Morfología

6. La derivación nominal (II). Otros derivados

6.2 Nombres de cualidad, estado y condición (II). Los sufijos -ez, -eza, -icia, -icie, -ura, -or, -era y sus variantes

6.2a El sufijo -ez goza en español de una notable productividad en la formación de sustantivos femeninos que designan cualidades o propiedades: acidez, rigidez, tozudez. En las investigaciones de morfología léxica se ha debatido en numerosas ocasiones si -ez y -eza pueden considerarse o no alomorfos de un mismo sufijo. El primero procede del sufijo latino -itĭes (como en planus > planitĭes ‘planicie’), mientras que el segundo tiene su origen en el sufijo -itĭa (como en stultus > stultitĭa ‘estulticia’). En el propio latín se desarrollan dobletes, como en avārus > avaritĭa ~ avaritĭes (‘avaricia’); durus > duritĭa ~ duritĭes (‘dureza’); planus > planitĭa ~ planitĭes (‘planicie’); blandus > blanditĭa ~ blanditĭes (‘lisonja’, ‘caricia’). Estos dobletes se mantuvieron en parte en la lengua antigua (blandez y blandeza en el último ejemplo) y se crearon otros nuevos. De hecho, se ha observado que casi la mitad de los derivados en -ez en la lengua medieval poseen variantes en -eza (anchez ~ ancheza; bravez ~ braveza; grandez ~ grandeza, entre otros muchos). En la presente descripción se interpretarán -ez y -eza como dos sufijos diferentes, aunque relacionados. En el español contemporáneo, la principal diferencia entre -ez y -eza radica en que el primero sigue siendo productivo, mientras que el segundo ha dejado de serlo, con muy escasas excepciones (§ 6.2k). Uno y otro concurren como diversos sufijos que crean nombres de cualidad, como se verá en esta sección.

6.2b Al sufijo patrimonial -ez corresponde la variante culta -icie, mientras que la de -eza es -icia6.2i). Los escasos sustantivos deadjetivales en -icia son, en su mayor parte, latinismos procedentes de la adjunción del sufijo -itĭa a una base adjetiva, como avaricia, inmundicia, justicia o malicia (lat. malitĭa, no siempre equivalente a maldad). En prácticamente todos los casos se han creado a lo largo de la historia del español formaciones con la misma raíz y otro sufijo: avaricia ~ avareza; justicia ~ justeza y justedad; malicia ~ maleza y maldad. Tienen asimismo origen latino los escasos derivados actuales en -icie (calvicie, canicie, planicie), con algunas excepciones (burricie). Por lo general, comparten también la base adjetiva con otros sufijos nominalizadores. Se obtienen así pares como calvicie ~ calvez; canicie ~ canez (ya antiguo); crasicie ~ crasitud (ambos de escaso uso); grosicie (desusado) ~ gordura. El sustantivo molicie (también mollura en el español medieval) procede del latino mollitĭes, pero puede asociarse con el adjetivo español muelle, que es el resultado del latino mollis (‘suave, blando’).

6.2c La derivación de sustantivos en -ez está sujeta a escasas peculiaridades morfofonológicas. Se prescinde regularmente de la vocal final de los adjetivos: madur(o) + -ez > madurez. Como en otros casos, se funden las vocales idénticas, como en endeble + -ez > endeblez. Este proceso no se altera en los casos de diptongo en final de palabra: ordinari(o) + -ez > ordinariez. Se pierde excepcionalmente la penúltima vocal en sandio > sandez (no *sandiez). Es irregular, en sentido contrario, repipi (usado en España) > repipiez (no *repipez), ya que mantiene la vocal final. Cabe pensar en una variante -idez de este sufijo, creada a imitación de -idad y aplicable a un número escaso de formaciones: rotundo > rotundidez (menos usada que rotundidad); turbio > turbidez; mate > matidez; fijo > fijidez (quizá creada a imitación de rigidez y de escaso empleo); absurdidez (a pesar de que ya existen absurdez y absurdidad); comodidez (muy poco usada, ya que existe comodidad). He aquí algunos ejemplos de estas últimas formaciones:

Sorprendía la matidez de los ruidos, como envueltos en caucho (Gironella, Millón); ¿No simboliza con su inutilidad y absurdidez la vivencia que debía tener Kafka de su propio e inasible sentimiento de identidad? (Liberman, Gustav Mahler); Debe quedar con un mínimo de turbidez, sin depósitos de almidón (Salinas, R., Alimentos); […] ampliación de la M30; mayor comodidez para circular, etc. (20 minutos 20/8/2007).

