Sintaxis

47 Construcciones condicionales y concesivas

47.1 Características generales de las construcciones condicionales y concesivas. Primeras similitudes y diferencias entre ellas

47.1a Las construcciones condicionales, encabezadas típicamente por la conjunción si, y las construcciones concesivas, cuyo elemento introductor más característico es aunque, forman períodos1.3g). El período condicional consta de una oración subordinada, denominada prótasis (a veces, también condicionante o antecedente), y de la oración principal, llamada apódosis (en ocasiones, también condicionada o consecuente). Se marca la prótasis con trazo discontinuo y la apódosis con trazo continuo en los siguientes ejemplos: Si le sube la fiebre, báñese con agua fría; Si viajó ayer, ya debe de haber llegado; Habría sido más fácil, si se hubieran puesto de acuerdo, y también en estos otros:

El superior le prometió que si se conducía como un hombre, le haría ese favor (Borges, Brodie); Si te llevan al cuartel me vuelvo loca (Rabasa, Bola); Si Bernarda no ve relucientes las cosas me arrancará los pocos pelos que me quedan (Lorca, Bernarda).

Como se explica en el § 1.13f, los componentes de los períodos pueden constituir enunciados. En el § 42.14d se comprueba que las apódosis de los períodos condicional y concesivo son compatibles con los actos de habla y con los turnos discursivos.

47.1b Los términos prótasis y apódosis se aplican también a los miembros del período concesivo, como en Aunque me lo habían presentado, no lo reconocí; Aunque no trabaja, se da todos los gustos; No lo compraría, aunque me lo recomendaran; Si bien ya se lo habíamos advertido, quiso probar, o en estos otros ejemplos:

Era graduado en cánones por Osuna, pero aunque lo fuera por Salamanca, según opinión de muchos, no dejara de ser loco (Cervantes, Quijote II); Fue, en efecto, una experiencia extraordinaria para mí, aunque, también, la más fatigosa y enervante que he tenido nunca (Vargas Llosa, Hablador); Lo que importa es la botella, aunque esté vacía (Zaid, Leer).

Aunque el término prótasis sugiere ‘precedencia’, se usa habitualmente para hacer referencia a la subordinada, cualquiera que sea la posición que ocupe. Aun así, se explica en el § 47.2b que algunas construcciones condicionales se asimilan a las subordinadas sustantivas y pueden ser, como ellas, elementos argumentales, como en por si hiciera frío. En estos casos no es apropiado aplicar el término prótasis a esas unidades. Concesivas y condicionales se caracterizan por la relativa complejidad de su estructura formal, así como por la heterogeneidad, y a veces sutileza, de los significados que expresan. Dada la vinculación que existe entre concesivas y condicionales, tanto por sus características formales como por algunas propiedades semánticas que comparten, serán tratadas conjuntamente en este capítulo. En las tres primeras secciones se analizarán las similitudes y las diferencias que existen entre los dos tipos de subordinadas; en las secciones siguientes se examinará cada construcción por separado.

47.1c El carácter hipotético de un estado de cosas está en relación inversa con su probabilidad: cuanto menos probable resulte su verificación efectiva, más hipotético resulta. Esta propiedad se expresa en parte a través del tiempo y el modo del verbo de la prótasis (§ 47.8), pero también a través de la apódosis. Así, en Si tengo tiempo, voy a leer esta novela, la realización del contenido de la apódosis se presenta como probable, mientras que en Si tuviera tiempo, leería la novela, el hablante expresa una actitud más dubitativa en relación con la futura realización de lo que la apódosis comunica. El contexto contribuye poderosamente a determinar el grado de probabilidad que el hablante le asigne, ya que las inferencias relativas a la expectación se cancelan con facilidad: Si tengo tiempo, voy a leer esa novela, pero me parece que no voy a tenerlo.

