parasifilítico

Se documenta por primera vez, con la acepción de 'perteneciente o relativo a la parasífilis', en 1895, en Los grandes procesos (bradytrofias, autoitoxicaciones, infecciones, arterio-esclerosis y neuropatías), memoria del doctorado de R. Lozano Monzón y en el Diagnóstico de las enfermedades de la médula espinal de R. Royo Villanova. A partir de 1910 se atestiguan testimonios esporádicos de parasifilítico con el valor de '[persona] que tiene parasífilis', como adjetivo, y también como sustantivo ('persona que tiene parasífilis'), en sendos artículos publicados en la Revista Frenopática Española (Barcelona) y en la Revista Balear de Ciencias Médicas (Palma de Mallorca). Desde entonces su uso empieza a decaer, probablemente desde el momento en que los especialistas adscribieron a la sífilis tanto la parálisis como la tabes dorsal, es decir, los síntomas que conformaban la denominada parasífilis.