Sintaxis

21. Los numerales

21.1 Clases de numerales. Relaciones y diferencias entre ellos

21.1a Los numerales no constituyen una clase gramatical unitaria, si bien la mayor parte de los grupos que se reconocen entre ellos pueden considerarse cuantificadores. Todos los numerales participan en operaciones de cómputo que siguen la escala de los números naturales, lo que justifica que se incluyan tradicionalmente en este paradigma gramatical. Se llaman numerales cardinales los que proporcionan la medida numérica de un conjunto de entidades, como diez, veintitrés, cincuenta. El adjetivo latino cardinālis procede del latín cardo, -ĭnis ‘gozne’. El significado de ‘principal, fundamental’ que le asigna el DRAE está relacionado con esta noción, interpretada en sentido figurado. Se suele denominar cardinalidad o valor de cardinalidad de un grupo al conjunto o la cantidad de individuos que lo forman. Por ejemplo, la cardinalidad del grupo nominal veintidós personas es 22. Este concepto tiene diversas aplicaciones en la gramática de la cuantificación, como se explica en el § 19.2b. Los numerales ordinales expresan el lugar que ocupa una determinada unidad en una serie, como primero, quinto, duodécimo, vigesimoquinto. Los numerales fraccionarios indican partes o fracciones de una unidad segmentable, como onceavo o centésima (parte). los numerales multiplicativos expresan el resultado de multiplicar una cantidad por un número natural: doble, triple, cuádruple.

21.1b Como se ha adelantado, el término cuantificador se aplica con propiedad a muchos numerales, pero no a todos. Así, los numerales cardinales se asimilan plenamente a los cuantificadores, en cuanto que admiten construcciones partitivas: Tres de ellos no estaban de acuerdo; Solo contestó cinco de los mensajes recibidos20.1f). Por el contrario, el sustantivo cinco no es un cuantificador en El cinco es mi número de la suerte. Tampoco el adjetivo subrayado en el tercer día de la semana es, en sentido estricto, un elemento cuantificativo, ya que no proporciona el número de unidades que corresponden al sustantivo al que modifica (día). Debe señalarse, sin embargo, que los adjetivos ordinales tienen algunas propiedades características de los cuantificadores, entre ellas el hecho de que dan lugar a fenómenos de ambigüedad relativos al ámbito o al alcance de estas unidades (§ 20.9c). Así, el titular periodístico Segunda avería de un 727 […] en cuatro días (País [Esp.] 26/3/1985) puede referirse a dos aviones diferentes o a un mismo avión. Los fenómenos de ámbito son característicos de las expresiones cuantificativas, por lo que es lógico incluir el numeral segunda entre ellas. Como se comprueba, con los numerales se establece de modo diverso algún cómputo sobre la clase de los números naturales, pero no se determina necesariamente la medida que corresponde a un conjunto de personas o cosas.

21.1c Las subclases de numerales que se mencionaron en el primer apartado suelen tener miembros en común, de forma que una misma unidad léxica puede pertenecer, según su uso, a grupos diferentes de numerales. Así, veintitrés es un numeral cardinal y se comporta propiamente como cuantificador en Había veintitrés alumnos en la sala. Constituye, en cambio, un ordinal en el piso veintitrés, el día veintitrés o en Juan XXIII. En estos casos equivale a vigesimotercero o vigésimo tercero21.5a y ss.), ya que indica la posición que ocupa una entidad dentro de una serie fija ordenada: la serie de pisos de un edificio contada a partir del nivel inferior, la serie de días de un mes o la serie de papas que adoptaron el nombre de Juan.

21.1d Los cardinales se emplean como ordinales con suma frecuencia, sobre todo a partir de la decena. En este uso aparecen pospuestos unas veces (la planta 20 del edificio, la puerta catorce, la fila seis) y antepuestos otras, especialmente si la serie es temporal: su cuarenta y dos cumpleaños, el cincuenta aniversario. Es incorrecto usar los numerales fraccionarios con el valor que corresponde a los ordinales: la onceava vez por la undécima vez o la decimoprimera vez; la doceava copa de campeones por la duodécima; la veintitresava edición del festival por la vigesimotercera. No obstante, algunos ordinales se utilizan también como fraccionarios, como en la vigésima parte. Sobre este uso, véanse los § 21.6a y ss. Nótese, en el mismo sentido, que la voz cuarto designa un numeral ordinal en el cuarto piso o en Enrique IV, pero en un cuarto de kilo de harina es un sustantivo numeral fraccionario. Se volverá sobre estas diferencias sintácticas en el § 21.6. Solo ocasionalmente se registran expresiones en las que se mezclan cardinales y ordinales en la misma serie. Se trata de secuencias incorrectas, como el trigésimo un aniversario por el trigésimo primer aniversario o el treinta y un aniversario.