6.2d Se ha observado que -ez se adjunta con preferencia a bases adjetivas de más de dos sílabas, como en delgado > delgadez, mientras que -eza lo hace con más frecuencia a bases bisílabas, como en bello > belleza. Como se verá en los apartados siguientes, ambos paradigmas cuentan con excepciones. Al primero corresponden los derivados de muchos adjetivos esdrújulos, como en rígido > rigidez. Pertenecen a ese extenso grupo los siguientes sustantivos:

acidez, algidez, aridez, calidez, candidez, escualidez, esplendidez, fetidez, frigidez, gelidez, horridez (poco usada), insipidez, intrepidez, liquidez, lucidez, morbidez, nitidez, palidez, putridez, rapidez, ridiculez, rigidez, solidez, sordidez, timidez, validez.

6.2e A partir de adjetivos con forma de participios pasados se originan, entre otros, dejadez, floridez, fluidez, honradez, tullidez, tupidez. Sobre antiguos participios de presente se crean brillantez, pesantez o tirantez. En el español general no se reconoce estructura morfológica en el sustantivo embriaguez. La posee, sin embargo, históricamente, ya que procede del adjetivo antiguo embriago (‘borracho’), formado sobre el latino vulgar ebriācus. No obstante, en México, donde hoy es de uso general el adjetivo briago (‘ebrio’), el hablante reconoce una relación entre dicho adjetivo y el sustantivo embriaguez, que se habría construido sincrónicamente mediante un tipo particular de parasíntesis (§ 8.8) muy poco productivo en nuestra lengua. Otros derivados en -ez se crean sobre adjetivos (y en algún caso sustantivos) de más de dos sílabas y de acentuación llana, como en adusto > adustez. A ese nutrido paradigma corresponden los siguientes derivados:

altivez, amarillez, bisoñez, cretinez, delgadez, esbeltez, escasez, estrechez, exquisitez, gilipollez, hediondez, idiotez, inmediatez, macicez, madurez, morenez, pequeñez, pesadez, redondez, robustez, sencillez, sesudez, sordomudez, testarudez, tozudez.

6.2f A la relación anterior cabe agregar ciertas voces antiguas o poco usadas, como enterez (hoy entereza), cobardez (hoy cobardía), delicadez (menos usado que delicadeza), concretez (hoy concreción), mendiguez (hoy mendicidad), agudez (hoy agudeza), extrañez (hoy extrañeza), además de los ya citados rotundidez y absurdidez. Muchos de los nuevos derivados que ingresan en la lengua en función de esta pauta se caracterizan por expresar cualidades negativas de las personas, en lo que coinciden con sustantivos ya existentes en el español antiguo. Aunque no todos poseen tal connotación (delgadez, esbeltez, exquisitez, madurez, sencillez, sesudez, redondez, etc.), existe una tendencia marcada a resaltar aspectos peyorativos en muchos de ellos. En una de sus acepciones, el sustantivo pequeñez denota ‘mezquindad, ruindad’, como explica el DRAE. Potencian asimismo este rasgo buena parte de los sustantivos en -ez creados en el español americano. Así, del adjetivo cojudo (‘bobo, tonto’ en el área andina) se deriva cojudez; de boludo (‘tonto, bobo’ y también ‘perezoso’ en el área rioplatense), boludez. Se ha documentado desgraciadez (que no tiene equivalente con otro sufijo) en México; estrictez (de estricto) se conoce en muchos países americanos, y patudez (de patudo ‘osado, confianzudo’) es característico de Chile:

Así se agradecen los buenos trabajos en esta Guardia Civil a la que tuviste la cojudez de meterte (Vargas Llosa, Palomino Molero); Eso de estar jugando solo es una boludez (Mahieu, Gallina); ¡Pero qué tipos más impertinentes! ¿Has visto patudez igual? (Wolff, Kindergarten); No imponer con estrictez el control de toda publicación les parece entonces una debilidad (Beltrán, Realidad); “Eso es una desgraciadez”, concluye (Jornada 31/5/2007).

También son propias del español americano —aunque no de todas las áreas— las siguientes voces (en su mayor parte, denotadoras de propiedades negativas): vagabundez (aunque se prefiere vagabundería en algunos países), macanudez, malcriadez, peladez (también pelazón), pelotudez, pendejez, porfiadez, taradez y tarupidez (de tarúpido, adjetivo usado en Venezuela, el Río de la Plata y el área andina), entre otros derivados.

