3.ª Entrega (diciembre de 2015)
Versión del 31/01/2018
Equipo Real Academia Española
Familia Ver familia de palabras
pestilente adj., s. (1350-)
pestilente, pestilent
Etim. Voz tomada del latín pestilens y esta, a su vez, de pestis (OLD, s. v.).

Se documenta por primera vez, con la acepción de 'nocivo o perjudicial', poco después de 1350, en la traducción anónima de la Historia de Jerusalem abreviada, de Jacobo de Vitriaco; su uso está bien atestiguado en todas las épocas. El vocablo se registra ocasionalmente como sustantivo, con el valor de 'persona despreciable por su ruindad o falta de moral', entre 1400 (Biblia romanceada) y 1447 (El espéculo de los legos), en romanceamientos bíblicos en que equivale a los vocablos latinos illusor o pestilens, traducidos en otros textos por medio de los vocablos escarnidor, loco o burlador. Como 'perteneciente o relativo a la peste (| enfermedad epidémica contagiosa que provoca una gran mortandad y, en particular, la causada por la bacteria Yersinia pestis y caracterizada por la aparición de fiebre, escalofríos, náuseas, dolor de cabeza, debilidad y bubones en diferentes partes del cuerpo)', se documenta por vez primera hacia 1439 en el Comentario a la Coronación del Marqués de Santillana, de J. de Mena. Con la acepción de 'desagradable en extremo' (como modificador de palabras como hedor u olor) se registra en 1535-1557, en la Historia general y natural de las Indias de G. Fernández de Oviedo. Con el valor de 'perteneciente o relativo a una peste (| enfermedad  que ataca a un gran número de animales o de personas en un mismo lugar durante un mismo período de tiempo)' se atestigua en 1600, en el Tratado de la esencia, causa y curación de los bubones de M. de Escobar. Con la acepción 'que desprende un olor desagradable en extremo', se documenta desde 1743, en la Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras de D. de Torres Villarroel. Únicamente un testimonio muestra el empleo de la voz con el valor de 'que contiene veneno u otra sustancia susceptible de provocar la muerte o graves transtornos en el organismo' (en 1795, en Fragmentos de una traducción del pastor Fido de M. J. Quintana). Como sustantivo, tras un proceso de conversión, es decir, con el valor de 'persona que tiene peste (| enfermedad que ataca a un gran número de personas o de animales en un mismo lugar y durante un mismo período de tiempo)', la palabra ofrece escasos testimonios, a partir de 1901, fecha en que se recoge en un artículo de la Revista Balear de Ciencias Médicas (Palma de Mallorca).

En 1737, en el Diccionario de Autoridades de la Real Academia Española, se consigna este adjetivo como equivalente de pestífero (es decir, "lo que puede ocasionar peste ú daño grave").

