro, vesino desta ysla, para para (sic) el susodicho y sus hijos y nietos y susesores presentes y por benir, y para los que de lo de ellos ubiere causa, título o rozán (sic), en qualquier manera, es a saber, sinco fanegadas de tierra de pan sembrar [...] que linda por una parte con tieras de la señora Marquesa desta ysla; y por otro lado, tieras de Olaya Pérez, y por otro, con el hable del pueblo, las quales os bendo con todas sus entradas y salidas, usos y costumbres y serbidumbres [...]. 9-x-1619 (1993) Juan de Higueras (escribano) (p.220): Juan Cabrera Sanabria, vecino... vendo a Cosme Fernández de Lima, vecino... 4 fanegadas de tierra de sembradura en el Hable donde llaman los Piquillos... por 150 reales de plata nuevos. 18-xii-1646 (1934) Inclán Volcán de lp (p.83): [...] y en más de dos leguas en contorno llouiendo ceniças y jables, que son piedras muy menudas quemadas. Ibídem (p.84): [...] y en tres leguas en contorno ha llovido tanta piedra y jable, que dexa perdida toda aquella parte [...]. 1-ii-1647 (1960) Acuerdo Ayuntamiento s.c.l.p. (p.287): [...] y, asimismo, los colmenares que había en aquellas partes quedaron destruidos con el dicho fuego, arena y jabre, y falto de flores para sustento de las avejas. 17-i-1677 (1967) Acuerdos del Cabildo de Fv ii (154, p.104): El lunes 25 se hará apañada en el corral de la Oliva desde el barranco de Río Cabras a Sotavento [...]. El viernes desde el jable de Jandia al Valle de Janeje.

                1776 (1991) Compendio brebe (p.19): [...] y desde la ría (jable de arenas blancas) que divide toda la Ysla desde el naciente [...]. 1779 (1983) Urtusáustegui Diario (p.50): Apenas se ve tierra que no sea de jable o arenosa. Tal es la causa de no encontrarse aguas vivas, y con todo es a propósito para toda criazón de ganado. Ibídem (p.66): Ellas comúnmente andan descalzas [...]. Como la mayor parte del piso de esta Isla es de jable y volcanes muy ásperos, causa grande admiración verlas el modo tan libre cómo caminan sin que se les perciba la menor incomodidad [...]. 1799-1812 (1982) Viera y Clavijo Diccionario (pp.48-49): Arena [...]. La arena blanca, movediza, compuesta de fragmentos de conchas y de piedras calcáreas que hacen efervescencia con los ácidos, y de que se pudiera hacer cal. Tal es el arenal del Puerto de la Luz, y su arrecife en Canaria; y el famoso e inconstante jable de Lanzarote.

