Sintaxis

45 Construcciones comparativas, superlativas y consecutivas

45.1 Características generales de las construcciones comparativas

45.1a Se llaman construcciones comparativas las que establecen alguna relación de superioridad, inferioridad o igualdad entre dos nociones mediante recursos gramaticales. Las magnitudes comparadas son, fundamentalmente, tres: números, cantidades y grados. Así, en Ahora llegan más turistas que antes se compara el número de turistas que llegan ahora con el número de turistas que llegaban antes; en Tiene más trabajo que su marido se compara la cantidad de trabajo que tiene una persona con la que se atribuye a otra; en El concierto resultó menos espectacular de lo que pensábamos se compara el grado de espectacularidad alcanzado por un concierto con el que se supone que habría de alcanzar. Para otros casos en los que cabe pensar que se comparan nociones diferentes, véase el § 45.6h. Las construcciones comparativas están, en opinión de muchos especialistas, entre las que presentan mayor complejidad sintáctica de toda la gramática española. Han dado lugar a varias polémicas —algunas de las cuales siguen todavía vivas— y no existe pleno acuerdo sobre la forma más apropiada de interpretar sintáctica y semánticamente sus múltiples variedades. A excepción de las dos últimas secciones, este capítulo se ocupa de estudiar los rasgos fundamentales que caracterizan cada una de esas variantes. Dada la complejidad objetiva de las cuestiones que se suscitan, no será posible adoptar en todos los casos una única solución entre las que se presentan en los numerosos estudios especializados que analizan estas construcciones.

45.1b Las nociones comparadas en las construcciones comparativas son cuantitativas. Así, la oración La ciudad de La Paz está más alta que Quito no expresa una comparación entre dos ciudades, sino más bien entre los grados de la propiedad ‘altura’ que les corresponden. El que dice Oigo más a menudo música clásica que música moderna no compara dos tipos de música, ni tampoco dos acciones, sino dos grados de frecuencia. Es posible establecer comparaciones entre individuos, entre situaciones o entre estados de cosas, pero estas comparaciones se realizan mediante procedimientos léxicos, sean verbales (comparar, diferenciarse, equivaler, parecerse, sobrepasar), adjetivales (diferente, distinto, idéntico, similar) o de otro tipo. Las comparaciones que se establecen mediante estos recursos (No compares una cosa con otra; Tu hermana y tu hermano son muy distintos) no constituyen construcciones comparativas. Sí lo son, sin embargo, las que expresan comparación mediante recursos propiamente sintácticos (Estás más delgada que el año pasado; Las novelas de Julio Verne nos parecían menos emocionantes que las de Emilio Salgari). De todos modos, en algunos de estos casos —como los referidos a los adjetivos mismo45.9a y ss.) y diferente45.7h y ss.), al verbo preferir45.7m) y al adjetivo preferible45.1h)— se combinan propiedades de esas dos clases.

45.1c Las construcciones comparativas fundamentales se forman en torno a los cuantificadores más, menos, igual (de) y tan(to), que constituyen cuantificadores comparativos. Cabe agregar a ellos el adjetivo mismo, así como alguna otra partícula que se analizará más adelante. Son invariables más, menos e igual en las oraciones comparativas (para algunas irregularidades en la flexión de número del último, véase el § 45.9h). Más y menos modifican a los sustantivos contables (más árboles, menos ideas) o no contables (más paciencia, menos arroz); a los adjetivos (más limpio, menos cansada); a los adverbios (más deprisa, menos lejos), así como a los verbos, casi siempre en posición pospuesta (viaja más, estudia menos).

45.1d Cuando los adverbios en -mente aparecen modificados por cuantificadores comparativos (más suavemente, más rápidamente), no expresan la comparación de dos o más maneras o modos de actuar, sino de grados de intensidad de alguna propiedad. Así, más suavemente significa ‘de manera más suave’ (no ‘más de manera suave’, frente a lo que parece dar a entender el orden lineal de los elementos). Se usan a veces los términos intensificador e intensivo como equivalentes cercanos de cuantificador. Estos términos son útiles, pero se emplean en ocasiones de forma demasiado vaga. Debe tenerse en cuenta que no se intensifican las mesas en la expresión más mesas, ni el arroz en tanto arroz. Se retoma esta cuestión en los § 45.14d y ss. Parece conveniente, por tanto, reservar —como se hace generalmente— el concepto de ‘intensificación’ para la cuantificación de grado, es decir, para una sola de las interpretaciones que admite el concepto de ‘cuantificación’.