  1. ac. etim.
    adj. Nocivo o perjudicial.
    docs. (1350-2016) 43 ejemplos:
    • p1350 Anónimo Trad HJerusalem Vitriaco [2000] fol. 32r Esp (CDH )
      E por aquesto los seglares & pestilentes omnes menospreçiavan, envileçiendo la terrible justiçia del spiritual cuchillo & la sentençia de sus perlados, por el rigor de la diçiplina eclesiastica de revesada discreçion.
    • 2016 Mena, J. M. "Premio delatores" [11-04-2016] El País (Madrid) Esp (HD)
      Son muchos los que han empezado a romper el silencio a cuyo amparo, durante tantos años, navegaba a toda máquina el buque del PP, con la pestilente carga de intereses económicos vinculados a su poder político. Es inútil decir los nombres, porque la lista sería obsoleta mañana.
    • p1350 Anónimo Trad HJerusalem Vitriaco [2000] fol. 32r Esp (CDH )
      E por aquesto los seglares & pestilentes omnes menospreçiavan, envileçiendo la terrible justiçia del spiritual cuchillo & la sentençia de sus perlados, por el rigor de la diçiplina eclesiastica de revesada discreçion.
    • 1385-1396 Anónimo Obra Crón SIsidoro [2003] fol. 50v Esp (CDH )
      E fue assimismo pestilent a algunos de los suyos, porque todos quantos nobles e poderosos hombres ujdo en la su tierra e senyoria, o los tiro la cabeça o los condempno tolliendoles lures riquezas e enujolos en exilio.
    • 1533 Pz Chinchón, B. Leng Erasmo [1975] 83 Esp (CDH )
      Mas la mala lengua que echa la ponçoña de su veneno en el alma agena, para que assí en el cuerpo como en el ánimo se pierda el miserable que la recibe, ¿no os parece que echa peor ponçoña que la que echa el cientopies, aunque éste excede a todas las serpientes, porque las otras solamente quitan la vida, y él aun deshaze también el cuerpo? Pues la lengua que con sus pestilentes palabras mete en el alma de alguno veneno de vanagloria, la lengua lisongera que assí enloquece al hombre que se tiene por igual con Dios y se altivesce con vana sobervia, ¿no os paresce que [ fol. 32r ] pone más mal que ninguna serpiente, aunque sea la que llaman prester, cuya picadura hincha en espantosa manera el cuerpo? El hombrezillo que se tiene por Dios y se permite adorar como Dios, y se ensalça contra Dios y contra la honra de Dios, ¿no os paresce que está más hinchado con aquel mal veneno que si le mordiera el prester? Pues el coraçón del sobervio se hincha hasta la alteza de Aquel ques inmenso y incomprehensible.
    • 1544 Saravia Calle, L. Instrución mercaderes [2000] fol. 99v Esp (CDH )
      Pues cierto es que no ay estos logreros que llaman cambiadores, luego no son menester estos logreros, ni son tampoco provechosos a la república; antes son pestilentes y dañosos, porque si de raýz se mira la carestía de las mercaderías del reyno, toda, o la mayor parte procede d'ellos, porque muchos mercaderes tractan o comiençan a tractar con más de lo que tienen e pueden, con esperança de ser socorridos d'estos logreros, pensando que ganarán más con la mercadería que toman fiada que perderán en lo que les llevará el logro.
    • 1583 Ribadeneira, P. Vida SIgnacio de Loyola [1965] Esp (CDH )
      Y por esto, todos los santos aborrecen tanto la lección de semejantes libros, como dañosos y pestilentes y destruidores de toda virtud.
    • 1589 Pineda, J. Diálogos Agricultura cristiana [1963-1964] III, 380 Esp (CDH )
      Y bien ansí el hipócrita es hombre al revés, ocultando lo que es y descubriendo lo que no es, y podríamosle comparar con la oveja merina, que tiene buena lana y mala carne, y ansí el hipócrita tiene buena la lana de las muestras exteriores mas es pestilentísima la carne de sus condiciones interiores.