47.1d Las clases de oraciones condicionales se establecen fundamentalmente mediante dos criterios: primero, la conjunción o locución conjuntiva que las encabeza (si, como, a menos que, etc.), y segundo, los tiempos y modos que se admiten y se relacionan en la prótasis y en la apódosis. El primero de estos criterios se estudiará en los § 47.10 y 47.11, y el segundo en el § 47.8. El análisis de las correlaciones de modo y tiempo es importante porque pone de manifiesto que es todo el período el que impone una pauta interpretativa. Así, algunos tiempos compuestos, en particular la forma {hubiera ~ hubiese} cantado, pueden reducir, hasta llegar a cancelar, el valor hipotético de la prótasis, como en Si hubiera sido el asesino, se habrían encontrado sus huellas digitales. Estas oraciones se denominan tradicionalmente irreales, y en la actualidad reciben los nombres de contrafactuales, contrafác ticas o contrafactivas porque implican que el hablante da por cierta la situación contraria a la que expresan la prótasis y la apódosis. Así pues, Si se hubieran encontrado… implica ‘No se encontraron’, y Si no se hubieran encontrado… implica ‘Se encontraron’ (§ 47.8). Del ejemplo propuesto Si hubiera sido el asesino, se habrían encontrado sus huellas digitales se deduce ‘No era el asesino’ y ‘No se encontraron sus huellas digitales’. Es común emplear estas construcciones para presentar como falsos los estados de cosas que pertenecen a mundos radicalmente diferentes del real: ¿Cómo sería hoy el mundo si Napoleón hubiera vencido en Waterloo?; Si Aristóteles hubiese nacido en China…; Si la luna estuviera hecha de queso verde…, pero admiten otros usos tanto en la lengua conversacional como en la más cuidada, como se verá en los § 47.7 y 47.8. Se suelen caracterizar los períodos contrafácticos como condicionales cerradas en cuanto que la verificación de las situaciones presentadas está únicamente en función de la correlación de tiempos y modos y del carácter afirmativo o negativo de la prótasis. Frente a ellas, se dice que las demás condicionales son abiertas, ya que su verificación depende de que tengan o no lugar ciertos sucesos o se den determinados estados de cosas. En los § 47.8l y ss. se explicará que no todas las condicionales irreales dan lugar a estas situaciones contrafactuales.

47.1e Como se explica en los § 31.2l, m para el caso de la conjunción y, los vínculos sintácticos que se reconocen en la coordinación y en la yuxtaposición se establecen por razones argumentativas, por lo que entre los elementos coordinados se perciben relaciones causales, concesivas, condicionales o ilativas, entre otras análogas. Nótese, en el mismo sentido, que la significación condicional que aporta la conjunción si en Si busca pareja, consulte nuestro portal se obtiene sin conjunción alguna en ¿Busca pareja? Consulte nuestro portal, y también con una conjunción copulativa en Consulte nuestro portal y encontrará pareja. De manera análoga, cabe parafrasear fácilmente mediante un período condicional el diálogo ¿Quieren guerra? La tendrán (como en Si quieren guerra, la tendrán). También se puede construir sin dificultad una paráfrasis concesiva del diálogo siguiente: ¿Está lloviendo? Saldremos igual (es decir, Aunque esté lloviendo, saldremos igual). Es cierto que la oración interrogativa que encabeza estas secuencias coincide con las condicionales en no afirmar la existencia de un estado de cosas y presentarlo como cuestión abierta, sujeta a posible verificación. Aun así, estas paráfrasis de sentido condicional o de sentido concesivo no pueden ser asimiladas a los períodos respectivos que se ajustan a las características formales que se han descrito. No se incluirán, por consiguiente, estos usos en el paradigma de construcciones condicionales y concesivas que se analizan en este capítulo. Sí se describirán, en cambio, las construcciones de valor condicional o concesivo en las que ciertos elementos gramaticales no del todo asimilables a las conjunciones subordinantes aportan objetivamente esos valores, como en Con tu ayuda, lo resolvería enseguida o en Enfermo y todo, se presentó al concurso.

47.1f Las subordinadas condicionales y concesivas han sido clasificadas a veces entre las llamadas subordinadas adverbiales impropias1.13s), estructuras que se suelen definir por ciertos rasgos negativos más que por sus características positivas. Estas oraciones, frente a las sustantivas, no pueden ser sustituidas por un pronombre ni por un adverbio, interrogativo o no, pese a agruparse tradicionalmente con las oraciones adverbiales. De hecho, no existen en español adverbios condicionales, si bien se asimilan a los concesivos las locuciones adverbiales que se describen en los § 30.13i y ss. Aunque en el análisis escolar se asigna a veces a condicionales y concesivas la función de complemento circunstancial del predicado, no la ejercen propiamente, ya que estas oraciones no aportan modificadores que precisen la denotación de aquel. Así, el segmento subrayado en Bajaré la basura, aunque no me apetece no constituye un modificador modal, temporal o de otro tipo, que delimite la acción expresada por el verbo bajar o por el grupo verbal bajar la basura, sino que introduce, en un segmento separado por una pausa, un estado de cosas que no impide que se lleve a cabo el evento que la oración principal expresa. Se suele decir que las relaciones entre prótasis y apódosis están más próximas a las conexiones lógicas, o en general argumentativas, que se dan entre premisas y conclusiones que a las que se dan entre los predicados verbales y sus modificadores. Las prótasis correspondientes a estos períodos no constituyen, en suma, modificadores del predicado verbal, y no se considera correcto en la actualidad interpretarlos como complementos circunstanciales suyos.