45.1e Algunos grupos prepositivos se consideran locuciones adjetivas o adverbiales. Las que se asimilan a los adjetivos calificativos admiten gradación (§ 13.2y) y, por lo general, aceptan cuantificadores comparativos:

¿Dónde ha habido cosa menos romántica y menos a propósito […]? (Clarín, Rafael Calvo); Se le define como católico, conservador, cercano a hombres tan de derecha como […] (Teitelboim, País); Nada más a propósito que las siguientes palabras de San Agustín en la “Ciudad de Dios” […] (Hoy [Ec.] 12/12/1996); Daba la impresión de encontrarse igual de a gusto que en nuestra lejana ciudad común (Muñoz Molina, Se farad).

Tal como se explica en el § 19.4a, el cuantificador tanto muestra flexión de género y número ante los sustantivos: tanto/tanta/tantos/tantas (tanta gente, tantos problemas). Cuando modifica a los verbos, puede ser adverbio (No trabajes tanto), pero también pronombre (No prepares tanto), como se recuerda en esta misma sección (§ 45.1j). El cuantificador tanto se apocopa en la forma tan cuando, en función también adverbial, se antepone a los adjetivos (tan interesantes) y los adverbios (tan lejos).

45.1f Es habitual en la gramática tradicional analizar las construcciones comparativas entre las clases de oraciones. Esta opción debe matizarse. Así, la oración El café está hoy más espeso que de costumbre es copulativa. Su atributo es el grupo adjetival más espeso que de costumbre. Contiene el cuantificador más (que no afecta al verbo), por lo que constituye un grupo adjetival comparativo. Desde el punto de vista semántico, sin embargo, la comparación que se establece afecta a toda la oración, que viene a significar ‘el grado en que hoy está espeso el café es mayor que el que tiene habitualmente’. En otros muchos casos similares el grupo cuantificativo puede ser un componente de la oración, o bien un subcomponente de ella, como en Necesito un diccionario de latín más completo que este. El análisis semántico de las construcciones comparativas exige, sin embargo, que intervengan elementos sintácticos que no aparecen en el grupo que contiene el cuantificador comparativo.

45.1g Las construcciones comparativas se clasifican en función de los cuantificadores que las componen:

1. Comparativas de desigualdad

De superioridad: más… que…

De inferioridad: menos… que…

2. Comparativas de igualdad: tan(to)… como…; el mismo… que… (con sus variantes de género y número); igual… que…

Así, el cuantificador más forma comparativas de superioridad en construcciones discontinuas que contienen la conjunción comparativa que, como en más caro que…, más ideas que… o Trabajas más que… Los demás dan lugar a construcciones semejantes, que se analizarán en las páginas que siguen. Así pues, con la comparación de desigualdad se expresa que un determinado número de individuos excede a otro o que es inferior a él, pero también que alguna cantidad o un grado supera a otros o no los alcanza. Con la comparación de igualdad se manifiesta que las primeras magnitudes equivalen a las segundas o se equiparan con ellas.

45.1h En el uso descuidado del idioma se cruzan a veces las comparativas de igualdad con las de desigualdad, lo que en ocasiones da lugar a oraciones incorrectas como No hay nada mejor como (en lugar de que) tomarse un buen refresco cuando aprieta el calor, que se recomienda evitar. Los complementos comparativos se sustituyen indebidamente por los preposicionales otras veces, como en Es mejor que estudies Medicina a que te dé por ser actor, donde se ha atribuido al adjetivo comparativo mejor el régimen que corresponde a preferible (cf. Es preferible que estudies medicina a que te dé por ser actor). Sobre la concurrencia de dos conjunciones que en las oraciones comparativas véanse los § 45.4e, f.