    • 1727-1728 Torres Villarroel, D. Visiones [1991] Esp (CDH )
      Pero también es cierto que se acabaron dos castas que florecieron en tu era, las más pestilentes que pisaban el mundo y apestaban el infierno.
    • c1750 Rdz Campomanes, P. Bosquejo [1984] Esp (CDH )
      Llámoles gravosos a sí mismo, porque en vez de gastar moderadamente conforme a sus caracteres, esparraman a montones sus caudales, de los cuales no redunda bien a la república porque son personas pestilentes las que con ellos se sustentan; antes se alimenta el vicio y en algún modo recibe premio de estos epicuros prácticos.
    • 1789 Fdz Moratín, L. Derrota pedantes [1973] 91 Esp (CDH )
      Pero luego cayeron sobre los enemigos con mayor violencia las dos Caroleas, Carlos famoso, la Hesperoida, las traducciones de Ariosto, el Poema de San Rafael, la Mejicana de Gabriel Laso, la Conquista de Sevilla en cuartetas, el César africano, la Nueva Méjico de Villagrán, la Argentina de Centenera, Sagunto y Cartago, el Alfonso, el Nuevo Mundo, la Hernandia, los Amantes de Teruel del insipidísimo Juan de Yagüe, y el más que todos ellos fastidioso poema de Los inventores de las cosas, siguiendo a este turbión la espesa metralla de misceláneas, novelas, famas póstumas, justas poéticas, coronaciones, entradas, beatificaciones, loas, certámenes de escuela, autos sacramentales, autos al nacimiento, funerales, villancicos, motetes, folias, y una pestilente multitud de tonadillas modernas, bien frías, bien necias, bien escandalosas y despreciables.
    • 1797 Quintana, M. J. A N. Cienfuegos [1969] 188 Poesías Esp (CDH )
      Mi mente / desalada entretanto hacia ti vuela: / vuela hacia ti, que a tu pesar sumido / en ese abismo pestilente y ciego, / los campos y las selvas solitarias / buscas, y aún dudas, y a gozar te niegas / placer tan puro y celestial conmigo.
    • 1816-1827 Fdz Lizardi, J. J. Periquillo Sarniento [1997] Mx (CDH )
      »Deberíamos también decir algo aquí de los que profesan la rabulística, llamada por Aristóteles arte de mentir. Cuando los vemos semejarse a la necesidad, esto es, carecer de leyes; cuando para lograr nombre entre los ignorantes, se les ve echar mano de sutilezas ridículas, sofismas indecentes, sentencias de oráculos, clausulones de estrépito, y las demás artes de la más pestilente charlatanería; cuando abusando con pérfida abominación de las trampas que suministra lo versátil de las fórmulas y de las interpretaciones legales, deduciendo artículos de artículos, nuevas causas de las antiguas, dilatan los pleitos, obscurecen su conocimiento a los jueces, revuelven y enredan los cabos de la justicia, truecan y alteran las apariencias de los hechos para deslumbrar a los que han de decidir; y todo esto por la vil ganancia, por el interés sórdido, y a veces también por tema y terquedad inicua; cuando se les ve, digo...»
    • 1823-1838 Heredia, J. M. Revisión Ensayo Rousseau [1947] Escritos literarios Cu (CDH )
      Examinando ahora el carácter de Rousseau como escritor, le formaríamos un completo panegírico, si la severa verdad no nos obligase a decir que sus obras abundan en las doctrinas más pestilentes, propaladas en lenguaje tan bello y elocuente, que lisonjean la imaginación y preocupan el juicio.
    • 1851-1855 Mármol, J. Amalia [2000] Ar (CDH )
      Pero sigamos el campo de los vastos acontecimientos que narramos de carrera, y asimismo se han de percibir claras y distintas la reproducción del abuelo y bisabuelo en el nieto, dando sus naturales consecuencias; y las que nacieron del divorcio de estas tradiciones pestilentes.
    • 1894 Zeno Gandía, M. Charca [2002] PR (CDH )