21.1e Desde el punto de vista sintáctico, los numerales admiten usos como sustantivos, pronombres, adjetivos e incluso —aunque más raramente— como adverbios (§ 21.5r). Los numerales cardinales se asimilan a los demás cuantificadores en que admiten usos pronominales (Esperaba cinco cartas, pero solo llegaron tres) en alternancia con los adjetivales (… pero solo llegaron tres cartas). Como se explica en los § 21.2b y 21.5m, algunos gramáticos mantienen la categoría de adjetivo en el primer caso y proponen un sustantivo nulo Ø (= cartas). En los apartados siguientes se retoma este análisis, que se considera correcto en lo fundamental. Los pronombres numerales —adjetivos numerales si se admite el análisis de los núcleos nominales tácitos— pueden ir acompañados a su vez de adjetivos, sean o no calificativos:

La jactancia en el Bar Cantábrico tuvo, en lugar de un solo motivo, dos distintos (Laín Entralgo, Descargo); Ella por el todo le pagaba al verdadero dueño 400 francos trimestrales y por la parte nuestra nos cobraba 500 mensuales (Bryce Echenique, Martín Romaña); Le habían informado de que en las filas del general López Montalvo solo quedaban trescientos sobrios (Alonso, Supremísimo); Me ha dicho que para empezar, cuatro mil diarias (Pedrero, Invierno); Pero nadie sabrá que entre los clientes estarán dos excepcionales: Humberto Delgado y su secretaria (Martínez Mediero, Vacaciones).

21.1f Poseen flexión de género los adjetivos numerales cardinales un(o), con sus derivados y sus variantes (un día, veintiuna veces), y los que se forman sobre la base compositiva -ciento; es decir, los numerales situados entre 200 y 999 (doscientas personas), así como los más complejos que contienen estas cifras como componente, sean millares o millones: trescientas veinticuatro personas, diez mil trescientos veinticuatro árboles. Los usos pronominales de estos numerales están sujetos a la misma alternancia. El cardinal dos admitió flexión de género (dúos o dúes para el masculino; dúas para el femenino), como el portugués o el catalán, pero la perdió en la primera mitad del siglo xiii. Cuando los adjetivos numerales cardinales poseen flexión de género (trescientos/trescientas), lo reciben del sustantivo al que modifican, al igual que los demás adjetivos. En cambio, los nombres de los números naturales son sustantivos masculinos: un siete, el veintiuno, el segundo cuatro de la serie o en Escribe este ocho un poco más pequeño. Nótese que en el grupo nominal cuatro cincos seguidos aparecen consecutivamente un adjetivo numeral (cuatro) y un sustantivo numeral cardinal (cinco), que determina la terminación genérica de seguidos.

21.1g Los numerales cardinales proporcionan los nombres de los números naturales. En sentido estricto, dos es un sustantivo en Este número termina en dos. Por cuanto los sustantivos numerales designan el nombre de guarismos o de cifras, resulta natural decir Salió dos veces seguidas el treinta y tres; Añada todos los ceros que quiera o Este siete parece un cuatro. En algunos contextos matemáticos los sustantivos numerales se asimilan en parte a los nombres propios, en el sentido de que no llevan artículo ni otros modificadores: Dos más dos son cuatro (cf. *El dos más el dos son cuatro); Nueve no es múltiplo de cuatro; Veintitrés menos dos da veintiuno, pero ... son veintiuno (véanse los § 33.10 y 37.2b para la concordancia con el atributo en algunas construcciones con el verbo ser). En otros contextos, en cambio, se asimilan a los nombres comunes. Se dice generalmente El nueve (no Nueve) es mi número favorito, pero en algunas variedades del español (entre ellas la peruana) se admiten ambas opciones en esta construcción, de forma que nueve puede interpretarse como nombre común o como nombre propio. Nótese, en el mismo sentido, que dos es un nombre común en Si a este dos le sumamos otro dos obtenemos un cuatro, pero es adjetivo numeral con sustantivo tácito (por tanto con concordancia) en Si a estos dos les sumamos otros dos, obtenemos cuatro.