45.1i El cuantificador comparativo y el grupo sintáctico que lo incluye contribuyen decisivamente a proporcionar el concepto semántico sobre el que se establece la comparación. Este concepto ha recibido muchas denominaciones en los estudios sobre las construcciones comparativas. Se denominará aquí noción comparada, pero otros autores lo han llamado base de la comparación, fondo común y rasgo comparado, entre otras expresiones análogas. Se elegirá en esta obra, por comodidad, la primera opción, pero se entiende que el contenido de las demás es equivalente. Como se vio en el § 45.1a, cuando el cuantificador comparativo modifica a un sustantivo plural (más soldados, menos tareas, tantas luces), se compara el número de seres o de individuos que corresponden a dos conjuntos. Esta interpretación puede mantenerse de forma ocasional cuando estos sustantivos aparecen en singular, como en Nunca vi tanto soldado12.3g). La noción comparada en todos estos casos es, por tanto, el número de individuos que componen varios conjuntos. Se comparan, en cambio, cantidades cuando el cuantificador modifica a sustantivos no contables (más paciencia, menos aire, tanto esfuerzo). Se comparan, por último, grados de una o varias propiedades cuando el cuantificador incide sobre adjetivos (más lista, menos sonoro, tan lejano) o adverbios (más arriba, menos plácidamente). Nótese que en estos últimos casos no se comparan propiedades (sean graduables o no), sino los grados en los que se aplican o se manifiestan. Como se señaló antes, las nociones comparadas son magnitudes, es decir conceptos de naturaleza cuantitativa.

45.1j Se explica en el § 12.1l que algunos plurales introducen nociones cuantificables, pero no enumerables. En estos casos la comparación no se establece entre individuos, sino entre cantidades: tantas ganas, más celos. La noción comparada (número, cantidad o grado) viene determinada fundamentalmente por el elemento sobre el que incide el cuantificador comparativo, esto es, el elemento que se cuantifica. Este componente, que en semántica se denomina restrictor de la cuantificación (§ 19.1c-e), será llamado aquí, por convención, núcleo de la construcción comparativa. No se confunde, por tanto, el núcleo de la construcción comparativa con el núcleo del grupo sintáctico en el que esta se inscribe. Así, El muchacho estudia más horas que el curso pasado es una oración en la que se reconoce un grupo verbal (estudia más horas que el curso pasado) que contiene a su vez un grupo nominal (más horas que el curso pasado). El núcleo del grupo verbal es estudia (lo sería igualmente aunque no hubiera comparación), pero el núcleo de la construcción comparativa que se acaba de introducir —en el sentido restringido introducido antes— es horas, puesto que sobre él incide el cuantificador más. De manera análoga, flores más lozanas que las mías es un grupo nominal cuyo núcleo es flores. Este grupo es modificado por el grupo adjetival más lozanas que las mías. Como el cuantificador más incide sobre el adjetivo lozanas, se denominará a este último adjetivo, tal como se ha explicado, núcleo de la comparación. Así pues, el núcleo de comparación (lozanas) proporciona la noción que se compara: ‘grado de lozanía’.

45.1k La noción comparada está en función del núcleo de la comparación (el elemento cuantificado), pero no siempre se determina de forma inmediata. Así, la noción comparada en Luis es más fuerte que Antonio es el grado de la propiedad ‘fortaleza’ (aplicado a dos personas), pero en Luis es más fuerte que inteligente, la noción comparada es más abstracta (aproximadamente ‘grado en que se posee una propiedad’). La interpretación de la noción comparada es más compleja en el caso de los adverbios. Así, los adverbios comparativos pueden interpretarse como adverbios de frecuencia. En tal caso, será esta la magnitud que se compare (Viajas menos que antes; Iba más al cine que yo). Pero, al igual que otros cuantificadores (§ 30.4a-e), los adverbios comparativos pueden interpretarse también como adverbios de intensidad (Ahora me quieres menos; No te esfuerces tanto) o como adverbios de tiempo (Me quedaré un poco más; Has dormido más que ayer). La noción comparada en el primer caso es la intensidad que corresponde a dos estados o dos procesos, mientras que en el segundo es una medida temporal (‘cantidad de tiempo’). La interpretación locativa y la temporal de los adverbios comparativos no se distinguen siempre con claridad. Así, el que dice He tenido que caminar menos que el mes pasado puede querer decir ‘menos trayecto’, pero también ‘menos tiempo’. El problema no es exclusivo de la comparación (cf. Caminé mucho), por lo que se analiza más pormenorizadamente en el § 30.4.

