Cuestiones generales

1.10 Unidades sintácticas (II). Expresiones lexicalizadas y semilexicalizadas

1.10a Se llaman locuciones los grupos de palabras lexicalizados (en el sentido de ya formados e incluidos en el diccionario) que constituyen una sola pieza léxica y ejercen la misma función sintáctica que la categoría que les da nombre. Así, las locuciones adjetivas equivalen, con diversos grados de proximidad, a los adjetivos (de cuidado viene a significar ‘peligroso’); las locuciones preposicionales equivalen a las preposiciones (a bordo de se acerca a sobre, o a en en ciertos contextos); las locuciones adverbiales equivalen a los adverbios (a rajatabla se aproxima a estrictamente), y las locuciones conjuntivas equivalen a las conjunciones (si bien alterna con aunque).

1.10b Se proporcionan a continuación algunos ejemplos de cada uno de los tipos de locuciones que se reconocen en la tradición gramatical. Varios de estos ejemplos son comunes a la mayoría de los países hispanohablantes, pero otros están restringidos a algunas áreas. Se añadirán algunas indicaciones relativas a este punto cuando se analice cada tipo de locución en los apartados que aquí se indican:

Locuciones nominales: caballo (o caballito) de batalla, cabeza de turco, concha de mango, corte de pastelillo, media naranja, pata de gallo, toma y daca, etc. Son polémicos los límites entre locuciones nominales y compuestos sintagmáticos. Sobre esta cuestión, véanse los § 11.2 y 12.9.

Locuciones adjetivas: común y silvestre, corriente y moliente, de a seis, de abrigo, de cuarta, de cuidado, de gala, {de ~ como} la piel de Judas, de marras, de postín. Se estudian en el § 13.18.

Locuciones preposicionales: a falta de, a juicio de, a pesar de, al son de, con objeto de que, con vistas a, en función de, frente a, fuera de, gracias a. Se analizan en el § 29.9.

Locuciones adverbiales: a carta cabal, a chaleco, a disgusto, a la carrera, a a fuerza, a la trágala, a lo loco, a medias, a veces, al galope, al tiro, de entre casa, de paso, en un santiamén, en vilo, por fortuna. Se estudian en los § 30.15-17.

Locuciones conjuntivas: de manera que, ni bien, puesto que, si bien, ya que. Se analizan en el § 31.11.

Locuciones interjectivas: a ver, ahí va, en fin, ni hablar, ni modo. Se definen en el § 32.2b y se analizan a lo largo de ese capítulo.

Locuciones verbales: echar un carro, echar(se) una cana al aire (también tirarse en algunos países), hacer (buenas) migas, hacer las paces, irse de aprontes, meter la pata, poner el grito en el cielo, sentar (la) cabeza, tomar el pelo, tomar las de Villadiego. Se estudian en los § 34.11 y 35.3n y ss.

1.10c El sentido de las locuciones no se obtiene composicionalmente, es decir, combinando las voces que las constituyen, aun cuando se reconoce que algunas son en algún grado transparentes (de principio a fin, fuera de lugar, por fortuna). Así, ojo de buey designa cierta claraboya; tomar el pelo, la acción de burlarse de alguien, y mesa redonda, cierto tipo de debate que puede llevarse a cabo sin mesa alguna. No se explica tampoco el significado de la locución nominal cabeza de turco (‘aquel en quien recaen las responsabilidades de los demás’) a partir del significado de las palabras que componen esta expresión, aun cuando tal denominación pueda rastrearse etimológicamente.

1.10d La mayor parte de las locuciones aparecen en el diccionario. Existen, no obstante, esquemas sintácticos productivos (cuyo análisis compete a la sintaxis) que permiten formar un buen número de expresiones lexicalizadas o semilexicalizadas con diversos grados de vitalidad: «a + sustantivo en plural» (a golpes, a martillazos, a pedradas); «de + sustantivo + en + sustantivo» (de puerta en puerta, de flor en flor); «de + sustantivo + a + sustantivo» (de hombre a hombre, de amigo a amigo), entre otras muchas. Se registran entre las locuciones numerosos casos de variación, sea histórica, geográfica o sociolingüística. Muchos de ellos se han descrito en diversas obras fraseológicas y lexicográficas, y también en numerosas monografías dialectales. El análisis de estas unidades corresponde solo parcialmente a la gramática, pero su estructura interna no es ajena, como se ha señalado, a la categorización de sus unidades básicas, ni tampoco al necesario examen de los procesos sintácticos que afectan a los grupos fundamentales de palabras.

