reumático

Se documenta por primera vez con la acepción, muy poco frecuente, de '[lugar] que tiene un alto grado de humedad', en 1410, en el Tratado de la epidemia y pestilencia de A. Velasco de Taranto. El recorrido de esta palabra transita después desde lo relacionado con la voz reuma como el 'flujo patológico' que, según la medicina antigua, generaba ciertas enfermedades, hacia lo que atañe al reumatismo, y cuenta con una mayor frecuencia y dispersión en el segundo grupo de acepciones. Como '[persona] que tiene reuma (| flujo patológico de los humores del cuerpo)' se atestigua únicamente en 1498, en la Traducción del Tratado de cirugía de Guido de Cauliaco, y en 1495, en la Traducción del Lilio de medicina de Gordonio. En la misma época, a partir de 1494, en la traducción que hizo V. de Burgos al libro De proprietatibus rerum de B. Ánglico, se registra la palabra en la acepción de 'perteneciente o relativo al reuma (| flujo patológico de los humores del cuerpo)', y pervive, acompañando sobre todo al sustantivo fluxión, hasta finales del siglo XVIII. Como sustantivo, tras un proceso de conversión, reumático se documenta como 'persona que tiene reuma (| flujo patológico de los humores del cuerpo)', solo en la Traducción del Lilio de medicina de Gordonio (1495). En 1710, en la Materia médica misionera de P. Montenegro, se localiza un testimonio aislado de esta voz con el valor de 'persona que tiene reuma (| conjunto de síntomas que afectan al aparato respiratorio, como el estornudo, la secreción de moco o la tos, que se manifiestan en algunas enfermedades o alergias)'. Los testimonios de reumático en este primer grupo de acepciones confirman que el vocablo está estrechamente ligado a las traducciones de textos de carácter médico. A partir de la segunda mitad del siglo XVIII reumático se documenta con el valor de 'perteneciente o relativo al reumatismo (| conjunto de síntomas que afectan al aparato locomotor, como la inflamación, el dolor o la rigidez de huesos, músculos, tendones o ligamentos, y que se manifiestan en algunas enfermedades)', en frecuente combinación con el sustantivo dolor: el primer testimonio claro se documenta en la Descripción exacta de la provincia de Benezuela, de J. L. Cisneros (1764). Este cambio semántico se explica porque el dolor reumático o reúma se atribuía a las fluxiones de los humores que descenderían de la cabeza hacia las extremidades del cuerpo. Poco después, en 1798 y 1801, en textos publicados en el Semanario de agricultura y artes dirigido a los párrocos (Madrid), se documenta la voz con los valores de 'persona que tiene reumatismo' y, como adjetivo, con el de '[persona] que tiene reumatismo', acepciones con las que está bien documentada hasta la actualidad.

Fiebre reumática (véase fiebre) se documenta a partir de 1761, en el Arte de conocer y de curar las enfermedades de F. Rubio, y desde entonces se atestigua en publicaciones médicas.