Sintaxis

39 Los adjuntos. El complemento circunstancial

39.7 Clases semánticas de adjuntos (III). Adjuntos de cantidad, lugar y tiempo

39.7a Los adverbios de cantidad y grado se estudian en los § 20.5-8 y 30.4. Como se muestra en las secciones a las que se remite, estos adverbios adquieren significados diferentes (intensidad, duración, frecuencia, etc.) en función de las características del predicado al que modifiquen. De hecho, se suele considerar en la actualidad que es problemática la opción tradicional de situar los complementos de cantidad en el mismo paradigma que otras nociones semánticas, ya que los adverbios cuantitativos no dejan de expresar cantidad por el hecho de denotar a la vez tiempo (La película no dura mucho), espacio (Han ensanchado bastante la carretera), intensidad (No aprietes tanto) u otras nociones.

39.7b Los adverbios de cantidad y grado pueden ser indefinidos (Duermes poco; No se esfuerzan bastante; Viaja demasiado; Esto no me gusta nada); demostrativos (No debería gritar así); comparativos (Antes leías más); interrogativos (¿Cuánto han adelantado?); relativos (Grita cuanto quieras), o exclamativos (¡Cuánto hemos de aguantar!). Al igual que existen adverbios en -mente que expresan solo manera (concienzudamente, cuidadosamente) o tiempo (largamente, actualmente), también algunos se especializan en la noción de cantidad o grado, como enormemente o grandemente: Son estos problemas nada triviales que preocupan grandemente hoy la conciencia moral de la sociedad (Fabelo, Valores). A ese grupo pertenecen, entre otros, los adverbios abundantemente, excesivamente, copiosamente, exageradamente, suficientemente o mínimamente, entre otros, pero no, en cambio, totalmente o completamente, que están restringidos por factores relativos al modo de acción del predicado al que modifican. Suelen situarse en la actualidad entre los aspectuales (cf. *La película me gustó totalmente). Sobre este punto, véanse además los § 13.2q y ss., 13.16h y 30.8. Sobre el uso de adverbios que expresan de forma indirecta cantidad o grado cuando modifican a los adjetivos (asombrosamente triste, ligeramente positivo, relativamente silencioso), véanse los § 13.16h y ss., 30.4 y 30.11g.

39.7c Son numerosas las locuciones adverbiales que expresan cantidad o grado, en especial las formadas sobre la pauta «preposición + sustantivo o grupo nominal»: a medias, a todo tren, a tope, a tablero vuelto (en Chile), a troche y moche, de película (también de cine, en España), de pelos, de ensueño, de lo lindo, de locura, de maravilla (o de maravillas), de perlas, de rechupete (también de chupar, en la República Dominicana), en abundancia, entre otras muchas. Algunas de estas locuciones cuantitativas son modificadores adjetivales (§ 13.16c, d), como en loco de atar o feo con ganas: Es feo con ganas (Ayerra, Lucha). Muchas están restringidas por el predicado verbal con el que se construyen, como en el caso de a mares, a chuzos, a cántaros o a manta, que modifican a llover y otros predicados semejantes, o en el de a todo gas, a toda marcha, a toda velocidad y otras similares que se mencionan en el § 30.16. Estas locuciones adverbiales admiten interpretaciones análogas a las de los adverbios de cantidad o grado, como se observó en el § 39.3s y se explica asimismo en los § 30.16d y ss.

39.7d Los grupos nominales cuantitativos no lexicalizados son, como se ha recordado (§ 39.3s), argumentos de los verbos de medida (Dura tres horas; Pesa diez kilos; Cuesta mil dólares), pero también pueden constituir grupos diferenciales en las construcciones comparativas (dos días después, cien pesos más caro). Son igualmente grupos nominales de cantidad o grado los que encabeza el artículo neutro lo, como en Trabajan lo justo o Se preocupan lo indecible. Estos grupos nominales (lo convenido, lo indecible, lo justo, lo necesario, lo normal, lo suficiente, lo establecido, lo máximo, lo mínimo) están restringidos por factores semánticos que se estudian en el § 14.9. Con la excepción de estas expresiones y de los grupos nominales que se forman con sustantivos temporales (Lo esperó dos horas; Trabajó en esta fábrica cinco años), son raros los grupos nominales no lexicalizados que funcionan como adjuntos de cantidad o de grado. No obstante, pueden asimilarse a este grupo los que se construyen con sustantivos de medida, muy a menudo modificando a verbos de cambio de estado, como en Adelgazó unos kilos; Podríamos subir la temperatura dos grados, o en El Dow Jones bajó 192 puntos (Excélsior 7/9/2001). Sobre los límites difusos entre los complementos directos y los adjuntos con los verbos de medida (durar, medir, tardar, etc.), véanse los § 34.2m, n. Con el sustantivo vez se crean grupos nominales adjuntos que expresan frecuencia (Te lo he dicho mil veces), como se vio en el § 39.3q.