21.1h Como se ha explicado, los nombres de los números naturales, como cinco en cuatro cincos seguidos, no pertenecen, en sentido estricto, al paradigma de los numerales, sino al de los nombres comunes. Apoya este razonamiento el que admitan adjetivos calificativos, como en un cinco pequeño y casi ilegible. Desde este punto de vista, tres se puede considerar un numeral —entendiendo este término como clase gramatical— en la expresión tres números, pero no en la expresión el número tres. Una diferencia importante entre los sustantivos que designan números y cifras y los numerales cardinales radica en que los primeros están sujetos a la alternancia «singular–plural», al igual que los demás sustantivos contables: un seis ~ tres seises; el diez ~ cuatro dieces; un catorce ~ tres catorces. Los segundos son inherentemente plurales, con la excepción de un(o)/una, y no aceptan dicha alternancia: cuatro mesas, doscientas veces, ocho pasos. En este capítulo se estudiarán unos y otros, ya que la formación de secuencias complejas en que intervienen está determinada por reglas relativamente similares (véanse los § 21.2h y ss.). Como los numerales cardinales establecen el número de seres que componen un conjunto, es lógico que se usen como atributos para indicar la cardinalidad (recuérdese el § 21.1a) del grupo al que se refieren, es decir, el número de individuos que lo componen: Veinte eran los amotinados; Los puntos cardinales son cuatro; Los apóstoles eran doce.

21.1i El numeral cero pertenece al paradigma de los numerales cardinales: Le costará cero pesos. Es, en cambio, un nombre común cuando designa cierto guarismo como en Esta cifra contiene tres ceros o en El número premiado termina en cero. También se emplea como sustantivo en fórmulas fijas como partir de cero, empezar de (o desde) cero, etc. Al igual que los demás numerales cardinales, cero es insensible a la concordancia de número (sobre la expresión las cero horas, véase el § 21.9n). Con escasas excepciones, como a cero grados centígrados, el uso de cero como cuantificador numeral es propio de los registros poco formales:

Ahora mismo hay “cero posibilidades” de jugar contra el Dépor (Faro Vigo 5/4/2001); Vistazo la ubica como la mujer más elegante de 1997. Su secreto: cero estampados, colores llanos en piezas fáciles de combinar y líneas rectas que no pasan de moda (Vistazo 18/12/1997); Su decisión fue definitiva. Cero discos, cero películas, cero transmisiones radiofónicas u, horror de horrores, televisivas (Fuentes, Inez).

Es algo menos frecuente, pero igualmente posible, el uso de cero con sustantivos no contables, como en la expresión tolerancia cero —en la que el numeral aparece pospuesto, frente a la tendencia general— o en El gran McKenzie tenía cero interés en resolver el caso (Dorfman, Nana).

21.1j Cero se asimila solo en parte al indefinido negativo ningún/ninguna. Este último rechaza los plurales (cero discos ~ *ningunos discos) con las excepciones que se analizan en los § 19.4e-g (ningunas ganas). Además, cero no se interpreta bajo el ámbito de la negación (compárese No tiene ningún interés con *No tiene cero interés). En este sentido, cero está más próximo al alemán kein o al inglés no, si bien estos cuantificadores admiten, al igual que ningún/ninguna, sustantivos contables en singular: kein Buch, no book, ningún libro. El numeral cardinal cero se acerca asimismo en su significado, aunque solo en parte en su sintaxis, al adjetivo nulo, como en Tiene {nulas ~ cero} posibilidades. Sin embargo, cero es infrecuente en función atributiva, mientras que nulo es habitual en ella: Los resultados finales fueron nulos. Se documentan, no obstante, algunos casos: Se supone que los costos de control en México son cero (Belausteguigoitia, Consideraciones). El numeral cero se emplea también como pronombre: tres goles a cero (es decir, … a cero goles). Como en los demás numerales cardinales en posición prenominal, se admite también el análisis tres goles a cero Ø.

