6.ª Entrega (febrero de 2019)
Versión del 15/02/2019
Equipo Real Academia Española
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chulenguear v. (1982-)
chulenguear, chulenguiar
Etim. Derivado de chulengo y -ea(r).

Se documenta por primera vez, con la acepción 'cazar chulengos', en 1982, en el artículo "Población y parámetros reproductivos del guanaco. (Lama guanicoe Müller Camelidae - Mammalia)" de D. Lamo, J. L. Garrido y Z. Kovacs, publicado por el Servicio centralizado de publicaciones: Boletines, Contribuciones y Publicaciones especiales del Centro Nacional Patágonico. Se consigna con este mismo valor en el Diccionario ejemplificado de chilenismos y de otros usos diferenciales del español de Chile de Morales Pettorino, Quiroz Mejías y Peña Álvarez (1985) y en el Diccionario de americanismos de la ASALE (2010), entre otros. Esta voz, propia de Argentina y Chile, se atestigua hasta la actualidad tanto en prensa como en obras científicas de corte antropológico.

  1. >chulengo+–ea(r)
    v. intr. Ch Ar Cazar chulengos.
    Esquema sintáctico
    docs. (1982-2015) 15 ejemplos:
    • 1982 Lamo, D. / Garrido, J. L. / Kovacs, Z. "Población y parámetros reproductivos guanaco" p. 5 Publicaciones Centro Nacional Patagónico Ar (BD)
      En el año en que no se chulengueó para extraer pieles, y que se procedió al marcado de animales, la mortalidad por aguachamiento de éstos fué casi tan alta como la provocada por el chulengueo (20 % menos). Por este motivo este método de marcado deberá mejorarse en el futuro. Por otra parte, fué imprescindible su uso para contar en la población con animales de edad y sexo conocidos.
    • 2015 Anónimo (Redacción) "La Tropera, una leyenda de la Patagonia" [08-01-2015] Agencia Periodística Patagónica (Viedma) Ar (HD)
      Sin vacilaciones, se dirigió al lugar donde el hombre se encontraba en plena faena. El desaprensivo cazador de guanaquitos ignoraba de quien era el caballo que se había llevado. Utilizar animales ajenos para “chulenguear” era bastante común en aquellos tiempos, especialmente en los campos donde descansaban las tropillas, ya que todos sabían que hasta que no empezaran a preparar los carros no los irían a buscar. Estos avispados ladrones transitorios, al terminar la matanza, reintegraban los animales a sus pastaderos habituales y en consecuencia, salvo que algún animal se lastimara, nadie se enteraba de que un extraño los había utilizado.
    • 1982 Lamo, D. / Garrido, J. L. / Kovacs, Z. "Población y parámetros reproductivos guanaco" p. 5 Publicaciones Centro Nacional Patagónico Ar (BD)
      En el año en que no se chulengueó para extraer pieles, y que se procedió al marcado de animales, la mortalidad por aguachamiento de éstos fué casi tan alta como la provocada por el chulengueo (20 % menos). Por este motivo este método de marcado deberá mejorarse en el futuro. Por otra parte, fué imprescindible su uso para contar en la población con animales de edad y sexo conocidos.
    • 1985 Morales Pettorino, F. / Quiroz Mejías, Ó. / Peña Álvz, J. J. DiccChilenismos, II Ch (NTLLE)
      chulenguear. intr. camp. Can. Cazar chulengos.
    • 1992 Barreto, Ó. Religiosidad mapuche [1996] p. 41 Ar (BD)
      Una experiencia brota de esa predisposición animista que se activa constantemente en el alma religiosa mapuche y lee signos de mensajes preter o sobrenaturales [...]. Cipriano Aminahuel me informó en el Malleo, en 1958, que su abuelo saliendo a "chulenguiar" cazó un chulengo que tenía seis uñas y que desde entonces fue muy rico.
    • 1993 Haensch, G. / Werner, R. (dirs.) NDiccArgentinismos Ar (NTLLE)
      chulenguear. v. intr. SArg. Cazar chulengos.
    • 2000 Chuchuy, C. (coord.) DiccEspArgentina Ar (BD)
      chulenguear [...] SArg Cazar chulengos.
    • 2005 Boschín, M. T. / Castillo Bernal, M. F. "El Yamnago" [01-01-2005] pp. 107-108 Revista Española de Antropología Americana (Madrid) Ar (HD)
      Los testimonios de los pobladores actuales son los siguientes: [...] Nelli G. Grasso: «Acá llamamos ‘rial’ a un reparo de piedra para quedarse a cazar o ‘zorrear’, arriba de una loma. [En la laguna] Tocoluan había un ‘corralito sagrado’, al que se llevaba leña. Cuando mi madre era chica, pasaba gente a chulenguear. Pasaban por noviembre o diciembre en el tiempo de los chulengos. Vendían los cueros a los mercachifles».