47.1g Se deduce de las características analizadas en los apartados anteriores que los períodos condicionales y concesivos contienen oraciones subordinadas que no están insertas o incluidas en las principales. Así, la prótasis de una condicional no está incluida en la apódosis, mientras que una subordinada sustantiva lo está en la oración principal y, por tanto, constituye un segmento de ella. Existen, no obstante, algunas excepciones a esta generalización, como ¿No le importa si fumo?, donde podría interpretarse si fumo como sujeto de importa (en uno de los análisis posibles, como se explica en los § 33.2a y § 47.2c, d), ya que alterna con que fume. Salvo en estas construcciones, entre los componentes de los períodos concesivo y condicional se establece una relación de interdependencia, en el sentido de que ninguno de los miembros puede ser suprimido sin alterar el significado del conjunto, o incluso comprometer la gramaticalidad de la construcción.

47.1h Se puede comprobar de muchas maneras la consideración que se hace en el apartado precedente. Así, en Si le sube la fiebre, báñese con agua fría, el hablante introduce cierta información que condiciona el baño al eventual aumento de la fiebre, pero no puede deducirse de ello que el período condicional en conjunto constituya una orden. De la misma manera, tampoco la oración Solo si se lo pide él personalmente, aceptará ir a ese encuentro implica la veracidad de Aceptará ir a ese encuentro. Por último, la oración Si perdió el tren de las 7.30, llegó tarde no implica Llegó tarde. Nótese que esta última oración es declarativa, pero el período hipotético en su conjunto no afirma la verdad de ninguno de sus miembros, por lo que no se le aplica la propiedad de ser declarativo, imperativo o interrogativo, ni la de ajustarse a otras formas semejantes de modalidad. La supresión de las prótasis en los períodos irreales da lugar a menudo a oraciones agramaticales o difícilmente interpretables, lo que se deduce tanto de la relación de interdependencia semántica que se ha introducido, como del hecho de que los tiempos y modos de la apódosis están en función de los introducidos en la prótasis (§ 47.8). Así, es difícil imaginar un contexto en el que resultara natural usar la apódosis del siguiente período condicional si se suprimiera la prótasis que se subraya: De no haber tenido que tomar este tren, hoy no nos habríamos levantado tan temprano.

47.1i Se emplea a veces el término interordinación en la tradición gramatical hispánica para designar las relaciones sintácticas de interdependencia que se describieron en los apartados precedentes. Los autores que lo usan entienden que el más tradicional de subordinación no les corresponde propiamente. Otros gramáticos consideran que en las estructuras del tipo Si X, Y, es la conjunción si la que elige o selecciona el par X, Y, en el sentido de que es el elemento que da sentido a la aparición de ambas oraciones, a la vez que el que permite que se vinculen de la forma en que lo hacen. La relación de interdependencia de la que se habla está marcada por la flexión verbal y la correlación de tiempos que tiene lugar en estas oraciones, pero queda también reforzada por expresiones correlativas, como entonces en las condicionales siguientes:

Si yo no me declarare, entonces podrá emendarme, que yo soy tan fócil… (Cervantes, Quijote II); Si alguna vez nos casamos, entonces no habrá más remedio que decirlo, pero no todavía (Laforet, Nada); Mira, si lo tengo que explicar, entonces no vale la pena (Bucay / Salinas, Ojos); Y si no quiere irse, nos iremos Adriana, tú y yo. Y si Adriana tampoco quiere irse, entonces tú y yo solos, que mujeres hay muchas en el mundo (Landero, Guitarrista),

o de todos modos en las concesivas, como se ve en estos otros:

Los precios, aunque cedieron, mantuvieron de todos modos un alto ritmo de crecimiento (Ayala / González / Florescano, México); A esta nómina habría que agregar otros nombres […] que, aunque situados a mayor distancia de Vallejo que los antes mencionados, de todos modos están en sus respectivas actitudes frente al hecho poético más cerca del autor de Poemas humanos que del de Residencia en la tierra (Benedetti, Letras).