6.2g Como el sufijo -eza no es productivo, se forman neologismos en -ez (algunos de ellos no recogidos en los diccionarios, pero documentados) a partir de adjetivos bisílabos y de ciertos sustantivos que se les asimilan. Repárese en que la cualidad que expresan casi todos es negativa:

bobez (también bobería y bobada), burrez, chochez, cutrez, lelez, magrez, memez, mudez, niñez, ñoñez (también ñoñería), pochez, rojez (también rojura), sordez (también sordera), sosez, tontez (también tontería, tontada y tontedad), vejez.

Del adjetivo bruja (‘pobre, menesteroso’), usado en zonas de México y Centroamérica, se deriva brujez (‘escasez de dinero’): ¿Qué era lo que pasaba que no había hostias? ¿La carestía? ¿Pero ni cálices? ¿La brujez los orilló a venderlos? (Hayen, Calle). Del adjetivo codo (‘tacaño, mezquino’), propio del español de México, se deriva codez (‘tacañería, mezquindad’): Desde que se tradujo y se publicó en México la autobiografía del señor Benjamín Franklin, que es una verdadera apología de la codez, todo el mundo quiere parecerse a este héroe (Cadena, Guerra). También se forman sobre adjetivos bisílabos muchos sustantivos en -ez hoy poco usados, cuando no arcaicos. Están, entre ellos, anchez (también es arcaico ancheza, hoy anchura); bajez (hoy bajeza); brutez (también bruteza); franquez (hoy franqueza); grandez (hoy grandeza); ronquez (casi completamente sustituido por ronquera) o llenez (hoy llenura, y también plenitud en uno de sus sentidos).

6.2h Designan períodos de la vida —casi siempre la humana— niñez, vejez, adultez, madurez, pequeñez (en una de sus acepciones) y mancebez. Es particularmente productivo el uso de los sustantivos en -ez como nombres contables, sobre todo en la interpretación de ‘dicho’ o ‘hecho’, pero a veces también con referencia a cosas materiales de muy diversa naturaleza: una pesadez, alguna que otra sandez, una sarta de memeces. Pueden designar también expresiones, acciones o actuaciones juzgadas de forma peyorativa, bisoñez, bobez, boludez, cretinez, gamberrez, gusanez, idiotez, ordinariez, repipiez, taradez, tozudez y otros muchos sustantivos en -ez. Este sufijo, sumamente productivo en la lengua actual y en la antigua, forma otros derivados que se usan como nombres contables en las interpretaciones mencionadas:

Tantas vanidades postro, / tantas altiveces rindo (Calderón, Eco); ¡Miserias, harapos, suciedad, escaseces, privaciones! (Galdós, Desheredada); Puso al descubierto un cajón donde se veían hebillas herrumbradas, restos de velas, clavos, un cuchillo descabado y otras vejeces (Draghi, Hachador); Yo soy muy sensible a esas idioteces, creeme (Cortázar, Rayuela); Solo hablaba de otras exquisiteces de cocina (García Márquez, Doce cuentos); Cierra la radio, hija, no dicen más que ordinarieces (Cela, San Camilo); El momento barroco de la historia llega para rescatar las bellas oscuridades del medievo sin repudiar las brillanteces del Renacimiento (Coronado, J., Fabuladores).

6.2i El sufijo -eza es, como se ha explicado, resultado de la evolución del latino -itĭa. Algunos de los sustantivos que presentan este sufijo en español poseen un precedente latino (dureza, maleza, tristeza, etc.), pero otros muchos son formaciones romances: alteza, aspereza, braveza, flaqueza, graveza (poco usado), guapeza (se prefiere guapura en algunos países), limpieza, rudeza, torpeza, etc. Son escasas las particularidades morfofonológicas en este grupo de derivados, fuera de las alternancias vocálicas relativas a la presencia o ausencia de diptongación en función de la tonicidad de las sílabas (se entiende en el análisis sincrónico): cierto > certeza; diestro > destreza; grueso > antiguo groseza). Entre las irregularidades consonánticas, destaca especialmente la base supletiva fortal- en la derivación fuerte > fortaleza (del provenzal fortalessa), que se extiende a fortalecer y a su derivado fortalecimiento.