45.1l La determinación de la noción comparada no es tampoco inmediata en el caso de los nombres, lo que tiene consecuencias, como se verá, para la elección de la conjunción comparativa en las comparaciones de desigualdad. Si una oración comparativa empieza por las palabras Javier suele comprar más libros, puede ocurrir que la noción comparada sea el número de libros que corresponde a dos conjuntos. La oración podría continuar, por ejemplo, con … de lo que yo pensaba. Puede darse igualmente el caso de que la noción comparada no sea el número de libros, sino el número de cosas compradas, contrastadas en dos conjuntos. En este caso, la oración podría continuar con … que discos. Se retomará esta cuestión en el § 45.1ñ. En este punto basta con señalar que, en el caso de los nombres, el grupo cuantificativo no proporciona de forma automática la noción comparada.

45.1m Se hace notar en los § 30.4g y ss. que en español existe una estrecha relación entre las categorías de adverbio y pronombre. Como se explica en esos apartados, algunos pronombres (poco en De este material he leído muy poco) tienen adverbios homónimos (poco en Trabajas muy poco). Los cuantificadores comparativos están sujetos a la misma ambigüedad: más es un pronombre en Ayer escribí cinco páginas, pero hoy he escrito más. El núcleo de la comparación es, por tanto, el sustantivo páginas, y la noción comparada es ‘número de páginas’. He aquí otros ejemplos en los que los cuantificadores comparativos más y menos son también pronombres:

Me siento más libre cuando tengo más posibilidades, y menos libre cuando tengo menos (Bucay, Camino); —¿Se hace usted misma la ropa? —Antes sí, pero ahora no porque cada vez llevo menos (Tiempo [Esp.] 13/8/1990); Debería tener unos cuarenta años para ser la madre de Mara, pero aparentaba menos (Souza, Mentira); —[…] Si no recuerdo mal, ha escrito un libro… —El primero y el único, porque hacer diez canciones por año ya es bastante. Por el momento no voy a escribir más (Tiempo [Esp.] 19/3/1990).

Es polémico, en cambio, si más es adverbio o pronombre en El médico quiere saber más (Rivera Garza, Llorar), ya que alterna con mucho (adverbio) y no requiere antecedente, pero también alterna con más cosas y podría interpretarse como pronombre neutro.

45.1n El cuantificador más es adverbio en A ver si ahora trabajas más o en los ejemplos que siguen:

Ninguna mujer es mejor que otra… pero a algunas se las ama más (Laguado, Guiñol); Y nunca brilló más, ella sola, con el fuego oculto de su propia dignidad (Collyer, Habitante); Tendrás que esforzarte más para que reconozcan tu labor (Nuevo Herald 14/7/1997).

En el último ejemplo no se comparan tiempos, sino cantidades (no materiales) de esfuerzo o grados de intensidad en dicha actividad. Como se ve, no es siempre fácil determinar cuál es la noción comparada en el caso de los adverbios. Debe añadirse que más puede ser adverbio aspectual cuando equivale a ya más o a en lo sucesivo, como en Piensa: no tener que trabajar más, poder viajar donde te dé la gana (Paz Soldán, Materia). Aun en estos casos conserva en alguna medida su origen comparativo, como se explica en el § 31.8u. También es adverbio el cuantificador menos en las construcciones siguientes:

Yo soy de la creencia de que el que se levanta temprano se cansa menos (Barnet, Gallego); Su semblante había adquirido cierta seguridad; se desenvolvía con más naturalidad y sudaba menos (Zaldívar, Capablanca); El futuro preocupaba menos a la gente (Olivas, Cocina).

Como se ve, en estas oraciones se omite el segundo término de la comparación. Se retomarán en la sección siguiente.

45.1ñ No es sencillo identificar la noción comparada en los casos en los que la construcción comparativa se reinterpreta solo como gradativa: Resultó más que difícil (‘sumamente difícil, dificilísimo’); Eso es poco menos que imposible (‘casi imposible’); Eran más que amigos (‘amiguísimos, novios, amantes’). En estos ejemplos se establece como base de la comparación el grado prototípico de la propiedad que se menciona. Este grado se incrementa o rebaja según la clase de comparación que se efectúe. Sobre la relación entre cuantificadores negativos y comparativos, véase el § 48.6o.

45.1o En general, admiten construcciones comparativas los mismos adjetivos que aceptan otros cuantificadores de grado (§ 19.2ñ). Se dice, pues, más listo y menos listo, al igual que muy listo, bastante listo. Adjetivos como asombroso, entre otros que ponderan o realzan alguna propiedad, admiten los cuantificadores más y menos con más facilidad que muy. El adjetivo posible suele aceptar comparativos con menos facilidad que probable, pero tiende a admitirlos cuando se acerca al significado de ‘factible o viable’:

El adulterio se le hacía más posible, más humano (Puga, Silencio); Aquella proximidad de los cadáveres lo hacía todo más posible; morir era cosa de todos los días (Egido, Corazón); Bolton: Eso suena más humano, más posible. César: Su enfermedad lo había debilitado mucho (Usigli, Gesticulador).