Se volverá sobre estas expresiones en los § 47.16q y ss. Las partículas de este grupo son más numerosas en la lengua conversacional. Están entre ellas siempre (Si no le gusta el teatro, siempre puede quedarse en casa a ver la televisión) y pues, en uno de sus sentidos (Si no quiere dar explicaciones, pues que luego no se queje). En esta descripción se mantendrán los términos tradicionales subordinación y oración subordinada para hacer referencia a las construcciones que se analizan en el presente capítulo, pero debe tenerse en cuenta que se han puesto en tela de juicio con los argumentos que se han mencionado y con otros que se presentan en los § 1.13p y ss.

47.1j La conjunción o locución conjuntiva subordinante identifica el tipo de la subordinada que encabeza, como muestra el contraste entre el período condicional Si lloviera, iría al cine y el concesivo Aunque lloviera, iría al cine. La elección de la conjunción si indica en el primer caso una asociación «causa–efecto» entre la acción de llover y la de ir al cine. Esta conexión hace pensar que, si se da la situación hipotética de la lluvia, es posible prever que tendrá lugar la que se describe en la apódosis. En el período concesivo propuesto, en cambio, la lluvia se presenta como un impedimento no efectivo para que se lleve a cabo esa acción. Aun así, la relación «causa–efecto» que se percibe en el período condicional se debe, en buena medida, a que las condicionales simples (Si A, B) se interpretan como condicionales dobles o bicondicionales (Si no A, no B). Esta inferencia puede ser inadecuada, como en Si se lo digo, se enfadará, y si no se lo digo, también, o en Me matan si no trabajo / y si trabajo me matan (Guillén, N., West). Se retomarán estas cuestiones en los § 47.7b y ss.

47.1k El vínculo sintáctico que se establece entre las oraciones que componen los períodos condicionales y concesivos está en el límite mismo de las unidades que la sintaxis oracional puede reconocer como propias. Algunos gramáticos, de hecho, han propuesto excluir ambas construcciones de la gramática oracional, y sugieren que su lugar adecuado es el de la gramática del discurso. No obstante, sin que sea posible negar que en los períodos condicional y concesivo se introducen argumentaciones que pueden lograrse incluso sin conjunciones subordinantes, como se recordó en el § 47.1e, no es menos cierto que las relaciones de tiempo y modo que se establecen entre el verbo de la prótasis y el de la apódosis (§ 47.8) dependen de variables que no pueden ser ajenas a la sintaxis oracional.

47.1l Condicionales y concesivas coinciden en admitir apódosis que constituyen actos verbales42.2), propiedad que las distingue de otros tipos de subordinadas. Los verbos realizativos42.2c, llamados también performativos por algunos autores) mantienen su valor ilocutivo en las apódosis, como en Si cumple con todas las condiciones requeridas, le prometo que su expediente será revisado este mismo mes, o en Aunque no te lo mereces, quedas liberado de tus obligaciones con nosotros. Son, en efecto, numerosos los actos de habla que se permiten en las apódosis de las oraciones condicionales, entre otros los que expresan amenaza, emplazamiento, juramento, promesa, advertencia, orden, propuesta u ofrecimiento, como en Te juro que no recibirás ningún aumento si no cumples con lo prometido; Te aseguro que no vas a salir si no ordenas tu habitación, y otras muchas secuencias similares. El período hipotético forma parte en estos casos de la subordinada sustantiva que funciona como complemento directo del verbo principal. Nótese que no hay necesariamente pausa (ni, por tanto, coma en la escritura) en estas últimas oraciones ni en otras semejantes como Te llevaré al cine si apruebas este examen parcial, ya que no se introduce en ellas la prótasis antes que la apódosis, sino que se presenta en primer lugar esta última (por tanto, se lleva a cabo con ella un acto verbal) y se restringen luego las circunstancias en las que se realizará en el futuro lo que el acto verbal expresa.

47.1m Comparten también las estructuras condicionales y las concesivas el hecho de que ambas admitan apódosis formadas con imperativos. Los ejemplos siguientes ilustran esta construcción en los períodos condicionales:

¡Si vas a decir algo para amargarme, callate! (Pavlovsky, Galíndez); Si no se siente bien, váyase a su casa (Quintero, E., Danza); ¡Manifiéstate! ¡Si eres mujer, da un golpe; si eres hombre, dos! (Torrente Ballester, Saga); Si quieres una cadena cómprala tú mismo (Moreno-Durán, Diana).

