orejiar

Diccionario histórico del español de Canarias

orejear, orejiar

 

orejear, orejiar. intr. Dudar o titubear.

                23-iii-1942 (1976) Guerra Cuentos i (p.297): De los Malteses pa arriba sale mi compadre Austinito el de la Placetilla, con la mujer y el rancho alante, que viene de ca Damasito el Sargo, donde se metió el andansio y hay tres en cama y dos orejiando, si caen, si no caen. 4-v-1942 (1976) Ibídem (p.305): Madruga Monagas, como a coger puesto. Cuando van recalando maestros y peones y averiguan a qué viene se quedan orejiando. 8-vii-1942 (1976) Ibídem (p.311): Siete. Y quisá te parescan pocos. Monagas se quedó orejiando. Pos él gana, señora, porque como ya los desajusió una ves, tiene chico primero, y ahora mesmo entra en piedras de ocho... No lo arregla ni el méico chino. 1948 (1969) Guerra Cuentos ii (p.39): Pero ahora, de últimas, se le ha metío un malejón, creo que de vejiga, que lo tiene orejiando. Parese que es angurria. Y eso no va ni con el canuto. Ibídem (p.41): No dio su brazo a torcer el enamorado. Fuese a los padres de la Carmela costero él, turronera ella y la pidió formalmente para llevarla al altar de San Telmo. El marino quedóse orejiando, que no lo entendía; pero la turronera, que era una veterana y más escachada que una cuca, dio el «sí» con los ojitos cerrados. Ibídem (p.72): Sí, señora; que se lá metío un andansio en su casa y tiene tres en cama y dos orejiando. Ibídem (p.135): Allí cerca, debajo de la carretera de San José, vendían una finquita de millo y papas, con su pozo, un molino y un burro de clases pasivas para cuando no corría el airote. Doce mil duros se dejaban pedir por ella. Aquéllo era la dicha... Señor Ramírez se quedó entonces orejiando. 1955-56 (1977) Guerra Memorias (p.143): Dieron las doce. No obstante saber que la fuerza de los de la galante farra estaba arriba, las cantó orejiando... Ahora no lo remendaron. Ibídem (p.207): Sin saber bien por qué, todo aquello me dejó orejeando... Ibídem (p.253): «¡Júuum...!», se tragó un rezongo torciendo el hocico el lince del Tollo. También yo me quedé orejeando. «Este ha salido a conejos con veda trancada», me sospeché. Ibídem (p.281): ¿Ustedes son amigos míos o no son amigos míos? volvió a repetir, imperante, el muy Barrabás, al observar que todavía orejeábamos, rascándonos el cogote, pensativos. ¡Si es fásil, hombre! Ibídem (p.311): A Soledad le pareció bien, pero estaban los suyos de pleno en el potaje y todavía se quedó un instante orejeando.

¨Todos los ejemplos anotados son de Guerra Navarro que registra la palabra en su recopilación del léxico de Gran Canaria, con el siguiente artículo: «Orejear (Orejiar). Dudar, recelar, titubear. Estar o acudir desconfiado a algo. (El desconfiado de que le van a dar una quintada se queda "orejiando". Cuando al isleño le ofrecen sin ton ni son el oro y el moro, piensa: "¿Qué "quedrá" éste, que me está apopando?", y se queda entonces "orejeando", al igual que los animales, que ante un recelo mueven las orejas». Probablemente se trate de un andalucismo, ya que Alcalá Venceslada recoge orejearse, verbo reflexivo, como «Escamarse, ponerse sobre aviso, andar con cautela. Se orejean las bestias cuando se asombran o reparan. "Ese hombre no pica; no se fía en venir. Yo hablé con él y está orejeao"». Para la presencia de la palabra en América, vid. el tlca.

 

Diccionario Histórico del Español de Canarias © Todos los derechos reservados

ISBN 978-84-88366-95-5 (o.c.)978-84-88366-93-1 (v.1) 978-84-88366-94-8 (v.2)

orejiar

 

orejiar. V. orejear.

 

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