ambigüedad

Sinónimos: equivocidad, anfibología.

Relacionados: nombre de representación, semántica

Familia léxica: ambiguo, desambiguación, desambiguar.

Referencias: NGLE § 3.8r-t, 4.4i, 12.11f-i, 16.6l, 24.4n-r, 27.6ñ, 31.4o, 36.2c, 38.6p, 47.8f-g

Propiedad de aquellas expresiones lingüísticas que admiten más de una interpretación. Existen dos tipos fundamentales de ambigüedad:

En primer lugar, la ambigüedad léxica. Se produce cuando cierta voz puede expresar más de un significado. Con frecuencia, las palabras dejan de ser ambiguas en el contexto sintáctico, aunque esto no siempre ocurre: El presidente acudirá solo (‘sin compañía’ o ‘únicamente’) al debate de mañana. Se distinguen dos casos de ambigüedad léxica:

  • la homonimia es la coincidencia formal entre dos palabras con significados distintos y no relacionados, como en Te espero en el banco;
  • la polisemia alude a la pluralidad de significados de una voz cuando estos se hallan relacionados entre sí, como en Me gustan los entremeses (‘pieza teatral’ o ‘cierta comida’). Análogamente, el verbo alquilar puede significar ‘ceder en alquiler’ o ‘tomar en alquiler’, por lo que la oración Alquilé una casa es polisémica.

Muchos diccionarios separan en entradas distintas las voces homonímicas, mientras que asignan acepciones distintas bajo un mismo lema a las polisémicas. El criterio es, a menudo, etimológico, lo que lleva a tratar como homónimas las voces que no comparten etimología, y a considerar como pertenecientes a una única voz polisémica los sentidos que tienen un origen común, aunque difieran entre sí notablemente.

En segundo lugar, la ambigüedad gramatical. Se deduce del análisis sintáctico, y a veces directamente de la segmentación. Así, de Japón puede ser complemento de trajo o de jarrón en Me trajo un jarrón de Japón. Se obtienen, por tanto, dos sentidos diferentes, cuyo origen no está en el léxico, sino en la sintaxis. De manera análoga, la ambigüedad que se reconoce en María siempre habla de ella es sintáctica, ya que el antecedente de ella puede ser o no ser María. También lo es la que se detecta en Juan vio ayer a Pedro saliendo de la farmacia, puesto que la expresión subrayada puede predicarse de Juan o de Pedro. La posición del segmento subrayado es esencial en estos casos, ya que no se detecta ambigüedad en Saliendo de la farmacia, Juan vio ayer a Pedro.

Sea léxica o gramatical, la ambigüedad de una voz o de una construcción es una propiedad que se da necesariamente fuera de contexto, sea este lingüístico o extralingüístico. En cualquier caso, es habitual distinguir hoy entre ambigüedad y vaguedad o indeterminación. La oración Lo mataron no es ambigua por el hecho de que admita múltiples complementos de manera, lugar, tiempo, causa o instrumento, pero podría considerarse vaga si no incluye toda la información que se considera necesaria en un determinado contexto.

A pesar de contener el prefijo latino amb- (‘dos, de ambas formas’), se acepta hoy que una secuencia pueda ser ambigua en tres o más sentidos, como en mi retrato (= ‘el que me representa’, ‘el que hice’, ‘el que poseo’).

Información complementaria

La interpretación múltiple de una oración puede combinar sutilmente aspectos formales y de contenido. Así, los dos sentidos que se reconocen en Los estudiantes abandonaron lentamente el liceo (es decir, ‘uno después de otro en una sucesión lenta’ o bien ‘todos a la vez, pero desplazándose con lentitud’) no constituyen un caso de ambigüedad léxica, ya que no corresponden a dos acepciones del adverbio lentamente en los diccionarios. Se trata, sin duda, de un caso de ambigüedad gramatical, pero no se obtiene directamente de la segmentación sintáctica, y está, además, condicionada por factores pragmáticos (cf. Las gotas de agua caían lentamente por la tubería, sin ambigüedad).

Se llama a veces anfibológicas a las secuencias ambiguas que impiden la eficacia comunicativa. El que oye la oración Ayer nos presentaron al nuevo director puede no saber si nos es objeto directo (y designa, por tanto, el grupo que fue presentado) u objeto indirecto (y designa, en consecuencia, el grupo al cual fue presentado el director). Como antes, el contexto y la situación ayudan a elegir la interpretación correcta. Por el contrario, las variantes Ayer fuimos presentados al nuevo director y Ayer nos fue presentado el nuevo director identifican sin error el sentido que se desea expresar. Algo similar ocurre con algunas construcciones que contienen nombres de representación, como en Recibió un libro de Roberto Bolaño (donde Bolaño puede ser el autor del libro, el poseedor o la persona que realiza el envío o la entrega).

A veces se usa el término ambigüedad con el sentido restringido que corresponde a anfibología. Sin embargo, en esta obra se entiende que el estatuto ambiguo o no ambiguo de una construcción afecta a su estructura lingüística y es independiente de su posible eficacia comunicativa.

No se emplea aquí el término verbos anfibológicos, usado en algunos países para designar los verbos polisémicos que pueden causar confusión, incluso dentro de un contexto particular, como en el ejemplo mencionado antes Alquilé una casa (‘La tomé en alquiler’ o ‘La cedí en alquiler’).

El verbo desambiguar es hoy común en los estudios lingüísticos. Tal como explica el DLE, alude a la acción de situar adecuadamente en su contexto una frase o una expresión para que pierda su ambigüedad potencial.

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Y ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA: «Glosario de términos gramaticales», [versión 1.0 en línea]. <https://www.rae.es/gtg/ambigüedad> [2024-05-08].

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