Estos otros la muestran en los concesivos:

Aunque se esté muriendo, tú encuéntrala siempre estupenda (Bryce Echenique, Martín Romaña); ¡Papá!, te estoy llamando hace una hora. ¿Estás dormido? —No, estaba pensando. —Bueno, aunque pienses, déjame el diccionario (Chacel, Barrio); Trabaja, aunque no lo necesites (Alarcón, Escándalo); ¿Por qué no lo haces? ¿Soy indigno de ti? Aunque lo sea, impúlsame: llévame lejos, allá donde tú vayas… (Hostos, Peregrinación).

La interpretación negativa del imperativo se admite también en estas oraciones. Así, en Si quieres que llegue a odiarte sigue hablando así de Ángela (Casaccia, Babosa), se sugiere ‘No sigas hablando así de Ángela’ (§ 42.5h).

47.1n El hecho de que una oración imperativa admita subordinadas condicionales o concesivas no significa que el valor ilocutivo42.2c) del acto verbal se supedite al cumplimiento de las condiciones que en esas prótasis se establecen. La forma verbal vente no dejaría de ser imperativa ni de constituir una petición o una sugerencia en Si te apetece, vente, si el aludido no sintiera la apetencia de la que se habla. La prótasis establece en estos casos un marco contextual en el que se formula el acto de habla. Si el contenido de la prótasis no se ha verificado, la acción futura a la que se refiere el verbo realizativo no se llevará a efecto, o se pospondrá hasta que aquella se cumpla, pero el acto verbal (orden, promesa, pregunta, etc.) se llevará a cabo igualmente. Nótese que la prótasis condicional puede interpretarse dentro del alcance del predicado realizativo. Si un padre le dice a su hijo Si apruebas el curso, te prometo que te compraré una bicicleta, no deja de hacer una promesa, pero condiciona su cumplimiento al aprobado del que se habla. La oración se interpreta, por tanto, como Te prometo que, si apruebas el curso, te compraré una bicicleta. La prótasis condicional no anula en estos casos, como se ve, el acto verbal, ni relativiza tampoco la adquisición del compromiso que se lleva a cabo por el hecho de realizarlo. No obstante, al estar este orientado prospectivamente, su cumplimiento se supedita a que se verifique la condición introducida. De igual modo, de Ven, si quieres se infiere ‘Si no quieres, no vengas’, pero no se infiere, como es lógico, ‘Si no quieres venir, he dejado de hacerte una sugerencia’.

47.1ñ El hablante construye a veces el período condicional sabiendo que la información contenida en la prótasis es cierta, por lo que no ha de ser verificada, como en el siguiente fragmento de García Márquez: Si no temes a Dios, témele a los metales (García Márquez, Cien años). Esta última situación se suele obtener asimismo en los períodos condicionales cuya apódosis está constituida por una interrogativa directa y cuya prótasis, casi siempre con verbo en presente de indicativo, expone un hecho que se da por conocido. Se ajustan a esta pauta los ejemplos que siguen, formados con prótasis de sentido no estrictamente hipotético:

Y si tenés miedo, ¿por qué no te comprás un perro? (Onetti, Viento); Si no tenía dueño, ¿qué iba a hacer con él? A mí tampoco me gustan los perros (Rey, Sebastián); Si me gustaba tanto, ¿cómo es que también le tenía miedo? Si decidía que ya no iba a visitarla más, ¿por qué me iba de mi casa antes de que dieran las doce y me moría de impaciencia si tardaba en encenderse la luz en el torreón? (Muñoz Molina, Sefarad); Y el turista, intrigado, insistió: —Pero si es andaluz, ¿por qué está triste? (Galeano, Bocas); Si lo habías decidido, ¿cómo no lo hiciste antes, bobo, mientras le afeitabas? (Marsé, Rabos); Y si yo quiero, ¿qué me importa que ustedes no quieran? (Sánchez, F., Moneda).

Nótese que varias prótasis de este bloque admiten paráfrasis con oraciones causales. En el ejemplo de Onetti que lo encabeza, la paráfrasis podría ser Puesto que tenés miedo… No se introduce, por tanto, una situación hipotética que el futuro haya de confirmar, sino un estado de cosas que el que habla considera actual. Estas construcciones están relacionadas con los períodos que en el § 47.6 se llaman pseudocondicionales.

