buceo

Se documenta por primera vez, con el valor 'captura [de perlas, peces u otros animales acuáticos] nadando bajo el agua', en 1704, en un documento procedente de California publicado en el Léxico hispanoamericano de Boyd-Bowman (incluido en la variante de la subacepción 1.1.) y en 1718 se registra en otro documento de México (para otros testimonios dudosos, véase el apartado de notas filológicas). En 1726 se consigna en el Diccionario de autoridades con la siguiente definición: "El acto mismo, o exercicio de sacar de lo profundo del agua las cosas que están en el fondo de ella". Con la acepción 'examen minucioso [de un asunto]' se registra en 1904, en un artículo de F. Acebal publicado en La Lectura (Madrid). Como 'inmersión o desplazamiento bajo el agua para realizar alguna actividad' se atestigua en 1912, en Los modernos barcos submarinos, de E. Montero y de Torres (en este caso, en un complemento de infinitivo); sus testimonios son posteriores a los de sus sinónimos buceaje, buceamiento y buceada.

Vid. también buceo (DH 1933-1936).

Notas filológicas

En las Cartas de 1621 de A. Almansa Mendoza se puede leer el siguiente fragmento. "El menaje de su casa se tasó en cuatrocientos mil ducados. Tenía la mitad del buceo que se trae de la India Oriental, que son treinta quintales de caracoles, que entre los negros pasa como moneda de vellón". Más de medio siglo después, en 1674, en Asia portuguesa de M. de Faria y Sousa se localiza un testimonio de buzeos: "En el mar, salieron a dar la batalla los pescadores de los buzeos" (Lisboa, Antonio Craesbeeck, t. II, p. 665). Ambos testimonios permitirían retrotraer la documentación de la voz al siglo XVII, pero resultan dudosos, puesto que parecen referirse no tanto a una actividad como al bucio (véase DHLE, s. v. buzo ²), lusismo atestiguado al español al menos desde 1553.