marmotesco

Se documenta por primera vez, con la acepción 'perteneciente o relativo a la marmota (| persona empleada en el servicio doméstico)', en 1927, en "Humorismo barato. Mi amada Inés" de F. Álvarez Guerra, texto aparecido en el Nuevo Día: Diario de la Provincia de Cáceres (Cáceres). En 1960, en la obra Tras las huellas de Unamuno de A. F. Zubizarreta se atestigua con el valor 'típico o característico de la marmota', en alusión al comportamiento de la marmota y su hibernación. La referencia "marmotesca modorra" aparece, según el autor, en una carta de Miguel de Unamuno del año 1900 cuyo original no hemos podido consultar. Por otra parte, se registra por primera vez, con el valor 'que se repite de manera reiterada', en 2015, en el artículo de R. Fresán titulado "Contratapa [...] Homo Reset" y publicado en Página 12 (Buenos Aires) . Este significado surge en alusión al día de la marmota: cada 2 de febrero granjeros de Estados Unidos y Canadá toman como referencia el comportamiento de una marmota que sale de su madriguera para predecir el final del invierno.