47.1o La correlación temporal y modal entre prótasis y apódosis sigue en estos casos las pautas que se describen en el § 47.8. Se admiten, pues, condicionales irreales o contrafactuales (§ 47.8c) con la forma {hubiera ~ hubiese} cantado en la prótasis y apódosis interrogativas (Si hubieras estado aquí, ¿qué habrías hecho?) o con la forma cantara ~ cantase en contextos prospectivos (§ 47.8e) que presentan situaciones no realizadas, pero posibles: Además, pensó, si eso sucediera, ¿cómo le explicaría a su madre que el niño no la había encontrado? (Bucay, Cuentos). Las prótasis concesivas admiten apódosis interrogativas en condiciones similares:

Nadie me aseguraba que había nacido para casado, y aunque así fuera, ¿quién podría darme una esposa distinta de la señalada por mi suerte? (Rivera, Vorágine); Dudaba de la existencia de un complot. Aunque si este no existía, ¿qué significaba lo demás? (Chaviano, Casa); Si lo han dicho ¿para qué escribirlo? Y aunque no lo hubiesen dicho, aunque solo lo hubieran pensado, ¿para qué escribirlo? (Aub, Calle); Bob nació en Estados Unidos y es “políticamente correcto”. Aunque intelectualmente me acompañe, ¿sabrá de lo que hablo? (Serrano, M., Vida); Por más que se afanen los eruditos, ¿llegaremos a saber cuántos sonetos, romances y comedias escribió Lope, cuántos cuadros pintó Picasso, cuántos dibujos dejó y cuántas esculturas y objetos insólitos? (Paz, Sombras).

47.1p Tanto en los períodos condicionales como en los concesivos se admiten apódosis formadas por oraciones exclamativas, y también por interjecciones, frases interjectivas y otros fragmentos oracionales que se interpretan contextualmente como actos verbales. Ilustran esos períodos condicionales expresiones como Si quieren pasar, ¡adelante!; Si llegan temprano, mejor; Si todos han entendido la consigna, manos a la obra; Si no me creen, peor para ustedes, o estos otros ejemplos:

Su mente se acaloraba ante la temerosa contingencia de que el almuerzo saliera mal. Pero si salía bien, ¡qué triunfo! (Galdós, Fortunata); No saben nada del caso… Y si lo supieran, ¡qué demonio!… ¿Les he entregado yo el hijo para que les haga la corte a todas horas? (Pereda, Sotileza); Si su padre se enteraba, ¡qué disgusto…! (Blasco Ibáñez, Barraca); Si nos hemos equivocado, ¡qué le va a hacer! (Gironella, Cipreses); Tiraremos aquí hasta Venta de Baños, a ver qué pasa, y si no, sanseacabó (Rincón, Rosa).

En los períodos concesivos son algo menos frecuentes estas apódosis, pero también se documentan, como en Aunque esté un poco nublado, ¡qué día tan bonito! o en los textos que siguen:

Yo pensaba como usted en mi juventud, y aunque retirado del mundo, ¡he recibido tantos desengaños! (Ayguals, Bruja); Concluido el desayuno, Alicia le dijo a Urquieta: —Aunque te fastidie, ¡toma! Y le besó de nuevo (Luca Tena, Renglones); Aunque pensándolo dos veces, ¡qué lejos y pesado debe resultar ese viaje! (Serrano, M., Corazón); Aunque era, repito, una insensatez sin objeto, ¡qué hermoso oír sonar durante minutos […] aquel sonido claro, inusitado, en la mañana nueva! (Tusquets, Mar); Por más que pienso y repienso, nada (Alegre, Sala); Por más que trató de controlar sus sentimientos y desvió un tanto la mirada, ¡la pasión encendía sus palabras! (Aguilera Malta, Pelota).

La locución concesiva presente en los dos últimos ejemplos es por más que. Sus propiedades fundamentales se analizarán en el § 47.15n.

47.1q Las oraciones condicionales no constituyen aserciones o declaraciones, en cuanto que no se afirma en ellas el contenido de la prótasis ni el de la apódosis, sino que se establece una relación de implicación entre ambas. La prótasis puede expresar la causa hipotética que conduce a un resultado (Si se lo explican bien, lo entiende), pero también la premisa de la que se parte para llegar a cierta conclusión (Si lo entiende, está claro que se lo explicaron muy bien). En las oraciones concesivas no se cumple esta relación causal, pero se contraría en ellas un supuesto que se puede formular con una condicional. Así, en la oración Aunque se lo explicaron muy bien, no lo entendió se contraría la expectativa que se infiere de la oración condicional Si algo se explica bien, se entiende. Se vuelve sobre estas diferencias más adelante.