1.10e La clase gramatical a la que pertenecen las locuciones no está determinada necesariamente por su estructura sintáctica. Este hecho pone de manifiesto que el concepto tradicional de ‘locución’ es de naturaleza funcional, más que categorial. Las locuciones adverbiales o adjetivales muestran el comportamiento sintáctico de los adverbios y los adjetivos, no la estructura sintáctica de los grupos adverbiales y los adjetivales. Esta asimetría entre la estructura y la función sintáctica se puede comprobar de muchas formas. Las expresiones quiero y no puedo y toma y daca presentan la estructura correspondiente a un grupo verbal, pero son locuciones sustantivas (un quiero y no puedo, un toma y daca). Las locuciones cada venida de obispo (cada muerte de obispo en algunos países) y cada Corpus y San Juan (‘muy esporádicamente’) tienen la estructura de un grupo nominal, pero constituyen locuciones adverbiales. Por el contrario, la mayor parte de las locuciones verbales presentan la estructura de un grupo verbal: barajar más despacio, meter la pata, tomar el pelo. Muchas locuciones sustantivas muestran, análogamente, la estructura de un grupo nominal (caballo de batalla, cabeza de turco). Entre las adverbiales, son raras las que tienen la estructura de un grupo adverbial (fuera de juego, fuera de lugar); la mayor parte de ellas muestran la de un grupo preposicional: a bote pronto, a cubierto, a la intemperie, en un abrir y cerrar de ojos, en un santiamén, en volandas. No son muchos los sustantivos lexicalizados como adverbios (horrores en Disfrutaron horrores), pero son relativamente comunes los grupos nominales de sentido cuantitativo que se les asimilan: una enormidad, un potosí, una barbaridad, etc., como en Trabaja una barbaridad. Se examinan todas estas cuestiones en los apartados a los que se ha remitido para cada tipo de locución.

1.10f Se reconoce que, en general, el análisis de las locuciones del español plantea una serie de problemas que son consecuencia de la semilexicalización relativa que presentan algunas de ellas. Así, muchas locuciones preposicionales contienen sustantivos que mantienen algunas de sus propiedades nominales. Es habitual analizar como tales locuciones en ausencia de y a pesar de, pero, a la vez, se puede decir en su ausencia y a su pesar, con la pronominalización mediante posesivos de los complementos de los nombres incluidos en ellas. Los sustantivos ausencia y pesar no mantienen, sin embargo, otras propiedades nominales (no admiten adjetivos calificativos ni demostrativos en estas construcciones), y por tanto no se integran completamente en el grupo sintáctico de los sustantivos. Algunos gramáticos optan por no considerar locuciones las expresiones cuyos sustantivos admiten posesivos, de modo que entraría en el grupo de las locuciones preposicionales a falta de, ya que no se dice *a su falta, pero no entraría a juicio de, puesto que se dice a su juicio. Otros gramáticos sostienen, en cambio, como se hace aquí, que la semilexicalización es una propiedad esperable en un gran número de locuciones, lo que no las inhabilita como miembros de esa clase de palabras. La mayor parte de las locuciones verbales que contienen sustantivos admiten que algún pronombre ocupe el lugar de este último, como en meter la pata > meterla; tomarle el pelo a alguien > tomárselo (A Javier le toma el pelo todo el mundo, pero tú no deberías tomárselo). Se retoman estas cuestiones en el § 34.11a.