      Aquella historia sangrienta le preocupó sin sorprenderle. Muchas veces pensó en el cuadro de perversión que tuvo por escena la comarca, considerando siempre en las gentes la indiferencia lo mismo ante el bien que ante el mal, y con ella el silencio, las complicidades del silencio.

      Vio Juan cómo la justicia ahondaba en la sombra buscando culpables y cómo retrocedía impotente ante aquel muro de pálidos sin precisa idea del mal, sin precisa noción del bien. Supo todos los detalles, conoció todas las sospechas, la nube pestilente llegó hasta la altura en que se alzaba su granja.

    • 1933-1946 Asturias, M. Á. Señor Presidente [2000] Gu (CDH )

      Así reflexionaba Camila tendida en la cama de la Masacuata, quejándose del dolor de espalda, algo así como mal de yegua, mientras que en la fonda, que separaba de la alcoba un tabique de tablas viejas, brines y petates, comentaban los parroquianos entre copa y copa los sucesos del día: la fuga del general, el rapto de su hija, las vivezas del favorito... La fondera hacía oídos sordos o se desayunaba de todo lo que aquéllos le contaban...

      Un fuerte mareo alejó a Camila de aquella gentuza pestilente. Sensación de caída vertical en el silencio.

    • 1947 Yáñez, A. Filo Agua [1992] 109 Mx (CDH )
      "Ya lo hemos dicho —dice el articulista—: lo que impropiamente se está llamando "despertar político" del país, no es más que un arranque de exasperación. – Una de las llagas a la par que más pestilentes, más profundas de nuestra situación actual encuéntrase en la falta de justicia, de la justicia que es una de las bases primitivas sobre que, como sobre la autoridad, como sobre las leyes, descansan las sociedades humanas. No es posible la verdadera vida social sin la justicia; no es posible. La justicia es para el organismo social como la salud para el organismo humano; y la sociedad a quien aquélla falta es una sociedad enferma, amagada de disolución. – Así se encuentra la sociedad mexicana desde el uno hasta el otro confín de la República. La justicia no existe; desde el centro hasta la periferia se echa de menos el brillo consolador de esa Hija del Cielo. Oíd ese clamor que por todas partes se levanta..."
    • 1949-1952 Borges, J. L. Aleph [1986] Ar (CDH )
      En la cabeza le pusieron una corona de paja untada de azufre; al lado, un ejemplar del pestilente Adversus annulares.
    • 1975 Mendoza, E. Caso Savolta [1994] Esp (CDH )
      No meto las narices en sus pestilentes vidas privadas para enterarme de si son cornudos, homosexuales o proxenetas.
    • 1990 Vázquez Montalbán, M. Galíndez [1993] 243 Esp (CDH )
      Y sin embargo, en nuestro medio, dejó el rastro pestilente de su ideología marxista, negación de toda sencillez, de toda honestidad, de todo catolicismo y de toda democracia. /
    • 2016 Mena, J. M. "Premio delatores" [11-04-2016] El País (Madrid) Esp (HD)
      Son muchos los que han empezado a romper el silencio a cuyo amparo, durante tantos años, navegaba a toda máquina el buque del PP, con la pestilente carga de intereses económicos vinculados a su poder político. Es inútil decir los nombres, porque la lista sería obsoleta mañana.
    • p1350 Anónimo Trad HJerusalem Vitriaco [2000] fol. 32r Esp (CDH )
      E por aquesto los seglares & pestilentes omnes menospreçiavan, envileçiendo la terrible justiçia del spiritual cuchillo & la sentençia de sus perlados, por el rigor de la diçiplina eclesiastica de revesada discreçion.
    • 1385-1396 Anónimo Obra Crón SIsidoro [2003] Esp (CDH )
