totorota

Diccionario histórico del español de Canarias

totorota

 

totorota. com. Persona simple y boba. U.t.c.adj. y como insulto y apodo.

                3-iii-1923 Jable (Gaceta de Tenerife, p.1): Hoy hemos visto a aquel personaje que tanto miedo nos causara siendo niños. Nunca hemos sabido su nombre. En el argot de la chiquillería se le conocía, desde antaño, por Totorota; creemos que ello será un mote. 2-i-1935 Jable (Diario de Las Palmas, p.3): ¡Adiós, totorota! ¡Larga el saco...! 1941 (2007) Doreste Vino tintillo (p.84): Quítateme de delante, totorota. 1944 Armas Ayala Pequeño vocabulario (p.77): Totorota.- «Tabaiba». ([Gran] Can[aria]). 8-vii-1946 (1976) Guerra Cuentos i (p.390): Ende que lalgal la tarea los tiene usté al canto arriba de la casa, con una bandera entre manos, dándole meneos y silbiando como totorotas, dispensando el moo de señalar y sin querer ofender. 1948 (1969) Guerra Cuentos ii (p.74): ¡El rey, totorota! ¿No lo véis...? 1955-56 (1977) Guerra Memorias (p.88): Bastantes totorotas se habría ahorrado el país si a tiempo les mudan el apoyo [...]. 8-vi-1958 Jable (Falange, p.3): Un «bardago», dije yo, es un «tolete». ¿Y qué es un «tolete»? Un «tolete», respondí, es un «totorota». ¿Y un «totorota»? Un «rabo-de-vaca». ¿De manera que un «bardago» es un rabo de vaca?, preguntó extrañado. Y un burro, añadí. ¡Un burro!, exclamó con asombro. Precisamente, un animal. 17-vii-1959 Hoz Lanzarote (xxxi, p.10): Yo voy llegando ya a la de Nuestro Señor, que es muy pequeña y que se alza nada menos que en Tegoyo, donde un día cinco parranderos mataron a Ignacio, el totorota, nada más que por darle una broma. 14-x-1959 Ibídem (xliii, p.6): Según aquellas meticulosas mamás, con sombreros de grandes plumas y encorsetadas de pies a cabeza, el pobre Perico almorzaba con niños, por lo que la sublime infancia arrecifeña, enconada contra el desgraciado totorota, llegó a escupir el santo rostro de Perico, mientras dormía al soco de la Casa de Baños.

¨Es voz perfectamente viva, especialmente en las islas de la provincia de Las Palmas. Según explica Benítez Anécdotas (p.127), el origen de la palabra es un apodo: «Gran Canaria ha aportado al lenguaje, entre otros vocablos, el de totorota, debido al tan popular babieca señalado con tal mote y a quien yo, siendo niño, conocí en su ancianidad. El pobrecillo, al ser llamado así, respondía siempre: "¡Jai!". Y como se le veía en todas partes y era totalmente inofensivo, influyó en la posteridad como encarnación de la idiotez, ya que los grancanarios padres de familia, al reprender hoy a sus chicos, suelen decirles en ciertos casos: "¡No seas Totorota!"».

 

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ISBN 978-84-88366-95-5 (o.c.)978-84-88366-93-1 (v.1) 978-84-88366-94-8 (v.2)

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