atortugado

Se documenta por primera vez, como 'semejante a una tortuga por su forma o por su lentitud', en 1629, en Cozquilla de gusto, de J. A. Maluenca, quien menciona a una persona con "atortugada figura"; desde ese momento se atestigua, aunque de manera esporádica, hasta la actualidad. En 1902 se registra con el valor 'típico o característico de la tortuga' en un artículo publicado en Las Canarias (Madrid).

Se documenta únicamente, con la acepción 'enfermedad consistente en una curvatura anormal de la columna vertebral en la zona dorsal', en 1656, en la obra de J. Serna titulada Tratado de las supersticiones, idolatrías, hechicerías, ritos y otras costumbres gentílicas de las razas aborígenes de México; en esta obra la voz se emplea con valor metalingüístico, como aclaración de"ayomaz".