47.1r En las prótasis de muchas oraciones condicionales se presentan obstáculos u objeciones que pueden impedir o favorecer la realización efectiva del contenido expresado en la apódosis. La concesión es una operación más compleja conceptualmente, en cuanto que se suele considerar derivada de otras más básicas. El contraste que se establece en las concesivas es en parte similar al que tiene lugar en la coordinación adversativa, y, de hecho, las concesivas admiten a menudo paráfrasis construidas con adversativas (compárese Aunque perdió el tren, llegó a tiempo con Perdió el tren, pero llegó a tiempo). Las concesivas suelen negar, como se ha explicado, la expectativa que podría ser expresada por un período condicional (Si pierde el tren, llega tarde). La estrategia argumentativa característica de estas subordinadas, con prótasis en indicativo, consiste, por tanto, en afirmar la verdad de la prótasis al tiempo que se evalúa como un obstáculo ineficaz en relación con algún evento subsiguiente. Se retomarán estas cuestiones en los § 47.2 y 47.12.

47.1s Las subordinadas condicionales presentan escasa variación dialectal y estilística. Aun así, algunas partículas son propias de la lengua hablada, en especial como seguido de subjuntivo (§ 47.10b y ss.), más frecuente en el español europeo que en el americano; acaso y ojalá encabezan oraciones condicionales en la lengua popular de algunas variedades de este último (§ 47.2g). Los subordinantes concesivos ofrecen mayor variación, como manque (‘aunque’, § 47.16ñ), más que (‘por más que’), a lo que (‘mientras’), exclusivos del habla rústica de algunas regiones. Son propias de estilos más cuidados en caso de, aun cuando, bien que o las prótasis de participio (§ 38.12). Han caído en desuso algunas locuciones condicionales (so tal pleito que) y otras muestran escasa frecuencia en los textos (con solo que). Entre las concesivas se han perdido maguer que o maguera que47.16b) y empero que. El sentido condicional que se obtiene indirectamente de algunos complementos preposicionales que modifican a predicados que expresan suficiencia (Basta con que…; Me doy por satisfecho con que…) se analiza en los § 47.3r y 47.11a.

47.1t Aunque no poseen siempre la misma vitalidad ni la misma distribución geográfica, existen dichos, refranes y otras fórmulas estereotipadas similares acuñadas con períodos condicionales:

Si no lo veo, no lo creo; Si te he visto, no me acuerdo; Si la envidia fuera tiña, cuántos tiñosos habría; Nunca es tarde si (cuando en algunos países) la dicha es buena; Si no eres casto, sé cauto; Si dices las verdades, pierdes las amistades.

Están lexicalizadas las fórmulas si Dios quiere, si no hay (o queda) más remedio, si está en mi mano, si no le (les, te, os) importa, o el antiguo si vos place, cercano en algunos de sus usos al francés s’il vous plaît o al catalán si us plau (‘por favor’).

47.1u Si se tiene en cuenta únicamente el sentido condicional que permite vincular una prótasis y una apódosis, la relación de expresiones acuñadas es mucho mayor: Alcalde cruel, nadie dice bien de él; A confesión de parte, relevo (relevación en algunos países) de prueba; A caballo regalado no le mires (o no se le mira) el diente (también los dientes, el colmillo o el pelo en algunos países). Algo menos numerosa es la que se puede formar con períodos concesivos:

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda; Aunque soy tosca, bien veo la mosca; Aunque visto de lana, no soy oveja; No por mucho madrugar, amanece (se amanece en algunos países) más temprano.

Como en el caso de las condicionales, la expresión lexicalizada puede ser solamente la prótasis de estos períodos, como en aunque bajara del cielo, aunque lo diga el papa de Roma, aunque me lo prediquen frailes descalzos, etc. Se ejemplifican a continuación algunas de estas fórmulas:

Y que no las hay, no las hay, aunque lo pida el Sursum corda (Galdós, Realidad); ¡Oh, eso que no me lo nieguen! ¡Aunque me lo prediquen frailes descalzos! (Pardo Bazán, Tesoro).

 

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