6.2j Se ha observado que se forman sustantivos en -eza a partir de un gran número de adjetivos de una o dos sílabas. Pertenecen a ese grupo los siguientes:

alteza, bajeza, basteza, belleza, certeza, destreza, dureza, fiereza, franqueza, gentileza, grandeza, guapeza, justeza, largueza, limpieza, lindeza, listeza, llaneza, majeza, nobleza, pobreza, presteza, pureza, raleza (de ralo), rareza, realeza, riqueza, rudeza, simpleza, sutileza (antiguamente sotileza), terneza, tibieza, torpeza, tristeza, turbieza, vileza.

A esa relación cabe añadir una serie de derivados ya arcaicos o muy poco usados en la actualidad:

braveza (menos usado que bravura), clareza (hoy claridad), crueza (hoy crueldad), dulceza (hoy dulzura), feeza (hoy fealdad), graveza (hoy gravedad), groseza (hoy grosor), lenteza (hoy lentitud), longueza (hoy longitud), pronteza (hoy prontitud), terqueza (hoy terquedad).

También corresponden a este grupo algunas formaciones actuales restringidas geográficamente, como choreza (‘audacia’), que se forma sobre choro (‘audaz, atrevido’ en Chile): Y para el ministro […], es una “choreza” del plan estrella del Gobierno (Mercurio [Chile] 6/2/2004). Se usa choro en España y en los países andinos con el significado de ‘ladrón’. Limpieza se utiliza en el español coloquial venezolano en el sentido de ‘escasez’: Con la limpieza que cargaba estaba más cohibido (CREA oral, Venezuela).

6.2k Los derivados en -eza de adjetivos de tres o más sílabas no son tan numerosos. A ese grupo pertenecen delicadeza, entereza, extrañeza, fortaleza (asociado con fuerte, aunque de origen provenzal, como se advirtió en el § 6.2i), naturaleza (vinculado a natural, aunque no es nombre de cualidad), rustiqueza (poco usado), además de algunas formaciones más recientes, como malcriadeza (de malcriado, aunque se prefiere malcriadez, o malacrianza en algunos países) y maluqueza (de maluco ‘ingrato, malvado’, y también ‘de poca calidad o eficacia’), usado en Venezuela: Don Quijote y Sancho, que tanto se quieren aunque se hagan tremendas maluquezas […], ahora pelean en serio (Universal [Ven.] 6/7/2002). Es extensa la serie de derivados antiguos o poco usados en -eza creados a partir de adjetivos de dos o más sílabas. A estas voces corresponden hoy sustantivos construidos con otros sufijos. La siguiente relación contiene algunos de los más representativos:

Sustituidos por derivados en -ez: pequeñeza (hoy pequeñez), delgadeza (hoy delgadez), robusteza (hoy robustez), esbelteza (hoy esbeltez), estrecheza (hoy estrechez, aunque también estrechura, § 6.2r), pulideza (hoy pulidez).

Sustituidos por derivados en -(i)dad ~ (e)dad: clareza (hoy claridad), livianeza (hoy liviandad), terqueza (hoy terquedad), graveza (hoy gravedad), breveza (hoy brevedad).

Sustituidos por derivados en -ura: blandeza (hoy blandura), espeseza (hoy espesura y espesor), derecheza (hoy derechura), ancheza (hoy anchura), braveza (menos usado que bravura).

Sustituidos por derivados en -ía: medianeza (hoy medianía), ufaneza (hoy ufanía), careza (hoy carestía; también carura en algunos países, § 6.2s).

Análogamente, los antiguos lenteza y groseza se corresponden con los actuales lentitud y grosor. No tienen sustituto ilustreza (‘carácter ilustre’) y lleneza (tampoco llenez): Conteçe orinarse la sangre en la orina […] o porque en las venas ay mucha lleneza o viene por termino en fiebre malina (López Villalobos, Sumario). Se sustituyen por voces no derivadas los antiguos orgulleza (hoy orgullo) y contenteza (hoy contento).

6.2l Comparten los sustantivos en -eza con los derivados en -ez la facilidad para usarse como nombres contables en la interpretación de ‘dicho’ o ‘hecho’ (§ 5.1g):

Le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas, antes las juzga por discreciones y lindezas y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires (Cervantes, Quijote I); Me supo tan bien el sablazo, que casi lo consideré como una fineza (Galdós, Prohibido); Huye del matrimonio para evitarse asperezas y sinsabores (Nervo, Lengua); Tenía que vengarse de las bajezas en que lo habían complicado (Bioy Casares, Sueño); La dejaba indiferente que la llamaran hechicera, satanista, corruptora de corrompidos, alienada y otras vilezas (Vargas Llosa, Tía).