      En aquest tiempo Aiax, galata de nacion, fecho apostata arrjano, aparecio entre los sueuos por ayuda del su rey, enemjgo de la fe catholica e de la trjnjdat diujnal, aduzient aquest pestilent uenjno de Gallitana, region de los godos, e corrompio toda la gent de los sueuos con aquesta taca mortal.
    • 1385-1396 Anónimo Obra Crón SIsidoro [2003] fol. 50v Esp (CDH )
      E fue assimismo pestilent a algunos de los suyos, porque todos quantos nobles e poderosos hombres ujdo en la su tierra e senyoria, o los tiro la cabeça o los condempno tolliendoles lures riquezas e enujolos en exilio.
    • 1385-1396 Anónimo Obra Crón SIsidoro [2003] Esp (CDH )
      El pestilent Paulo hauje enujada una letra a Amador, bispo de aquesta ciudat, scripta dius aquest seso: "Oydo he que el rey Bamba ha ordenado con la huest uenjr a nos, mas el tu coratge no sia torbado, porque no me pienso que aquesto se faga. Empero, aquel que la tu santedat uera astj uenjr con la su huest, aquel tenga por senyor".
    • 1533 Pz Chinchón, B. Leng Erasmo [1975] 83 Esp (CDH )
      Mas la mala lengua que echa la ponçoña de su veneno en el alma agena, para que assí en el cuerpo como en el ánimo se pierda el miserable que la recibe, ¿no os parece que echa peor ponçoña que la que echa el cientopies, aunque éste excede a todas las serpientes, porque las otras solamente quitan la vida, y él aun deshaze también el cuerpo? Pues la lengua que con sus pestilentes palabras mete en el alma de alguno veneno de vanagloria, la lengua lisongera que assí enloquece al hombre que se tiene por igual con Dios y se altivesce con vana sobervia, ¿no os paresce que [ fol. 32r ] pone más mal que ninguna serpiente, aunque sea la que llaman prester, cuya picadura hincha en espantosa manera el cuerpo? El hombrezillo que se tiene por Dios y se permite adorar como Dios, y se ensalça contra Dios y contra la honra de Dios, ¿no os paresce que está más hinchado con aquel mal veneno que si le mordiera el prester? Pues el coraçón del sobervio se hincha hasta la alteza de Aquel ques inmenso y incomprehensible.
    • 1544 Saravia Calle, L. Instrución mercaderes [2000] fol. 99v Esp (CDH )
      Pues cierto es que no ay estos logreros que llaman cambiadores, luego no son menester estos logreros, ni son tampoco provechosos a la república; antes son pestilentes y dañosos, porque si de raýz se mira la carestía de las mercaderías del reyno, toda, o la mayor parte procede d'ellos, porque muchos mercaderes tractan o comiençan a tractar con más de lo que tienen e pueden, con esperança de ser socorridos d'estos logreros, pensando que ganarán más con la mercadería que toman fiada que perderán en lo que les llevará el logro.
    • 1540-c1550 Mejía, P. Silva [1989-1990] I, 691 Esp (CDH )
      Y que también es assí, vapor, lo de que se haze la piedra y granizo en el ayre, y es pestilentíssima agua la suya; y, assí, la de la nieve.
    • 1583 Ribadeneira, P. Vida SIgnacio de Loyola [1965] Esp (CDH )
      Y por esto, todos los santos aborrecen tanto la lección de semejantes libros, como dañosos y pestilentes y destruidores de toda virtud.
    • 1589 Pineda, J. Diálogos Agricultura cristiana [1963-1964] III, 380 Esp (CDH )
      Y bien ansí el hipócrita es hombre al revés, ocultando lo que es y descubriendo lo que no es, y podríamosle comparar con la oveja merina, que tiene buena lana y mala carne, y ansí el hipócrita tiene buena la lana de las muestras exteriores mas es pestilentísima la carne de sus condiciones interiores.
    • 1703 Garau, F. Sabio instruido [2003] 400 Esp (CDH )