    • 2010 Aleuy Rojas, Ó. "Emiliano Henríquez, el chulenguero" [09-01-2010] El Divisadero (Coyhaique): eldivisadero.cl Ch (HD)
      De pronto notó que el terreno subía, estaba sobre una colina alta, y cuando tiró la boleadora una vez más, sintió que el caballo le caía encima y que se venían ambos monte abajo. Sufrió la fractura de varias costillas y otros huesos, y perdió para siempre las ganas de seguir chulengueando. Cuando llegó a la adultez, su oficio de peón le sirvió para muchas pegas, pero la que más recordará siempre será la del Baker, en haciendas grandes con miles de cabezas de ganado, donde según él, era como la universidad que le dio la vida para poder aspirar a irse a Argentina y llegar calificado a ocuparse a un estancia de verdad.
    • 2015 Anónimo (Redacción) "La Tropera, una leyenda de la Patagonia" [08-01-2015] Agencia Periodística Patagónica (Viedma) Ar (HD)
      Sin vacilaciones, se dirigió al lugar donde el hombre se encontraba en plena faena. El desaprensivo cazador de guanaquitos ignoraba de quien era el caballo que se había llevado. Utilizar animales ajenos para “chulenguear” era bastante común en aquellos tiempos, especialmente en los campos donde descansaban las tropillas, ya que todos sabían que hasta que no empezaran a preparar los carros no los irían a buscar. Estos avispados ladrones transitorios, al terminar la matanza, reintegraban los animales a sus pastaderos habituales y en consecuencia, salvo que algún animal se lastimara, nadie se enteraba de que un extraño los había utilizado.
    • 1982 Lamo, D. / Garrido, J. L. / Kovacs, Z. "Población y parámetros reproductivos guanaco" p. 5 Publicaciones Centro Nacional Patagónico Ar (BD)
      En el año en que no se chulengueó para extraer pieles, y que se procedió al marcado de animales, la mortalidad por aguachamiento de éstos fué casi tan alta como la provocada por el chulengueo (20 % menos). Por este motivo este método de marcado deberá mejorarse en el futuro. Por otra parte, fué imprescindible su uso para contar en la población con animales de edad y sexo conocidos.
    • 1985 Morales Pettorino, F. / Quiroz Mejías, Ó. / Peña Álvz, J. J. DiccChilenismos, II Ch (NTLLE)
      chulenguear. intr. camp. Can. Cazar chulengos.
    • 1992 Barreto, Ó. Religiosidad mapuche [1996] p. 41 Ar (BD)
      Una experiencia brota de esa predisposición animista que se activa constantemente en el alma religiosa mapuche y lee signos de mensajes preter o sobrenaturales [...]. Cipriano Aminahuel me informó en el Malleo, en 1958, que su abuelo saliendo a "chulenguiar" cazó un chulengo que tenía seis uñas y que desde entonces fue muy rico.
    • 1993 Haensch, G. / Werner, R. (dirs.) NDiccArgentinismos Ar (NTLLE)
      chulenguear. v. intr. SArg. Cazar chulengos.
    • 2000 Chuchuy, C. (coord.) DiccEspArgentina Ar (BD)
      chulenguear [...] SArg Cazar chulengos.
    • 2001 Coluccio, F. Dicc folklórico flora y fauna de América [2005] Ar (BD)
      CHULENGO. [...] El escritor Jones Owen de Trelew, Chubut, nos dice que en esa provincia se usa la voz chulenguear, para referirse a la caza de los chulengos.
    • 2005 Boschín, M. T. / Castillo Bernal, M. F. "El Yamnago" [01-01-2005] pp. 107-108 Revista Española de Antropología Americana (Madrid) Ar (HD)
      Los testimonios de los pobladores actuales son los siguientes: [...] Nelli G. Grasso: «Acá llamamos ‘rial’ a un reparo de piedra para quedarse a cazar o ‘zorrear’, arriba de una loma. [En la laguna] Tocoluan había un ‘corralito sagrado’, al que se llevaba leña. Cuando mi madre era chica, pasaba gente a chulenguear. Pasaban por noviembre o diciembre en el tiempo de los chulengos. Vendían los cueros a los mercachifles».