1.10g Se ha observado en varias ocasiones que el desajuste entre categorías y funciones que se mencionó en los apartados precedentes es polémico en el caso de las locuciones semilexicalizadas, especialmente las que admiten modificaciones que se ajustan a las pautas generales de la sintaxis. Así, las locuciones adverbiales a sorbos o a gritos están semilexicalizadas, puesto que los sustantivos que contienen aceptan adjetivos (a pequeños sorbos, a grandes gritos). La locución a mi entender es una de las realizaciones posibles de la pauta «a + posesivo + entender» (a nuestro entender, a su entender, etc.). Muchos otros casos ponen de manifiesto que la expansión de algunas locuciones está en función de su estructura sintáctica. El presentarlas como formas idiomáticas (por tanto, opacas a la sintaxis) impide con frecuencia que las variaciones admitidas puedan ser recogidas por los diccionarios. Se retoma esta cuestión en el § 30.15. Son frecuentes, por otra parte, los cambios de grupo entre las locuciones, sobre todo los que se dan entre las adjetivas y las adverbiales. Así, en vivo, a bocajarro, en falso y en serio son locuciones adverbiales en retransmitir en vivo, disparar a bocajarro, jurar en falso y hablar en serio, pero son locuciones adjetivas en retransmisión en vivo, disparo a bocajarro, juramento en falso o conversación en serio.

1.10h Otra consecuencia de la semilexicalización de las locuciones es el hecho de que muchas de ellas acepten más de una segmentación sintáctica. Así, la expresión frente a la puerta consta de la locución preposicional frente a y de su término, la puerta: [frente a] [la puerta]. Sin embargo, aunque frente a sea una locución preposicional, puede decirse frente [a la puerta ] o [a la ventana]. Este hecho muestra que la lengua permite segmentar sintácticamente la locución y agrupar su segundo componente con un grupo nominal. Ello indica, en consecuencia, que se otorga un leve grado de independencia a los dos componentes de frente a. Se analiza con más detalle esta cuestión en el § 29.9. También se distinguen entre las locuciones aquellas que admiten la interpolación de algún elemento entre sus componentes (como en tomarle constantemente el pelo o en gracias en parte a los que…) y aquellas otras cuyos componentes están separados gráficamente, pero soldados gramaticalmente, de modo que no admiten entre ellos elementos interpuestos: a rajatabla, de armas tomar, siempre y cuando, etc.

1.10i Suelen dividirse en dos grupos las locuciones verbales, según funcionen como un grupo verbal pleno o solo como una parte de él. Las locuciones citadas meter la pata y tomar el pelo sirven para ilustrar esta diferencia. El verbo de la primera no exige ningún otro complemento para que la locución adquiera sentido pleno (aproximadamente ‘equivocarse’). Por el contrario, la segunda locución es parte de un grupo verbal que contiene un complemento indirecto: tomar el pelo a alguien. Este complemento puede tener la forma de un pronombre átono proclítico (Le tomaron el pelo) o enclítico (No sigas tomándole el pelo), y el lugar que corresponde a alguien puede ser ocupado por cualquier sustantivo o grupo nominal que designe una persona (también una cosa personificada: empresas, instituciones, etc.). Las locuciones verbales de este tipo presentan, pues, variables (el complemento indirecto en este caso), de forma que lexicalizan solo una parte del grupo verbal al que pertenecen. Contienen asimismo un segmento variable dar bola (a alguien) o hacer migas (con alguien) —también hacer buenas migas o hacer malas migas—, entre otras muchas. Se retoma esta cuestión en el § 34.11d. Son muy numerosas las locuciones que admiten opciones alternantes en su estructura sintáctica, como en hasta {la coronilla ~ el copete}, a veces con distinta distribución geográfica. Este problema afecta en especial a las locuciones adverbiales, como se explica de manera sucinta en el § 30.15h.

1.10j Se han debatido en muchas ocasiones los límites que han de reconocerse entre las locuciones preposicionales y las conjuntivas. Algunos gramáticos tradicionales reinterpretaban como conjunciones todas las preposiciones a las que sigue la conjunción subordinante que, por lo que analizaban para que o sin que como locuciones conjuntivas. En la actualidad se suele entender que el término de una preposición puede ser oracional, para [que esté contenta], por lo que se considera que para no deja de ser preposición en estos contextos. Por este mismo motivo suele analizarse a pesar de como locución preposicional cuyo término puede ser nominal (a pesar del ruido) u oracional (a pesar de que había ruido). La segmentación de las oraciones formadas con porque (por que en ciertos contextos) y para que se analiza detalladamente en el § 46.2. Mayor dificultad plantean, en cambio, las locuciones que admiten infinitivos y oraciones como término, pero rechazan los sustantivos. Se usa con tal de llegar o con tal de que llegue, pero no *con tal de su llegada; se dice a fin de obtener su confianza o a fin de que obtenga su confianza, pero no se admite *a fin de su confianza. Fuera de la locución adverbial a fin de cuentas, los sustantivos o los grupos nominales solo se documentan de manera esporádica en esta pauta: Se tendrán en cuenta, tanto los éxitos como los fracasos, a fin de su evaluación (Bello Díaz, Epistemología). Véanse sobre esta cuestión los § 31.11l y ss. y también el § 46.10.