39.7e La dificultad que existe al construir grupos nominales adjuntos que expresen cantidad o grado se debe fundamentalmente a que la lengua solo posee unidades de medida para un número restringido de magnitudes físicas. Así pues, el lugar de mucho en Se demoró mucho puede ser ocupado por la expresión mucho tiempo o —alterando la concordancia— por una larga serie de sustantivos temporales: días, semanas, meses, etc. En cambio, ese mismo adverbio en El regalo me gustó mucho o en Me esforcé mucho no puede ser ocupado por un sustantivo o un grupo nominal, si se descartan las expresiones lexicalizadas (un montón, una barbaridad, etc.) a las que se ha aludido. Por analogía con las magnitudes económicas, se utilizan a veces en los registros poco formales del español europeo expresiones como La autoestima del Real Madrid crecería muchos enteros ante una posible victoria esta noche (Mundo [Esp.] 12/5/1999), aun cuando se sabe que la autoestima —a diferencia de la temperatura, el precio, la altura o el tiempo— no posee unidades particulares de medida. Para el uso de cualquier cantidad en el sentido de mucho, considerablemente, véase el § 20.4r.

39.7f Se forman grupos preposicionales que expresan cantidad o grado con los sustantivos grado, medida, proporción y otros semejantes. Así, el segmento subrayado en el ejemplo que sigue puede sustituirse por los adverbios de cantidad mucho o grandemente: Por otra parte, el conjunto de condiciones en distribución reduce en proporción muy considerable la posibilidad de generar sinergias como consecuencia de la fusión (País [Esp.] 6/2/2001). He aquí otros casos similares:

Su notoriedad había aumentado en proporción fabulosa desde que la Reina dejó de serlo (Mujica Lainez, Brazalete); Lejos de suprimir frailes, yo los aumentaría en grado máximo (Galdós, Episodios); Hubo algo que me preocupó en grado sumo (Fontanarrosa, Nada); Hay quienes creen que su presencia —y la polémica generada en torno a él— les ha sido perjudicial en cierto grado (Caras 26/5/1997); Usted padece de una neurosis de respetables magnitudes, que si bien el alcohol no se la ha producido, sí ha sido el que se la ha alborotado en grado considerable (Barriguete, Vino); Pienso que en alguna medida influyó nuestra falta de experiencia (Granma Internacional 7/1997); Ese traslado neto de recursos explicaba en buena medida los bajos costos y los bajísimos precios (Aguilar Camín, Golfo); Tampoco vivimos completamente para nosotros, sino, en gran parte, para los demás (Galindo, M., Década).

39.7g Estos grupos adverbiales pueden incidir también sobre adjetivos o adverbios. Así, Parlanchina en grado sumo […] (Delibes, Sombra) equivale a Sumamente parlanchina… De manera análoga, en el primero de los dos ejemplos que siguen se dice aproximadamente lo mismo que en … ya lo eran mucho, y en el segundo se expresa un significado próximo al que corresponde a la variante con un adverbio de grado (… sumamente exasperantes):

Hombres muy expertos han sido perversos y estúpidos, porque ya lo eran en grado muy acentuado (Moix, Arpista); Y por este lado acaso son los ingleses, en grado especial, exasperantes (Ortega Gasset, Rebelión).

Otras veces, no se obtiene equivalencia entre esos grupos preposicionales que modifican a un grupo verbal y un cuantificador que incida sobre adjetivos o adverbios. Así, la expresión subrayada en No diré que los admiro, pero, en cierta medida, los comprendo (Mendoza, Gurb) podría ser parafraseada por desde cierto punto de vista o hasta cierto punto. Corresponde una paráfrasis similar a en buena medida en Equilibrados los tres, solitarios y en buena medida contentos, ¿por qué no? (Puga, Silencio), pero esa misma locución expresa propiamente cuantificación de grado en Parece haberse reducido en buena medida el ritmo de la ascensión para los de cabeza (García Sánchez, Alpe d’Huez).