    • 2005 Boschín, M. T. / Castillo Bernal, M. F. "El Yamnago" [01-01-2005] p. 108 Revista Española de Antropología Americana (Madrid) Ar (HD)
      Manuel Pellejero: «En el corral de Velázquez hacían rodeo de guanacos y avestruces y había riales. Ahí donde está la huesería, había una piedra adentro de un rial en donde dejaban leña y huesos. Se quedaban chulengueando ahí, unos seis o siete días. Para chulenguear salían a hacer ‘manga’, que es un cerco como un corral hecho de hombres. Se retiraban una, dos o tres leguas para bolear. Estaba la paisanada del cacique Velázquez, por Blanluan».
    • 2009 Aleuy Rojas, Ó. "Aquilino Fernández, el huaso gaucho" [28-07-2009] El Divisadero (Coyhaique): eldivisadero.cl Ch (HD)
      Peón, alambrador y ordeñador fueron sus primeros intentos por el autoaprendizaje. Logró maravillas, al comenzar desde el alba a seguir a sus expertos mayores quienes le enseñarían luego a jinetear, a chulenguear y a abatir reses con el pial. Pero además, sus absortos ojos de niño se iluminaban con el asombro de ver pasar las sombras de la chata levantando interminables polvaredas en pleno Diciembre, cuando mamá Flora organizaba los regalos en el inmenso living de la casa, a cuyo centro unas luces grandes determinaban que había llegado la navidad en el mundo.
    • 2009 Abeijón, A. Memorias de un carrero patagónico p. 28 Ar (BD)
      Como primera exigencia pide que le presente el permiso para chulenguiar en la zona. Si el hombre lo tiene, le pide los documentos personales y si éstos están en regla (cosa poco común) le pide el certificado de propiedad de los caballos.
    • 2010 Aleuy Rojas, Ó. "Emiliano Henríquez, el chulenguero" [09-01-2010] El Divisadero (Coyhaique): eldivisadero.cl Ch (HD)
      De pronto notó que el terreno subía, estaba sobre una colina alta, y cuando tiró la boleadora una vez más, sintió que el caballo le caía encima y que se venían ambos monte abajo. Sufrió la fractura de varias costillas y otros huesos, y perdió para siempre las ganas de seguir chulengueando. Cuando llegó a la adultez, su oficio de peón le sirvió para muchas pegas, pero la que más recordará siempre será la del Baker, en haciendas grandes con miles de cabezas de ganado, donde según él, era como la universidad que le dio la vida para poder aspirar a irse a Argentina y llegar calificado a ocuparse a un estancia de verdad.
    • 2010 Vila Moret, C. A. "Cría del guanaco, ¿una utopía?" [20-02-2010] La Nación (Buenos Aires) Ar (HD)
      Como decimos en el campo, "es un bicho simpático y es parte del folklore patagónico", pero cuando se dejó de "chulenguear" (cazar las crías para comerciar su cuero) la población de guanacos creció en forma alarmante al punto de competir por el pasto y el agua con la producción ovina. Ya son comunes los accidentes fatales sobre la ruta 3, en la provincia de Santa Cruz, a causa de la gran cantidad de guanacos que pastan a la orilla del camino.
    • 2010 ASALE DiccAmericanismos (NTLLE)
      chulenguear. intr. Ch:S, Ar:S. Cazar chulengos.
    • 2012 Anónimo (La Redacción) "Manuel Jesús" [30-04-2012] El Divisadero (Coyhaique): eldivisadero.cl Ch (HD)
      Ahí observó por primera vez los cementerios chenques, donde reposaban difuntos junto a todas sus pertenencias. Era puestero de Federico Peede cuando le tocó chulenguear para afuera, saliendo a las aguadas con sus choiqueras apenas despuntaba el sol. Los guanaquitos de dos días ya corrían veloces por la pampa cuando llegaban todos los del grupo de cazadores y entonces comenzaban los galopes y en un momento determinado les arrojaba las boleadores chicas a las patas, que yo iba corriendo a desenlazar comedidamente sintiéndome acompañado por su increíble destreza.
    • 2015 Anónimo (Redacción) "La Tropera, una leyenda de la Patagonia" [08-01-2015] Agencia Periodística Patagónica (Viedma) Ar (HD)
      Sin vacilaciones, se dirigió al lugar donde el hombre se encontraba en plena faena. El desaprensivo cazador de guanaquitos ignoraba de quien era el caballo que se había llevado. Utilizar animales ajenos para “chulenguear” era bastante común en aquellos tiempos, especialmente en los campos donde descansaban las tropillas, ya que todos sabían que hasta que no empezaran a preparar los carros no los irían a buscar. Estos avispados ladrones transitorios, al terminar la matanza, reintegraban los animales a sus pastaderos habituales y en consecuencia, salvo que algún animal se lastimara, nadie se enteraba de que un extraño los había utilizado.

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