onagra

Diccionario histórico de la lengua española (2013- )

onagra s. (1555-)
onagra
Etim. Del latín medieval onagra y esta, a su vez, del griego onágra; o quizá compuesto del gr. οινος; la o- podrá explicarse por contaminación del sinónimo ονουρις (cf. DECH, s. v. vino).

Se documenta por primera vez, en la acepción de 'planta  herbácea con el tallo derecho y alto, de hojas lanceoladas, flores amarillas y aromáticas parecidas a la rosa y raíz comestible; de sus semillas se obtiene un aceite rico en ácidos grasos al que se atribuyen propiedades medicinales', en la traducción de la Materia medicinal de Dioscórides que hizo A. Laguna en 1555; posteriormente se atestigua en textos botánicos, así como en citas de esa versión del Dioscórides y en repertorios lexicográficos hasta que, a comienzos del siglo XXI, se revitaliza su uso debido a los efectos positivos que se atribuye a la planta en cosmética y en medicina natural.

  1. ac. etim.
    s. f. Bot. Planta herbácea de hasta 1.5 metros de altura, con el tallo derecho y alto, hojas lanceoladas, flores amarillas y aromáticas parecidas a la rosa y raíz comestible; de sus semillas se obtiene un aceite rico en ácidos grasos al que se atribuyen propiedades medicinales. Nombre científico: Oenothera biennis.
    1. s. En ocasiones, en un complemento con de de aceite.
onagra2 s. (1825-1860)
onagra
Etim. Voz tomada del francés onagre, atestiguada en esta lengua al menos desde 1763, en Nouvelles observations théoriques et pratiques sur la goutte de M. Chavy de Mongerbert (Paris, Imprimerie de Michel Lambert, p. 20: "La Goutte a différentes dénominations; aux pieds elle se nomme podagre; aux mains, chiragre; aux coudes, onagre; aux dents, dentagre"); acaso por confusión con omagre ('gota localizada en el hombro') y gonagre ('gota lozalizada en la rodilla'), formadas por analogía con podagre.

Se documenta por primera vez, con la acepción 'gota que ataca al codo', en 1825, en el volumen XXVII de la traducción del Diccionario de ciencias médicas, por una sociedad de los más célebres profesores de Europa, en un artículo lexicográfico en el que, además de señalarse la sinonimia con pequiagra ("otros le dan el [nombre] de pequiagra cuando ataca á la misma articulacion"), se explica que fue Latour quien acuñó este tecnicismo médico. Si bien la voz onagre, con este valor de 'mal gotoso localizado en el codo', se atestigua en el  Essai sur le rhumatisme publicado en 1803 por Jean François Dominique Latour (Paris, André, p. 92: "dentagre, dans les dents; onagre, dans le coude"), certificamos otros testimonios anteriores a la publicación de esta obra que corregirían la información contenida en la versión castellana del Diccionario de ciencias médicas; información que, de manera literal, se consignará, dos décadas después, en el segundo volumen de la traducción del Diccionario de Medicina, Cirugía, Farmacia, Medicina legal, Física, Química, Botánica, Mineralogía, Zoología y Veterinaria de Nysten llevada a cabo por J. Castells. A pesar de la analogía con pequiagra, lo cierto es que en onagre no se adivina fácilmente el tema culto del que provendría esta voz (además de -agre). Por este motivo, y por l a confusión del significado de la voz onagre con omagre registrada en varios estudios sobre la gota publicados en Francia a lo largo del siglo XIX (como, por ejemplo, el recogido en el Étude sur la goutte et sur les différents modes de traitment de L. Souligoux [Paris, A. Delahaye, p. 6: "La goutte débute par d'autres articulations, par celles des mains (chiragre), du genou (gonagre), par l'épaule (onagre), par la hanche (ischiagre)]"), consideramos que esta voz puede obedecer, en realidad, a una reinterpretación del término omagre (e incluso también gonagre), motivada por la enorme productividad del sufijo -agra (en francés, -agre) en la génesis de neolatinismos relativos a la gota en el campo de la medicina.

    Acepción lexicográfica
  1. s. f. Med. "Gota que ataca al codo" (Anónimo, Trad DiccCiencias médicas XXVII-1825).
onagra3 s. (1787-1885)
onagra
Etim. De onagro.

Esta voz, rara, se documenta como 'máquina bélica de asedio, parecida a la ballesta, usada para lanzar piedras u otros proyectiles', en 1787, en el Diccionario castellano de las voces de ciencias y artes de Terreros y Pando, quizá por la proximidad entre las voces onagro y onagra; posteriormente se consigna en la Biblioteca ilustrada de la editorial Gaspar y Roig y en dos relatos bélicos publicados en prensa a finales del siglo XIX.

Notas filológicas

En los Avisos de J. Barrionuevo, incluidos en el CDH y en el CORDE , se lee "He visto carta de Venecia, y que eran 60 galeras, 30 navíos y 5 onagras enemigas". La inclusión, en este contexto, de otros nombres de embarcaciones muestra ya el carácter erróneo de la lectura (incluida en la ed. de A. Paz y Melia, Madrid, Imprenta y Fundición de M Tello, 1892, p. 75), dado que en el original se lee "maonas enemigas" (J. Barrionuevo de Peralta, Cartas escritas a un Deán de Zaragoza con noticias de la Corte de Madrid y de todas partes, especialmente de los dominios españoles, desde el 1.º de agosto de 1654 hasta el 24 de julio de 1658, MSS/2397 de la Biblioteca Nacional de España, fol. 146v, en el margen izquierdo).

    Acepción en desuso
  1. >onagro
    s. f. Máquina bélica de asedio, parecida a la ballesta, usada para lanzar piedras u otros proyectiles.

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