39.7h Con las locuciones adverbiales en parte, en gran parte y otras semejantes se puede expresar cuantificación de grado, al igual que con las anteriores. Así, en gran parte se acerca a considerablemente o a grandemente en el texto que aparece a continuación: Su imposibilidad para neutralizar a la fuerza aérea contribuyó en gran parte a la derrota de la marina (Scheina, Iberoamérica). Otras veces introducen, en cambio, un tipo de cuantificación que afecta a los individuos en lugar de a los grados, aunque sea a distancia. En efecto, en copos blancos de pororó, cuya forma en gran parte aleatoria […] (Saer, Pesquisa), se dice que es aleatoria la forma de gran parte de los copos blancos de pororó. Este mismo tipo de cuantificación se obtiene en el texto siguiente: Los alcaldes […] son, en proporción muy alta, constructores o empresarios de industrias auxiliares de la construcción (País [Esp.] 5/9/1999), en el que se dice que un elevado número de alcaldes son empresarios. Esta forma de cuantificación a distancia sobre individuos se extiende a los adverbios indefinidos, como se explica en el § 30.4k.

39.7i Los complementos adjuntos de lugar se asemejan a los de cantidad o grado en que pueden ser adverbiales o preposicionales, pero no nominales. Así pues, la expresión en la mesa puede ser un adjunto locativo, a diferencia de la mesa. Se dedican a los adverbios de lugar los § 17.8 y 30.5. Los grupos preposicionales que expresan esta noción se construyen con muchas preposiciones, en especial con las siguientes:

a (a tu espalda, a la puerta, a los dos lados, al final de la calle); ante (acampar ante las murallas); bajo (guardar algo bajo la alfombra); contra (apretándola contra su pecho); de (de un lado a otro); desde (desde las nubes); hacia (hacia el norte); hasta (hasta el final del camino); por (caminar por la vereda, sangrar por la nariz); tras (tras la verja).

Véase también, en relación con estos usos, el § 36.6. Sobre los límites entre los usos puramente locativos de las preposiciones y las interpretaciones figuradas (como en ante el abismo ~ ante la adversidad), véase el § 29.6. Sobre los adverbios terminados en -mente que reciben interpretación locativa (mundialmente famoso, localmente difundido, premiado internacionalmente), véase el § 30.5v.

39.7j Los adjuntos de lugar pueden modificar a los predicados de estado, como en Estoy sentado en una silla, si bien reciben la lectura predicativa con algunos verbos de este grupo. Así, el segmento subrayado en Tiene una casa en la sierra expresa cierta propiedad de una casa relativa al lugar en que se ubica. Se suele asimilar, por esta razón, a los complementos predicativos (§ 38.6-8), en lugar de a los circunstanciales. Inciden sobre predicados de estado los adjuntos locativos subrayados en La camisa me costó seis dólares en estos almacenes; Las oficinas de la empresa ocupan tres plantas en este edificio, o en soluciones que son adecuadas en un país, pero no en otro. Es frecuente que los adjuntos locativos introduzcan lugares que se interpretan en relación con otros (recuérdese el § 39.4ñ). Como se ve, en el segundo ejemplo mencionado se habla de tres plantas de un cierto edificio, aun cuando el segmento que se subraya modifica a ocupar tres plantas, no al grupo nominal tres plantas. Se ha observado que este proceso es más general. Si alguien dice La gente sale muy frecuentemente a cenar en la Argentina, estará dando a entender, aunque no lo exprese de manera literal, que los argentinos salen muy frecuentemente a cenar (recuérdense los § 39.4ñ y ss.).

39.7k Son escasos los verbos que admiten la alternancia entre el complemento directo y el adjunto de lugar. Casi todos denotan contacto físico (tocar, acariciar, golpear, rozar, besar, etc.), como en golpear {la puerta ~ en la puerta} o besar a alguien {la calva ~ en la calva}. Como en los casos analizados en el § 39.6q, tampoco aquí se obtienen oraciones sinónimas en sentido estricto. Muchos verbos de este grupo permiten asimismo que la parte del cuerpo a la que se alude constituya el referente del sujeto, lo que da lugar a alternancias como Besó el suelo con sus labios ~ Sus labios besaron el suelo; Rozó la camisa con sus dedos ~ Sus dedos rozaron la camisa. Las alternancias que caracterizan los llamados verbos de contacto están, sin embargo, restringidas. El que no se obtengan en pares como aporrear {la puerta ~ *en la puerta} puede querer decir que aporrear no es propiamente un “verbo de contacto”, pero también podría interpretarse como señal de que no todos los miembros de este grupo de verbos están sujetos a esta alternancia.