Solo excepcionalmente se usan los nombres de este grupo para designar personas, como en Sin ser bellezas, tenían rostros bonitos (Espido, Infierno) o en Su Alteza. Véase, sobre este mismo uso, el § 12.3m. En el § 16.16a se explica que es habitual usar en español los nombres de cualidad como formas de tratamiento cuando van precedidos de un posesivo: Su Excelencia, Vuestra Caridad, Su Paternidad, Su Santidad.

6.2m Se ha observado que un gran número de derivados en -eza denotan cualidades asociadas a juicios de valor, sean positivos (belleza, entereza, fineza, firmeza, franqueza, justeza, llaneza, nobleza, pureza) o negativos (bajeza, flaqueza, rudeza, torpeza, vileza). Los miembros de uno y otro grupo tienden a especializarse en alguna de las acepciones del adjetivo del que proceden. Así, simpleza tiende a elegir una de las acepciones de simple (‘bobo, necio’), mientras que simplicidad se forma sobre otra más general (‘sencillo, no complejo’). Del mismo modo, flaqueza se centra en ciertos sentidos de flaco, sobre todo en los figurados (‘flojo’, ‘endeble’, ‘sin vigor’), mientras que flacura se asocia con el sentido puramente físico de este adjetivo (‘de pocas carnes’); riqueza se deriva de rico en los sentidos de ‘adinerado’ y ‘abundante en algo’, mientras que ricura lo hace en el de ‘bonito o encantador’, y designa personas o cosas (El bebé es una ricurita; ¡Qué ricura de vestido!). El significado de entereza corresponde a una o dos acepciones de entero (‘contenido, que domina sus emociones’), mientras que integridad (de íntegro) abarca otras referidas a cosas materiales o inmateriales; largueza elige hoy una de las acepciones de largo (‘liberal, dadivoso’), frente a largura (‘longitud’). Finalmente, grandeza se forma a partir del uso figurado de grande (cf. it. grandezza ‘tamaño’), frente a los ya poco usados grandor y grandura.

6.2n No siempre se obtienen dos nombres de cualidad de una misma base, pero aun en esos casos se percibe idéntica tendencia en los derivados en -eza hacia las acepciones figuradas de los adjetivos. De este modo, llaneza selecciona una de las acepciones que admite llano (‘sencillo, franco’) y no es apropiado para designar una dimensión física; crudeza se concentra en un subconjunto de las que corresponden a crudo (aquellas referidas al carácter de las personas: ‘cruel, despiadado’, o al tiempo meteorológico: ‘desapacible’), por lo que no se aplica, por ejemplo, a los alimentos o a los colores. Se obtienen distinciones similares en los casos de alteza, bajeza (solo propiedad moral, frente a bajura) y otros sustantivos en -eza. El campo de denotaciones del sustantivo derivado se acerca más al del adjetivo que corresponde a su base en dureza, firmeza o pureza. Frente a contrastes de significación tan marcados como los mencionados largueza ~ largura o bajeza ~ bajura, son equivalentes desde el punto de vista semántico bravura y braveza, así como ternura y terneza, en ambos casos con predominio de la forma en -ura. Se prefiere hoy la variante en -eza en la alternancia tristura ~ tristeza. También se usa hoy más aspereza que asperura o que asperidad; en cambio, es más frecuente rusticidad que rustiquez o rustiqueza.

6.2ñ El sufijo -ura fue considerablemente productivo entre los que forman nombres de cualidad. Da lugar a un gran número de derivados a partir de adjetivos (amargo > amargura; blanco > blancura; dulce > dulzura; fresco > frescura; hermoso > hermosura) y se extiende ocasionalmente a los adverbios (lejos > lejura, documentado en Colombia, Venezuela y algunos países andinos) y a los sustantivos (diablo > diablura). Se usan como nombres de cualidad los derivados en -ura de unos pocos adjetivos procedentes de participios (actuales o antiguos), como soltura (de suelto); desenvoltura (de desenvuelto); compostura (de compuesto); curvatura (de curvado, con ensordecimiento de la consonante); envoltura (de envuelto). Estos sustantivos en -ura son, con escasas excepciones, nombres de cualidad, mientras que los derivados de verbos con ese mismo sufijo expresan acción o efecto, como se ve en el § 5.5j: sepultar > sepultura; pintar > pintura. En los estudios sincrónicos se ha relacionado calentura con caliente, puesto que es nombre de cualidad, pero también con calentarse. Como se explica en los § 5.5i, j, muchos nombres de acción o efecto en -ura se forman con bases verbales, incluso participiales: hecho > hechura; roto > rotura o ruptura; cocho (‘cocido’) > cochura (‘cocción’).