      Y abrá quien no sa para defender su vida; ni porque le importe nada, n podrá cerrar su pico, ni reprimir la rabia de ablar, y abrasar con su pestilente aliento lo mas sagrado del onor de sus próximos, de sus maiores, de sus parientes, sin mas fin que satisfacer a su vicio.

    • 1703 Garau, F. Sabio instruido [2003] 439 Esp (CDH )
      Mas no quiso beber la segunda, solo la provó, y allóla tan pestilente, por ser mezcla de vino, y hieles, que no la quiso sufrir, ni tragar: Dederunt ei vinum bibere, cum felle mixtum; et cum gustasset noluit bibere. Mat. 27. 34.
    • 1727-1728 Torres Villarroel, D. Visiones [1991] Esp (CDH )
      Pero también es cierto que se acabaron dos castas que florecieron en tu era, las más pestilentes que pisaban el mundo y apestaban el infierno.
    • 1743 Torres Villarroel, D. Vida I-IV [1972] Vida Esp (CDH )
      Muchas torpezas y monstruosidades están dichas con verdad, especialmente las que he declarado para manifestar el genio de mis humores y potencias; pero las corcovas, los chichones, tiznes, mugres y lagañas que he plantado en mi figura, las más son sobrepuestas y mentirosas, porque me ha dado la piedad de Dios una estatura algo más que mediana, una humanidad razonable y una carne sólida, magra, enjuta, colorada y extendida con igualdad y proporción, la que podía haber mantenido fresca más veranos que los que espero vivir, si no la hubieran corrompido los pestilentes aires de mis locuras y malas costumbres.
    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] 237 Esp (CDH )
      ¡Yo no sé de que Estercolero Astrologal se ha levantado tan obscuro y pestilente nubarrón de moscardas y abejones a corromper el ayre con nuevos embustes, y salvajadas recientes! Ellas quieren persuadir con sus zumbidos y gritería que se han engendrado de mis corrupciones; y juro por las Tablas de David Orígano, y por la Triturina de Hermes, que no ha producido la inmundicia de mis Pronósticos tan infectos escarabajos.
    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] Esp (CDH )
      Mosqueando a mi espíritu del pegajoso abejón de un pestilente pensamiento que andaba rondando a mi fragilidad por embadurnarme la conciencia, iba yo por el Altillo de San Blas bien enojado de su persecución, y furioso contra la altanería de mis sentidos, porque su impertinente curiosidad fue quien me puso en tan rabiosa y precipitada angustia.
    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] 300 Esp (CDH )
      Abordó a mí una tarde esta pestilente fragata, almacén de epidemias y disoluciones, con el motivo de pedirme alguna idea con que vestir los falsos testimonios de sus Almanakes; huí de él, diciéndole que hurtase, como lo había hecho otros años, los pingajos caducos de otro Pronosticador, y atropase con ellos el del año de treinta y nueve, o que hiciese junta entre los demás Monagos, Sopones y Platicantes pordioseros de la Astrología, y que discurriesen entre sí algún nuevo pegote con que envilmar y fortalecer la flaqueza de sus disparates, porque ya estaba tan rancia y tan hedionda la composición de los Apodos y las coplas, que si no añadían la receta de algún confortante, darían en tierra sus diarios, y no había de encontrar quien diese un maravedí por sus quartos, ni vivos ni muertos.
    • c1750 Rdz Campomanes, P. Bosquejo [1984] Esp (CDH )
      Llámoles gravosos a sí mismo, porque en vez de gastar moderadamente conforme a sus caracteres, esparraman a montones sus caudales, de los cuales no redunda bien a la república porque son personas pestilentes las que con ellos se sustentan; antes se alimenta el vicio y en algún modo recibe premio de estos epicuros prácticos.
    • 1789 Fdz Moratín, L. Derrota pedantes [1973] 91 Esp (CDH )