1.10k Se llaman construcciones con verbo de apoyo (también con verbo soporte, con verbo ligero o con verbo liviano en diversos sistemas terminológicos) los grupos verbales semilexicalizados de naturaleza perifrástica constituidos por un verbo y un sustantivo abstracto que lo complementa. Estos grupos admiten muchas veces, aunque no todas, paráfrasis formadas con verbos relacionados morfológica o léxicamente con dicho sustantivo: dar un paseo (‘pasear’), echar una carrera (‘correr’), hacer alusión (‘aludir’), dar lástima (‘apenar’), tomar una decisión (‘decidir’), etc. Estas paráfrasis son, sin embargo, aproximadas. De hecho, los verbos de apoyo suelen aportar contenidos aspectuales al significado expresado por el sustantivo que los complementa. Así, mientras que mirar puede usarse con interpretación durativa (Estuve mirando durante un buen rato), la expresión echar (también dar o pegar) una mirada recibe interpretación puntual (‘mirar de forma circunstancial, rápida o poco atenta’). A ello se añade que no todas las construcciones con verbo de apoyo pueden ser parafraseadas con un verbo simple (dar una vuelta, echar una partida). El verbo que aparece en estas construcciones recibe otras veces una interpretación abstracta relativa a la manifestación de la noción designada por el sustantivo (de manera aproximada, ‘hacer efectivo’, ‘lograr que tenga lugar’, etc.). Los verbos del español que intervienen con mayor frecuencia en estas construcciones son dar, echar, hacer, tener y tomar.

1.10l El español de algunos países americanos muestra una tendencia muy marcada a usar estas perífrasis verbonominales. Entre los numerosos ejemplos cabe señalar echarse una platicada o una conversada (‘platicar’), echar una nadada (‘nadar’), darse una espantada (‘espantarse’, ‘salir corriendo’), dar una registrada (‘registrar’) y otros similares formados con sustantivos participiales femeninos, como se explica en los § 5.8o-q. Las construcciones con verbo de apoyo se obtienen también con otros derivados nominales, como en darse un atracón (también una caminata, un madrugón, etc.), echar un trago, hacer una alusión, tomar una decisión, etc.

1.10m Como se ha explicado, la mayor parte de las construcciones mencionadas en los apartados anteriores son unidades sintácticas lexicalizadas o semilexicalizadas, más que unidades morfológicas en sentido estricto. El concepto de ‘pieza léxica’ es de interés para la morfología y también para la fraseología. La primera de estas dos disciplinas estudia la estructura de la palabra y la de las unidades que se asimilan a ella, como se ha explicado. La segunda se ocupa de las combinaciones que se consideran idiomatizadas, es decir, las locuciones, los giros, los clichés, los refranes, los dichos y otras clases de modismos. En cuanto que muchas de estas unidades muestran algunas propiedades sintácticas (fenómenos de concordancia, interpolación, modificación, anteposición, coordinación, sustitución pronominal, etc.), el resultado de esos procesos de lexicalización no puede ser ajeno al estudio de la sintaxis. Por otra parte, las locuciones presentan a veces una compleja distribución geográfica, por lo que interesan en especial a la dialectología, pero también han de ser descritas como parte del léxico español, por lo que atañen en el mismo grado a la lexicografía. En suma, las piezas léxicas formadas por varias palabras y sujetas a diversos grados de lexicalización interesan a muchas disciplinas por razones distintas. Es lógico que las consideraciones que sobre ellas se hagan desde cada uno de esos ámbitos no coincidan por completo, sino que estén en función de los objetivos que los caracterizan.

 

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