6.2o Las irregularidades morfofonológicas en los derivados en -ura son escasas, fuera de las alternancias vocálicas /e/ ~ /ié/ y /o/ ~ /ué/: tierno > ternura; tieso > tesura (poco usado; también existe tiesura); cuerdo > cordura; grueso > grosura (es antiguo gruesura); suelto > soltura; apuesto > apostura. Un grupo numeroso de derivados en -ura designa propiedades físicas, especialmente las relativas a la forma, el tamaño, el tacto, la temperatura o la consistencia:

altura, angostura, asperura (menos usado que aspereza), bajura, blandura, calentura, calura (ya antiguo, frente a su derivado caluroso), chatura (‘mediocridad’ en Chile y en las áreas rioplatense y andina), derechura, espesura, finura, flacura, flojura, frescura, gordura, grandura (ya antiguo), grasura, grosura, hondura, magrura, tersura, tesura o tiesura.

El sustantivo citado calentura6.2ñ) posee varios significados, como explica el DRAE, entre otros los de ‘fiebre’, ‘deseo vehemente’, ‘irritación’ y ‘excitación sexual’, si bien no en todos los países posee todos estos sentidos. Los dos últimos, más frecuentes en el español americano, se van extendiendo al europeo:

Amor ni qué amor. Pura calentura es lo que traen ustedes (Mastretta, Vida); Los dos se ponían muy cachondos y con calentura muy verriondos y babosos (Cela, Cristo).

De chueco (‘torcido, ladeado’ en México, parte de Centroamérica, Chile y el área andina), se deriva chuecura, algo menos usado. Posee un sentido literal, como en Su letra era igual a ella. Su manera de ponerle el trazo a la t, el punto a la i. Tenía una chuecura justa (Puga, Silencio), y otro traslaticio (‘deslealtad, traición’), como en Sea por su viveza, chuecura o alta capacidad para reinventarse […] (Civilcinema 7/9/2004).

6.2p Hacen referencia al color los sustantivos amarillura, bermejura, blancura, grisura, negrura, rojura, verdura. Expresan cualidades relativas al sabor agrura (del antiguo agro, derivado de acer, hoy agrio), amargura, dulzura, o sabrosura, característico del español americano: Qué sabrosura la de esos pollos (López Páez, Herlinda). También se usa en sentido figurado, como en Urania se echa a reír. No tanto por lo que dice su prima, sino por la manera como lo dice: con facundia y sabrosura (Vargas Llosa, Fiesta). El sustantivo agrura se emplea en México (algo más en plural), Centroamérica y las áreas caribeña y andina, sobre todo para designar la acidez de estómago: Anoche me molestó la agrura (Naranjo, Caso). Se prefiere agrieras en Colombia con este sentido.

6.2q El sustantivo amargura se emplea más en sentido figurado —relacionado con la acepción de amargo que equivale a afligido o penoso—, mientras que se suele reservar amargor para el sabor físico (si bien se prefiere el sustantivo amargo en algunos países; § 13.7). Se establece un contraste similar entre dulzura y dulzor en el español europeo, no tanto en el americano. En el primero se suele usar dulzura para designar ciertas cualidades abstractas (la dulzura de su carácter, de su mirada) y reservar dulzor para cualidades físicas (el dulzor de la miel). En el español americano es más frecuente que dulzura se utilice en ambos contextos y que dulzor adquiera cierta connotación literaria, con la posible excepción del español antillano (el dulzor de la guayaba). Aun así, se documenta ocasionalmente dulzura aplicado al sabor en el español europeo, como en […] la frescura de la nieve y la empalagosa dulzura de la miel (Blasco Ibáñez, Arroz), al igual que se registra dulzor usado en sentido traslaticio: Nunca le faltaba su recóndito dulzor de humorismo (Reyes, Tránsito).