      Pero luego cayeron sobre los enemigos con mayor violencia las dos Caroleas, Carlos famoso, la Hesperoida, las traducciones de Ariosto, el Poema de San Rafael, la Mejicana de Gabriel Laso, la Conquista de Sevilla en cuartetas, el César africano, la Nueva Méjico de Villagrán, la Argentina de Centenera, Sagunto y Cartago, el Alfonso, el Nuevo Mundo, la Hernandia, los Amantes de Teruel del insipidísimo Juan de Yagüe, y el más que todos ellos fastidioso poema de Los inventores de las cosas, siguiendo a este turbión la espesa metralla de misceláneas, novelas, famas póstumas, justas poéticas, coronaciones, entradas, beatificaciones, loas, certámenes de escuela, autos sacramentales, autos al nacimiento, funerales, villancicos, motetes, folias, y una pestilente multitud de tonadillas modernas, bien frías, bien necias, bien escandalosas y despreciables.
    • 1792 Fdz Moratín, L. Cartas 1792 [1973] Epistolario Esp (CDH )
      Esto es cuanto hay que decir acerca de la tal comedia, puesto que los delirios y vaciedades que se oyen por ahí en boca del pestilente Nifo, el pálido Higuera, Concha, Zabala, y la demás garulla de insensatos, son buenos para oídos pero fastidiosos de escribirse, lo restante del público la ha recibido con mucho entusiasmo, la gente bien intencionada piensa que una obra como ésta debía causar la reforma del teatro; pero yo creo que seguirá como hasta aquí, y que Comella gozará en paz de su corona dramática.
    • 1796 Arjona, M M. Poesías [1871] 512 Poesías Esp (CDH )
      / Mas entre tanto, religion divina, / En solio de tu gloria permanente, / Sacro pastor, que riges tú, domina; / Y del negro torrente / El vapor desterrado pestilente, / Dos héroes tuyos con ilustre celo / El rebaño ya cándido te entregan; / Por tí sus nombres con ligero vuelo / Hasta el Oriente llegan; / Por tí amantes sosiegan / De tu Señor en ellos los vicarios, / Y por tí de las llaves sacrosantas / Se ven depositarios; / Y á Laureano, del error vencido / Por premio, en Roma tú al honor levantas / Antes á Policarpo concedido; / Mas ¿qué espíritu nuevo y poderoso / Siento elevarme? impulso más grandioso / El ánimo estremece, / Y á mi vista otra esfera ya se ofrece.
    • 1797 Quintana, M. J. A N. Cienfuegos [1969] 188 Poesías Esp (CDH )
      Mi mente / desalada entretanto hacia ti vuela: / vuela hacia ti, que a tu pesar sumido / en ese abismo pestilente y ciego, / los campos y las selvas solitarias / buscas, y aún dudas, y a gozar te niegas / placer tan puro y celestial conmigo.
    • c1798-1809 Álvz Cienfuegos, N. Poesías [1980] 130 Esp (CDH )
      ¡Afán perdido! / Presto será que el pestilente soplo / del ejemplo mortal de un mundo infecto, / arideciendo el alma infructuosa, / sin esperanza la semilla ahogue / que natura plantó.
    • 1816-1827 Fdz Lizardi, J. J. Periquillo Sarniento [1997] Mx (CDH )
      »Deberíamos también decir algo aquí de los que profesan la rabulística, llamada por Aristóteles arte de mentir. Cuando los vemos semejarse a la necesidad, esto es, carecer de leyes; cuando para lograr nombre entre los ignorantes, se les ve echar mano de sutilezas ridículas, sofismas indecentes, sentencias de oráculos, clausulones de estrépito, y las demás artes de la más pestilente charlatanería; cuando abusando con pérfida abominación de las trampas que suministra lo versátil de las fórmulas y de las interpretaciones legales, deduciendo artículos de artículos, nuevas causas de las antiguas, dilatan los pleitos, obscurecen su conocimiento a los jueces, revuelven y enredan los cabos de la justicia, truecan y alteran las apariencias de los hechos para deslumbrar a los que han de decidir; y todo esto por la vil ganancia, por el interés sórdido, y a veces también por tema y terquedad inicua; cuando se les ve, digo...»
    • 1823-1838 Heredia, J. M. Revisión Ensayo Rousseau [1947] Escritos literarios Cu (CDH )
      Examinando ahora el carácter de Rousseau como escritor, le formaríamos un completo panegírico, si la severa verdad no nos obligase a decir que sus obras abundan en las doctrinas más pestilentes, propaladas en lenguaje tan bello y elocuente, que lisonjean la imaginación y preocupan el juicio.
    • 1851-1855 Mármol, J. Amalia [2000] Ar (CDH )
      Pero sigamos el campo de los vastos acontecimientos que narramos de carrera, y asimismo se han de percibir claras y distintas la reproducción del abuelo y bisabuelo en el nieto, dando sus naturales consecuencias; y las que nacieron del divorcio de estas tradiciones pestilentes.
    • 1882 Montalvo, J. Siete tratados, II [1882] 94 Ec (CDH )