21.1k Se indicó en el § 21.1d que los adjetivos numerales cardinales en posición posnominal (como el adjetivo trescientas en la página trescientas) se asimilan parcialmente a los ordinales (la página tricentésima). También se interpretan como ordinales los adjetivos subrayados en Usted las ve en la representación doscientas o trescientas (Fernán Gómez, Viaje). Todos estos adjetivos se acercan en su significado, pero no tanto en su sintaxis, a los sustantivos numerales en aposición, como trescientos en la página trescientos. Repárese en que el sustantivo página es femenino, pero no concuerda con el sustantivo trescientos en esta última construcción. Tampoco existe concordancia de género en los ejemplos siguientes:

¿Qué hacías tú en aquel ascensor camino de la planta veintiuno con una corona de laurel en la coronilla? (ABC 11/3/1987); Luego nos llega la ley doscientos de tierras. Esa primera ley de pesas y medidas impulsó a la movilización para luchar por su corrección (Alape, Paz).

Estas construcciones son apositivas y muestran una estructura similar a la de las expresiones la letra “a”, la palabra “árbol” y otras muchas secuencias similares que se analizan en el § 12.13g. Comparten esta pauta los grupos nominales el número tres, la hora veinticinco, el año cincuenta y tres y otras construcciones análogas. La construcción apositiva que forman los numerales admite la omisión del sustantivo, como en Pide en recepción la llave de la trescientos siete, como todos los años (Riaza, Retrato). Se trata de la misma pauta que corresponde a la (letra) a, el (color) gris, etc.

21.1l La otra opción, que corresponde al adjetivo numeral cardinal pospuesto (la página trescientas), se ejemplifica en los textos siguientes:

Cada vez que yo cantaba el número que llevábamos, ella me respondía con un San Antonio, si era la vuelta diecisiete (San Antonio el 17 de enero), o con una Santa Inés, si era la vuelta veintiuna (Santa Inés se celebra el 21 de enero también) (Palou, Carne); No te abrumaré: es de Eduard Verne, página doscientas quince de El viaje en una pluma (Arias, Silencio).

Las construcciones con adjetivos numerales pospuestos (la página trescientas) se diferencian de las estructuras apositivas descritas (la página trescientos) en que en estas últimas no se obtiene como única posibilidad la interpretación ordinal. Se diría, por ejemplo, la habitación doscientos tres del hotel (en el sentido de la habitación número doscientos tres) más probablemente que la habitación doscientas tres, ya que el número proporciona la identificación de la habitación, no el orden que ocupa en la serie de habitaciones. De hecho, la expresión la habitación doscientos tres podría ser adecuada si se aplicara a un hotel que no tuviera más de veinte habitaciones. Tampoco la expresión la línea ciento veinte (hablando, por ejemplo, de una red de transporte público) supone la existencia de ciento veinte líneas, ni el atleta número trescientos la de trescientos atletas. En esta interpretación, los numerales cardinales se usan con un valor próximo al de los adjetivos de relación (§ 13.12), es decir, como expresiones que permiten clasificar entidades o agruparlas para distinguirlas de otras de su misma clase. Como se ha visto en la otra interpretación, en la que el numeral cardinal concuerda en género con el sustantivo que lo precede, los adjetivos numerales cardinales se asimilan a los ordinales. Los adjetivos ordinales no dan lugar a las interpretaciones meramente denominativas analizadas. Así pues, la expresión la decimotercera habitación solo tiene sentido aplicada a una situación compatible con la existencia de al menos trece habitaciones.

21.1m Los numerales que no tienen género no pueden manifestar la diferencia observada en los apartados precedentes: la sala dos, la fila tres, la habitación diez. Algunos autores suponen una elipsis del sustantivo número en estos casos, análoga a la que se ha postulado para el adjetivo color en expresiones como un traje verde botella13.7q). No obstante, no existe completo acuerdo entre los gramáticos sobre la necesidad de esta forma de elipsis. La inexistencia de la alternancia de género en la cifra {trescientos ~ *trescientas} se debe a que el sustantivo trescientos nombra una cifra, en lugar de proporcionar el valor ordinal que ocuparía en una serie de cifras ordenadas.

21.1n La forma ambos/ambas no se incluye entre los numerales, ya que no equivale a dos, sino al conglomerado de artículo y numeral los dos/las dos. Como se explica en los § 29.9v y ss., las propiedades gramaticales de esta expresión cuantificativa están determinadas fundamentalmente por su naturaleza definida.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
cuantificación, cuantificador, cuantificador débil, determinante numeral cardinal, numeral, pronombre numeral cardinal

 

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