atorrarse

Diccionario histórico del español de Canarias

atorrarse

 

atorrarse. (Del occ. penins.). prnl. Ocultarse o esconderse. Tb. «mantenerse expectante».

                16-ix-1913 Batllori Al pasar (p.1): ¿Sabe ya? Yo me queo con la madre, atorraíto en el cuartillo, con los mosquitos... 1924 Millares Léxico de GC (p.18): Atorrarse. Quedarse quieto, inactivo, callado, en actitud expectante, esperando los acontecimientos, viéndolas venir. Atórrate: espera, ten calma, no te muevas, hazte el muerto. 1948 (1969) Guerra Cuentos ii (p.84): Volcaron los cuatro palanquines la caja y se atorraron debajo de ella mal que bien. Ibídem (p.19): Pérez iba derecho como una vela, pero atorrándose, a una timba. 1955 Perdomo El puerto de la Luz (pp.82-83): El avión parece se acercaba bajo, muy bajo y ya el público iba a dispersarse sintiendo el temor, cuando Gabino, adelantándose a los grupos, impuso el orden y la tranquilidad con su tajante: ¡Atórrense! Como obedeciendo a una orden suprema, autoridades y público quedaron al instante cuerpo a tierra, y allí no pasó nada. 1955-56 (1977) Guerra Memorias (p.30): Me atorré al pien de unas tabaibas, porque me dio sorimba.

¨Este verbo se encuentra también en América, y Laguarda (p.31) analiza la posible conexión entre ambos, ya que no presentan el mismo significado: «Queda por considerar la relación del verbo atorrar, usado en el Río de la Plata con el empleado en Canarias. Wagner fue el primero en señalar el parentesco de ambos (Corominas) aunque semánticamente no sean idénticos y en Canarias se use como pronominal [...], en tanto que en el Plata [...] es neutro e intransitivo [...]. Como conclusión, Corominas expresa que atorrar es un occidentalismo americano, o sea, un vocablo del Occidente ibérico (Portugal, Galicia, Asturias, León) que también se usa en América; en opinión de Corominas se trata del mismo vocablo que el asturiano turrar (atontar), el portugués torrar (tostar) y los verbos antiguos castellanos aturrar y aturriar (aturdir) [...]. En el uso de atorrar y atorrante en América y en el Occidente ibérico hay que reconocer que mientras atorrar es un occidentalismo, atorrante es un americanismo puro y ninguna de las dos voces es un canarismo».

 

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ISBN 978-84-88366-95-5 (o.c.)978-84-88366-93-1 (v.1) 978-84-88366-94-8 (v.2)

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