39.7l Los nombres de lugar que designan vías o conductos aparecen en complementos locativos introducidos por la preposición por (La planta química despide gases tóxicos por la chimenea; La niña sangraba por la nariz), pero pueden construirse también como sujetos, sobre todo cuando el verbo se refiere al proceso de emitir o producir lo que se desprende (La chimenea de la planta química despide gases tóxicos; La nariz de la niña sangraba). Esta alternancia es característica, en efecto, de los llamados verbos de emisión, como arrojar, despedir, echar, expeler, sangrar, etc., como ilustran los ejemplos que siguen:

Tenía las mandíbulas apretadas y echaba chispas por los ojos (Madrid, J., Flores); A los gatos se les comenzó a poner el pelo espinoso y sus ojos echaban chispas (González León, Viejo); Se desplazaba con un estrépito de su roñoso motor, escupiendo humo y tuercas por el tubo de escape (Allende, Casa); Los tubos de escape de los autobuses escupían su desencanto por tanta hora extra de trabajo sin ningún miramiento (José, Buster Keaton).

Véanse también los § 33.3o y ss.

39.7m Existe asimismo cierta relación entre los complementos de medio y los de lugar. La expresión subrayada en sostener una taza por el asa denota cierto medio de sujeción y admite como sustituto el adverbio cómo. A la vez, el término de la preposición por se refiere a un lugar y puede sustituirse por el adverbio dónde. Se obtiene una alternancia similar en La sujeto por el antebrazo y le pregunto qué opina (Tomeo, Mirada). A su vez, algunos de estos grupos nominales pueden alternar con los sujetos, como en El caballo iba sujeto por la brida ~ La brida sujetaba al caballo. Sobre este punto, véanse también los § 14.7f y ss. Las restricciones en el uso de adjuntos de lugar relativas a la posesión inalienable, como en David tenía un fuerte dolor en el pecho (*de Luisa), se examinan en el § 18.7b.

39.7n Se da también cierta conexión entre los adjuntos de lugar y los que corresponden a otras nociones semánticas. El complemento circunstancial subrayado en Con sus burlas o su compasión le habrán herido en lo más profundo de su psiquis (Hora 9/11/2000) denota cierto lugar en el que alguien habrá sido herido; pero, al estar semilexicalizada, esta construcción hace también referencia a la intensidad de la herida ocasionada, lo que permite entender que se obtengan equivalentes aproximados con los adverbios profundamente o intensamente. En el § 29.6 todas las preposiciones del español pueden utilizarse en contextos en los que se expresan relaciones espaciales, hasta el punto de que muchos de sus usos traslaticios (en complementos argumentales o adjuntos) se obtienen de sentidos primitivamente espaciales. Son asimismo varias las preposiciones que admiten usos espaciales (en Honduras, hasta el fin de la calle, ir para Barcelona) o temporales (en primavera, hasta el final del día, ir para la vejez).

39.7ñ Algunos sustantivos designan lugares además de eventos. En efecto, complementos como el subrayado en Lo eligieron presidente en el último congreso del partido pueden ser temporales o locativos; se obtienen asimismo alternancias como En la batalla es {donde ~ cuando} fue herido. Se deducen algunas consecuencias semánticas de las diferencias entre la interpretación temporal y la no temporal de los grupos nominales en los complementos circunstanciales. Si se dice de alguien que murió en la guerra, en el sentido de ‘durante la guerra’ (por tanto, Murió entonces o Murió en ese tiempo), no se hablará de un evento, sino de un período, y no se obtendrá la implicación según la cual el finado participó en la contienda. Si la interpretación de en la guerra es, en cambio, eventiva (por tanto, Murió en ella), se obtendrá, por el contrario, tal inferencia. En este segundo caso, la preposición en ubica en el interior de cierto evento (la guerra) la muerte de una persona, por lo que resulta legítimo inferir su participación en ese suceso.