En general, admiten construcciones comparativas la mayor parte de los adjetivos calificativos (más listo que…, tan listo como…, igual de listo que…, menos listo que…), sin excluir los que denotan nociones temporales y aspectuales (caduco, duradero, efímero, frecuente, pasajero) o modales (dudoso, probable, seguro), entre otras clases de adjetivos.

45.1p No suelen usarse las comparativas de desigualdad con los adjetivos que denotan valores extremos. Estos adjetivos de grado extremo, llamados a veces elativos, se analizan en el § 13.3. Pertenecen a este grupo absoluto, álgido, crucial, culminante, definitivo, enorme, eterno, excesivo, fabuloso, fenomenal, formidable, fundamental, ideal, infinito, inmenso, magnífico, mínimo, precioso, principal y otros muchos que expresan léxicamente el significado que corresponde a los superlativos absolutos (§ 43.13a). Algunos de estos adjetivos admiten también usos no elativos:

El papa centró su discurso en la fe, “más preciosa que el oro” (ABC 29/1/1985); Considera su trabajo tan fundamental como el de un director de museo (Prensa [Nic.] 20/3/2001); ¿Serían los dientes de un monstruo de una especie prehistórica que vive allá abajo, un monstruo mucho más voraz que el tiburón, más formidable que la ballena? (Cabrera Infante, Habana); Ya sabe que el junco y la golondrina son más eternos que la mejilla dura de la estatua (Hoy [Chile] 25/7/1984),

además de los propiamente extremos (La película era preciosa). Véanse, en relación con estos usos, los § 13.3g y ss. Varios de estos adjetivos aceptan los cuantificadores en las construcciones superlativas (el más absoluto silencio, el más mínimo error) o en la llamada interpretación correctiva o sustitutiva45.12f) de los comparativos, en la que más equivale a más bien, como en una serie matemática más ilimitada que infinita, esto es, ‘ilimitada, más propiamente que infinita’.

45.1q Es natural que rechacen la construcción comparativa los adjetivos que no son calificativos, puesto que, al no denotar cualidades, no es posible comparar el grado en que las ponen de manifiesto. Entre ellos están los adjetivos relacionales (§ 13.2g), como algebraico, legislativo, parlamentario, etc., descartados los usos en los que funcionan como adjetivos calificativos (§ 13.2i), como en más económico, menos francés, más literario, o en la interpretación correctiva o sustitutiva que se acaba de mencionar: un análisis más lingüístico que literario. Entre los adjetivos de identidad, semejanza y diferencia, rechazan la construcción comparativa mismo e idéntico; la admiten en algunos contextos distinto o diferente, y la aceptan sin reservas parecido o semejante:

Es una forma de escritura que se diferencia del verso, más parecido que la prosa a la oralidad (Álvarez Muro, Poética); Las televisiones digitales serán más parecidas a una computadora que a un televisor analógico (Vistazo 9/7/1997); Es más semejante a un faisán que a un pavo (Ruz, Mayas); No solo eran mucho más distintos por dentro de lo que parecían por fuera, sino que en emergencias difíciles tenían caracteres contrarios (García Márquez, Crónica); Nada más diferente que el mundo de la vida normal, sana y saludable y el mundo de la enfermedad (Mundo [Esp.] 1/6/1996).

Los adjetivos distinto y diferente introducen por sí mismos construcciones comparativas, como se muestra en los § 45.7d y ss. Obsérvese que algunos de los adjetivos citados denotan propiedades graduables (muy diferente), pero no aceptan fácilmente el grado comparativo (más diferente). Tampoco admiten comparación, como cabe esperar, los adjetivos ordinales o asimilados a ellos (primero, tercero, último, postrero) y otros adjetivos no calificativos. Se analizan otros aspectos de la gradación adjetival en los § 13.2 y 13.3.

Información adicional

En relación con este capítulo, las siguientes entradas del Glosario de términos gramaticales podrían ser de su interés:
conjunción comparativa, construcción, construcción comparativa, cuantificación, elativo, grado comparativo, oración (subordinada) adverbial

 

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