                1815 (2003) Álvarez Rixo Torre del Águila (p.38): La ensenada y playas que forman el Puerto es de movida arena blanca llamada jable por los naturales, quizá sea vocablo normando, corrompido por decir sable, arena. 1846-66 (1982) Álvarez Rixo Historia del Puerto de Arrecife (p.230): [carta de 1824] La dirección del volcán es hacia el mar del Norte casi al mismo origen del Jable. (En nota: Jable llaman así la Arena blanca la cual se comunica desde la vecina África pr. el fondo del mar. Su nombre en castellano es Sable. Vid. Dicc. de la Lengua. v. Sable). c1865 (1996) Álvarez Rixo Lenguaje antiguos canarios (tlec ii, p.1568): Jable o Xable. Morro. Pero la voz jable es colectiva de toda reunión de arena blanca movediza, derivada de la francesa «sable», que le hubieron de imponer los primeros conquistadores normandos, y los isleños la modularon a lo africano, pronunciándola guturalmente jable. c1865 (1996) Álvarez Rixo Voces (tlec ii, p.1568): Jable o Xable, s.m. Voz indíg[ena]. Grande estensión de arena blanca amarillosa y movediza. Se usa el vocablo en las Yslas de Lanzarote y Fuertevª. En castellano a esta especie de arena llaman «sable», pero en Andalucía con la distinción de ser de la movediza amontonada a merced del viento, dicen Algaida. 30-ix-1868 (2005) Álvarez Rixo Obra periodística [«Fuerteventura», El Time (Santa Cruz de La Palma), nº 249] (p.317): Interin se ocupaba la gente en tal faena, fuimos paseando hácia el E. de aquella costa, donde está la modesta ermita de Ntra. Sra. del Buen-viaje, contigua á un especie de arrecife, el cual hasta los primeros años del presente siglo servia de seguro puerto y carenero de algunas naves del cabotaje que solian guarecerse allí de los corsarios ingleses; pero que los habitantes de Fuerteventura insensibles á las conveniencias de su patria, han dejado cegar de arena blanca (jable) por no dedicarse á limpiarlo en ciertas épocas; y hoy dia, apenas sirve este importante puerto para lanchas. 8-ix-1880 García Ramos Sobre el origen de los guanches (p.267): Jable podrá ser nombre de un caserío de la Palma; pero el significado general de esta voz en Canarias, como en África, es el de «arenal». Bien conocidos son los jables de Fuerteventura, Lanzarote, etc. 1880 Pizarroso Vocabulario guanchinesco (p.160): Médano, cerros o terraplenes de arena blanca movediza, llamada jable que abunda en Lanzarote y Fuerteventura. c1887 (1991) Castañeyra Memoria (p.89): Jable. Arena blanca. a1887 (1993) Maffiotte Glosario (p.90): Jable. s.m. Arena blancuzca amarillenta muy común en Canarias, donde forma dunas (Lanzarote). 1900 (1993) Arribas A través de las Islas Canarias (p.275): El referido jable es una corriente contínua, casi siempre en la misma dirección, compuesta de finísimos granos de arenas y microscópicas conchas foraminíferas sumamente ligeras, que el viento hace marchar con suma facilidad y son procedentes del mar, saliendo del punto llamado Hamarra, al Norte de la isla [de Lanzarote].

                15-vi-1907 (2002) Hernández Pacheco Campos de lava (p.201): La estrecha planicie que tiene, está cubierta a grandes trechos por blancas arenas voladoras de naturaleza calcárea, o sea, por jable, empleando la locución del país, arenas que forman pequeñas playas a uno y otro lado de la punta. 1907 (1988) Guerra Al «jallo» (p.126): Luego aquel arenal inmenso, el jable, que aislaba completamente la ranchería. 1908 Franchy Cómo se habla en Canarias: En Fuerteventura se llama a la arena jable, lo cual debe de ser corrupción del francés «sable»; cosa no extraña, si se tiene en cuenta que los primeros conquistadores de aquella isla fueron los normandos de Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle. 1908 (1989) Guerra El justicia del llano (p.119): En muchas leguas a la redonda, en todo el jable, no había caseríos. Un cortijo acá y otro allá, pero tan distantes, que era muy posible que sus moradores no se hubiesen visto ni un[a] sola vez en la vida. 1926 (1980) Guerra Sin camino (p.47): Unas siete fanegas de jable [...]. La arena, color de oro, en estío bien soleada, en los meses invernales empapada por el agua de lluvia, tornábase oscura, ahogando todo rumor. Pero ¡en verano! El jable revivía, como si resucitara. 1928 Rial Maloficio (p.15): La luna sanjuanera recortaba limpiamente las sombras y bruñía la arena fina del jable, haciéndola plata. Lejos sonaban las notas del timple de una parranda de magos, que se alejaba. 1928 Rial Sed (p.71): Y todo a lo largo, leguas y leguas por la costa, hasta Puerto-Cabras, se extendía el jable amarillento de arena, de un tono pálido oro mate. 1929 (1988) Darias Noticias Hi (p.200): Como la mayor parte del piso de esta Isla es de jable y volcanes muy ásperos, causa grande admiración verlas el modo tan libre como caminan, sin que se les perciba la menor incomodidad [...]. 1941 Álvarez Delgado Miscelánea (p.99, n.35): Igual evolución tiene el canarismo de uso actual jable, incluído en varias toponimias, y que tiene el valor de «arena, lava, piedra volcánica en descomposición». Esta forma no es otra cosa que un galicismo: conservación del francés «sable» = arena; sin que pueda tomarse en serio la consideración de Juan B. Lorenzo, que la da como forma guanchinesa. 1946 Álvarez Delgado Ecero (p.154): Aparecen en el uso y en topónimos las dos formas sables y jables, para designar como en las otras islas las arenas o lavas volcánicas. 1946-49 (1973) Arozarena Mararía (p.155): Por la llanura de jables y caliches corrían las sombras de los montes como tres dedos negros. 1951 (1995) Álvarez Cruz Retablo isleño (p.147): Sobre los jables del Sur, el camello es una interrogación que no halla respuesta. Ibídem (p.189): Un perrillo color jable y hocico puntiagudo da vueltas recelosas a su alrededor. 1958 Loynaz Verano en Tf (p.212): Y en las socavaduras de sus riscos se encuentra una como espuma de lava que llaman jable, la cual sirve al tubérculo para desarrollarse en medio templado; es como un toldo que se le echa encima para protegerlo del sol. 1959 (1960) Hernández Martín Sancocho (p.115): Pepito tenía algunas perras toavía, y en la chocha que hubía comprao pá vender por esos jables, podían darse un saltito arría, antes que se jisiera más tarde.       