39.7o Los adjuntos temporales pueden ser adverbios o grupos adverbiales (§ 17.9, 22.7-11, 22.15, 22.16, 24.4-7, 30.6 y 30.7), grupos preposicionales (§ 29.6-8), grupos nominales (§ 39.3k y ss.) y oraciones subordinadas (§ 22.9). Se usan asimismo algunos participios como adjuntos temporales, como en Se despidió de su hija y le prometió verla muy seguido (Serrano, M., Vida). En muchos países americanos se emplea salteado en el sentido de ‘de forma intermitente’:

Bueno, yo he estudiado siempre salteado, porque como tuve trece hijos […] (CREA oral, Venezuela); Con él compartía el sombrero de paja, que lo usaban salteado, un día uno, al día siguiente el otro, y también compartían algunas cosas más (Galeano, Bocas).

Véase también sobre este punto el § 30.3c. Es problemática, desde el punto de vista categorial, la clasificación de las construcciones temporales con hacer, como en Había llegado hacía dos días, por las razones que se exponen en el § 24.6.

39.7p Los sustantivos de tiempo se asocian de forma característica con los adjuntos y los argumentos que expresan esa noción, como se ha explicado, pero pueden desempeñar también otras funciones. Por extensión metafórica, pueden ser sujetos de un gran número de predicados, especialmente en la lengua literaria, como en El año 1967 encontró a toda la familia sumida en una profunda desesperación, o en los textos siguientes:

El otoño nos traerá ese regalo que a usted y a mí nos gusta tanto: el amarillo encarnado del mirto y los helechos (Cano Gaviria, Abismo); El final de la tregua nos pilló cerca del hotel Ledra Palace (Leguineche, Camino).

Aun así, tiene fundamento la observación tradicional que relaciona de modo prototípico los sustantivos temporales con los complementos circunstanciales, ya que se ha comprobado estadísticamente que se usan en altísima proporción para añadir a los eventos informaciones que miden su duración o los sitúan en relación con determinados puntos de referencia. Los adjuntos temporales se subdividen en complementos de localización (en esta semana, por la mañana, recientemente), de duración (brevemente, para siempre) y de frecuencia (diariamente, ocasionalmente, dos veces). Véanse, en relación con esta división, los § 30.6 y 30.7.

39.7q Se perciben ciertas semejanzas entre los adjuntos temporales y los que expresan otros significados. La que se reconoce por lo general entre los adjuntos de lugar y los de tiempo se examinó de manera breve en los apartados anteriores. La relación entre los adjuntos temporales y los que expresan compañía (en el sentido amplio que corresponde a este concepto, como se ha explicado) es perceptible en secuencias como las siguientes:

La luz llega con el alba y va mirando pálidamente las cosas encubiertas (Chacel, Barrio); Tránsito Ariza se levantó con los primeros gallos (García Márquez, Amor); Se segaba el trigo, y la codorniz, que había llegado con los últimos fríos de la Baja Extremadura (Delibes, Mortaja); Me despierto con el sol, me preparo unos amargos y me voy a la plaza cerca del mercado (Brecha 10/1/1997).

En estos casos, el grupo preposicional sitúa temporalmente la acción, pero también pone de manifiesto que ciertas acciones se realizan en concurrencia con otras, o al mismo tiempo que otras entidades las llevan a cabo. Sobre la interpretación causal de algunos grupos preposicionales similares a estos, véase el § 39.8f.

39.7r Existe asimismo cierta relación entre los adjuntos temporales y los de manera. Esta conexión se percibe cuando se comparan las dos interpretaciones de secuencias como Los invitados se fueron marchando de la fiesta lentamente. En el primer sentido, lentamente es un adverbio de manera que se podría parafrasear por ‘moviéndose lentamente’. Expresa, pues, la forma en que se marchó cada invitado, o bien el grupo en su conjunto (sobre la interpretación colectiva o distributiva del sujeto, véase el § 20.9o). En el segundo sentido —más natural— esa oración habla de la forma en que se espaciaron ciertas salidas. La lentitud no se predica, por tanto, en este segundo caso, de la manera en que se realiza la acción de salir, sino de la forma en que se suceden los eventos de salir, dispuestos en una serie. La variante con el adverbio en posición de tópico inicial de la que se habló en los § 39.4f y ss. (Lentamente, los invitados se fueron marchando de la fiesta) favorece esta segunda interpretación. Véase también sobre esta cuestión el § 28.13.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
complemento de medida argumental, cuantificación

 

Nueva gramática de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

cerrar

Buscador general de la RAE