6.2r El sufijo -ura suele mostrar más facilidad que -eza para heredar los sentidos físicos y los figurados de los adjetivos con los que se relaciona: altura, amargura, anchura, angostura, estrechura, holgura, hondura o largura: El diestro lo metió con naturalidad en el canasto y lo toreó con providencial elegancia, temple y largura (Mundo [Esp.] 24/9/1994). Cabe agregar petisura (de petiso ‘bajo’, dicho de una persona en el español rioplatense y en el andino). En la lengua antigua se documentan más sustantivos en -ura que se refieren a dimensiones físicas, como longura (‘longitud’) o pesadura (‘cualidad de pesado’). En la actual son escasos los que solo admiten la interpretación puramente física, como bajura (pesca de bajura). Pueden designar una cualidad física frescura y frescor:

Leía narraciones de mar y de nieve, que comentaban admirablemente, en la ya entrada siesta, el generoso frescor de las ánforas (Lugones, Lluvia); Los muebles parecían cómodos y la profusión de plantas daban frescura al ambiente (Allende, Amor),

pero frescura se desliza con mayor facilidad que frescor hacia los significados figurados: ‘lozanía’, ‘desembarazo’, ‘desvergüenza’, etc. Se usa, además, como sustantivo contable, a diferencia de frescor, en el sentido de ‘hecho o dicho desvergonzado’: Me voy al Ministro y le digo… vamos, le suelto una frescura (Galdós, Miau). A esta misma pauta pertenece locura (en hacer locuras) o travesura, casi siempre utilizado como nombre contable. Son únicamente estilísticos los plurales de honduras o alturas, como en: a estas alturas de la vida. Ambos admiten el sentido físico y el figurado.

6.2s Se refieren a otros rasgos del aspecto físico hermosura, apostura o feúra. El último, habitual en el español clásico, se mantiene vivo en las áreas andina y caribeña: Pasé revista por enésima y última vez a los derredores de mi pueblo: su camposanto de huertos, su feúra torrencial, su congoja desértica (Delgado Senior, Sub-América). Como derivado de barato se emplea baratura. Se han documentado usos recientes de carura en la lengua juvenil de varios países. El adjetivo caro se asocia con carestía en el español general, pero este sustantivo, próximo a escasez, limita sus complementos a ciertos sustantivos abstractos (se dice la carestía de la vida, no *la carestía de este apartamento). Designan formas de ser o de comportarse las personas donosura (de donoso), galanura (de galano), bravura (de bravo), cordura (de cuerdo). Se usa malura en Chile y la Argentina: Malura de cabeza, no más, dijo la Empleada sacudiendo a un lado y otro su cabellera negra (Labarca, Butamalón), y buenamozura (‘belleza, elegancia’) en el área caribeña: Le han chapoteado los piropos en 2007 […] por la buenamozura que explaya (Universal [Ven.] 30/12/2007). Listura se emplea raramente como derivado de listo (‘inteligente’): Porque los hay que se creen de una listura desmedida y esos son los más tontos de todos (Sánchez Ferlosio, Jarama), ya que se prefiere listeza en este sentido: Yo ahora, como usted con su natural listeza comprenderá, me veo obligado a preguntarle […] (Vázquez Montalbán, Laberinto). Recuérdese que en el § 6.2m se examinaron los pares riqueza ~ ricura; flaqueza ~ flacura.

6.2t De liso (‘plano, sin realces’) se derivó lisura, que en el español centroamericano, caribeño y andino adquirió el sentido de ‘franqueza, sinceridad’. Pasó luego a significar ‘grosería, atrevimiento, insolencia’, lo que no impidió que en el Perú denotara también ‘donaire, gracia’. Se hace referencia a los dos sentidos, positivo y negativo, de lisura en este texto: Aquí nació […] la replana, esotérica jerga local, la variante zamba de la marinera y la lisura, en sus dos acepciones de palabra malsonante y gracia de mujer (Vargas Llosa, Loco). En el § 6.2r se mencionó el derivado frescura, que también posee esos dos sentidos antagónicos (‘lozanía’ frente a ‘grosería’). Se usa sinvergüenzura en muchos países americanos, especialmente en las áreas centroamericana, caribeña y andina, y por lo general con preferencia sobre sinvergüencería, al contrario que en España: Quedó como un ejemplo de cinismo y sinvergüenzura (Freire, Tevedécada). Entre los muchos derivados en -ura que tienen hoy poco uso cabe señalar mansura (de manso, hoy mansedumbre), falsura (de falso, hoy falsedad) y otros que aparecerán en los pares mencionados en el apartado siguiente. Alternan, en cambio, flojura, flojera y flojedad.