¨La palabra jable fue incorporada al drae por la Academia, en 1984, localizada en Canarias. En el drae-01 se define como «Arena volcánica con la que se cubren ciertos cultivos para conservar la humedad de la tierra». Entre los ejemplos que figuran en el Fichero general, y que pudo haber tenido en cuenta la Comisión de diccionarios para aceptar la inclusión de este lema, aparece una cita extraída de la obra Síntesis fisiográfica y geológica de España, de Eduardo Hernández-Pacheco, científico que en 1907 había sido designado por la Real Sociedad Española de Historia Natural como integrante de una expedición encargada del estudio de los volcanes de Lanzarote: «El extremo septentrional de la isla es de costas bajas e invadido por el jable» (Madrid, Junta para ampliación de estudios e investigaciones científicas, 1932, p.473). También en el dea ii se encuentra recogida como voz regional, con un ejemplo canario. Tradicionalmente se ha considerado palabra de origen francés, traída por los conquistadores normandos en el siglo xv; sin embargo, el portugués saibro y el gallego xabre explicarían también sin ninguna dificultad la voz en el archipiélago. En Trapero Dicc. toponimia se tiene amplia información sobre el uso que se hace de la palabra como topónimo, así como algunas otras consideraciones de interés.

 

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sable 1

 

sable1. m. Pez cinto [= pez teleósteo, de cuerpo frágil, alargado en forma de cinta, sin escamas, y de color plateado (Lepidopus caudatus)]. Tb. otras especies de peces de cuerpo largo y comprimido y piel plateada, como el «Trichiurus lepturus».

                c1887 (1991) Castañeyra Memoria (p.65): Pesca. [...] sables [...].

¨En el tlec iii puede consultarse la documentación lexicográfica que se aporta a lo largo del siglo xx. Es de especial interés la información que ofrece Alvar Estudios canarios ii (p.347), porque muestra lo extendida que está la palabra sable por España: San Vicente de la Barquera, Santander, Castro Urdiales, San Fernando, Algeciras, Melilla, Águilas, Caleta del Sebo, Puerto del Rosario, Arrecife, Santa Cruz de Tenerife, Puerto de Santiago, San Sebastián de La Gomera, Santa Cruz de La Palma, Barlovento y Puerto de la Estaca. Sin embargo, desde el drae-25 se registra solamente en Cuba como «Pez con forma de anguila, de cuerpo largo y aplastado, y de color plateado brillante». Malaret Lexicón añade Puerto Rico y escribe que el sable es un «Pez anguiliforme, como de una vara de largo y tan aplastado que parece una hoja de sable (Trichurus lepturus, Cuv.)». Es probable que la palabra haya salido de Canarias hacia América, y una prueba más de ello la tenemos en su presencia en el dialecto canario de Luisiana, donde designa al «pez sable» (Alvar, p.201). Vid.t. Acosta Tejera (pp.289-293).

 

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sable 2

 

sable2. V. jable.

 

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