6.2u El sufijo -or es el único que forma nombres de cualidad masculinos en español. No da lugar a derivados deadjetivales en el español actual, con muy escasas excepciones, entre ellas agrior (de agrio), que se usa en la Argentina y en algunas regiones de España, frente al ya poco usado agror. También en la lengua antigua se documentan muchos menos derivados en -or que en -ura. Casi todos los primeros tienen correlato en los segundos (muchos ya perdidos), aunque no al contrario. A los pares ya citados amargor ~ amargura; dulzor ~ dulzura y frescor ~ frescura, cabe añadir los siguientes: agror ~ agrura; albor ~ albura; altor (ya antiguo) ~ altura; blancor ~ blancura; espesor ~ espesura; grandor ~ grandura (poco usados ambos, al igual que tristor ~ tristura); grosor ~ grosura (hoy raro); largor ~ largura; rencor ~ rancura (con cambio vocálico; lat. rancor); verdor ~ verdura. El latín poseía más pares de este tipo (por ejemplo, fervor ~ fervūra), lo que ayuda a entender que estas alternancias se registren en estadios anteriores del español. Algunas de estas palabras han pasado a nuestra lengua como formas opacas, por tanto sin estructura morfológica. Como se ve, han desaparecido a la vez del uso actual muchos derivados en -or. Con escasas excepciones, los que son hoy de uso común se suelen emplear en su interpretación física más que en las figuradas: dulzor, espesor, grandor, grosor, largor, etc.

6.2v Tienen hoy escaso uso los sustantivos antiguos de base verbal terminados en -or, como relumbror, reclamor, luzor, pero permanecen temor y resplandor, hoy asociado con resplandecer (con haplología de -ec-, como en otros derivados de verbos en -ecer: § 5.2c). Como esta pauta no es productiva, cabe pensar que el derivado actual pesor (‘peso’), usado en el español de Centroamérica y las Antillas, se ha formado por analogía con otros nombres de cualidad, como espesor: […] y las piernas flacas colgando con el pesor del pie, como mocos de pava (Asturias, París).

6.2w El sufijo -era da lugar a una serie reducida de nombres de cualidad que designan carencias y estados deficientes de las personas, en general físicos, pero a veces también anímicos. Casi todas estas voces tienen o tuvieron correspondencia con las formadas mediante otros derivados: ceguera (con ceguez y ceguedad); chochera (con chochez); flojera (con flojura y flojedad); manquera (con manquedad); ronquera (con ronquez y ronquedad); sordera (con sordez y sordedad); tontera (con tontería). Lo más frecuente es que hagan referencia a estados transitorios los sustantivos borrachera, flojera y ronquera.

6.2x Con la excepción de ceguera, sordera y flojera (que también significa ‘negligencia’) son poco comunes los usos traslaticios de estos sustantivos:

La obra fue restaurada después de setenta años de ceguera y de silencio (Fuentes, Laura Díaz); La ceguera, la sordera y la tontería prescritas para aquel aprendizaje debían ir acompañadas, eso sí, de una sensación de plenitud y alegría (Martín Gaite, Usos).

La cualidad de flojo (en el sentido de ‘de escasa consistencia o calidad’) es flojura: Indican suma debilidad o flojura, e inhabilitan pronto al caballo para el trabajo (Villa, Exterior), más usado que el desaparecido flojeza. En cambio, se usa flojera en el sentido de ‘negligencia, indolencia’: ¡Pero mírenlo, en su sinvergüenza! Ahora está con toda su eterna actitud de flojera (Vega Herrera, Ipacankure). La cualidad de sordo (en el sentido de ‘articulado sin vibración’, dicho de un sonido) es sordez, no sordera. No es frecuente el uso de los derivados en -era como nombres contables que expresan dicho o hecho. Es mucho más habitual tontera que tontada en el español americano, al contrario que en el europeo:

Y a nadie le pareció que la espantada fue una tontera (Fogwill, Cantos); Tal vez esto a María pudiera parecerle una tontada porque adentrarse es lo contrario de salirse, en toda tierra de garbanzos (Pombo, Metro).

6.2y Son muy escasos los derivados en -era de base verbal en la interpretación de acción y efecto, como llorar > llorera (en España ‘lloro fuerte y continuado’), de connotación ligeramente despectiva, o trabajar > trabajera, común en la lengua conversacional de España: Ese salón da una trabajera horrorosa, señorita Victoria (Mendicutti, Palomo). Para el uso de -era en los nombres de golpe, véase el § 5.9r.

 

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