      Maldito sea el corazon que concibe la muerte de Bolívar, obra de Satanás, preñez infanda; maldito el pensamiento que la madura en sus extrañas pestilentes; maldita la noche en que se comete ese pecado; maldito el instrumento de que se sirven sus autores; maldito el valor que los anima; maldita la fuerza en que confian; malditos sean, malditos sean, malditos sean!

    • 1884 Pz Galdós, B. Bringas [1994] 268 Esp (CDH )
      Bringas la había oído calificar de pestilente a un sabio capellán amigo suyo.
    • 1894 Zeno Gandía, M. Charca [2002] PR (CDH )

      Aquella historia sangrienta le preocupó sin sorprenderle. Muchas veces pensó en el cuadro de perversión que tuvo por escena la comarca, considerando siempre en las gentes la indiferencia lo mismo ante el bien que ante el mal, y con ella el silencio, las complicidades del silencio.

      Vio Juan cómo la justicia ahondaba en la sombra buscando culpables y cómo retrocedía impotente ante aquel muro de pálidos sin precisa idea del mal, sin precisa noción del bien. Supo todos los detalles, conoció todas las sospechas, la nube pestilente llegó hasta la altura en que se alzaba su granja.

    • 1933-1946 Asturias, M. Á. Señor Presidente [2000] Gu (CDH )

      Así reflexionaba Camila tendida en la cama de la Masacuata, quejándose del dolor de espalda, algo así como mal de yegua, mientras que en la fonda, que separaba de la alcoba un tabique de tablas viejas, brines y petates, comentaban los parroquianos entre copa y copa los sucesos del día: la fuga del general, el rapto de su hija, las vivezas del favorito... La fondera hacía oídos sordos o se desayunaba de todo lo que aquéllos le contaban...

      Un fuerte mareo alejó a Camila de aquella gentuza pestilente. Sensación de caída vertical en el silencio.

    • 1947 Yáñez, A. Filo Agua [1992] 109 Mx (CDH )
      "Ya lo hemos dicho —dice el articulista—: lo que impropiamente se está llamando "despertar político" del país, no es más que un arranque de exasperación. – Una de las llagas a la par que más pestilentes, más profundas de nuestra situación actual encuéntrase en la falta de justicia, de la justicia que es una de las bases primitivas sobre que, como sobre la autoridad, como sobre las leyes, descansan las sociedades humanas. No es posible la verdadera vida social sin la justicia; no es posible. La justicia es para el organismo social como la salud para el organismo humano; y la sociedad a quien aquélla falta es una sociedad enferma, amagada de disolución. – Así se encuentra la sociedad mexicana desde el uno hasta el otro confín de la República. La justicia no existe; desde el centro hasta la periferia se echa de menos el brillo consolador de esa Hija del Cielo. Oíd ese clamor que por todas partes se levanta..."
    • 1950 Pablo Neruda Canto general [1981] Ch (CDH )
      / El viejo cielo busca la vela, / nadie / ya sobrevive: el buque destruido / vive con la ceniza del marinero amargo, / y de los puestos de oro, de las casas de cuero / del trigo pestilente, y de / la llama fría de las navegaciones / (cuánto golpe en la noche [roca y bajel] al fondo) / sólo queda el dominio quemado y sin cadáveres, / la incesante intemperie apenas rota / por un negro fragmento / de fuego fallecido.
    • 1950 Pablo Neruda Canto general [1981] 279 Ch (CDH )
      / Allí estaba la piel de los motores, / acumulada en muerto poderío, / como negros cetáceos en el fondo / pestilente de un mar sin oleaje, / o montañas hundidas de repente / bajo la soledad de los planetas.
    • 1949-1952 Borges, J. L. Aleph [1986] Ar (CDH )
      En la cabeza le pusieron una corona de paja untada de azufre; al lado, un ejemplar del pestilente Adversus annulares.
    • 1952 Casaccia, G. Babosa [1991] Py (CDH )

      Una semana después de la partida definitiva de Salvado, Areguá despertó una mañana con un suceso extraordinario. En seguida los chismes y comentarios inundaron todo el pueblo. Meses después aún aquellas aguas pestilentes seguían fuera de su curso.

    • 1958 Arguedas, J. M. Ríos Profundos [1986] Pe (CDH )

      Algún mal grande se había desencadenado para el internado y para Abancay; se cumplía quizá un presagio antiguo, o habrían rozado sobre el pequeño espacio de la hacienda Patibamba que la ciudad ocupaba, los últimos mantos de luz débil y pestilente del cometa que apareció en el cielo, hacía sólo veinte años. "Era azul la luz y se arrastraba muy cerca del suelo, como la neblina de las madrugadas, así transparente", contaban los viejos. Quizá el daño de esa luz empezaba recién a hacerse patente.

    • 1973 Aguilera Malta, D. Secuestro [1973] Ec (CDH )

      Las noticias —injertos de escorpiones en murciélagos— asediaban a cuantos anduvieran receptores. Las noticias se multiplicaban. Además de aparecer en los sitios habituales, surgían en los bares, farmacias, peluquerías, clubes, WC, etcétera. Asomaban sus nervudas alas pestilentes debajo de las faldas de las damas. Sus ojillos titilantes, en los rincones de las casas o dentro de los automóviles. Su ponzoña, en los atrios de las iglesias y en la lengua de los viperinos.

    • 1975 Mendoza, E. Caso Savolta [1994] Esp (CDH )
      No meto las narices en sus pestilentes vidas privadas para enterarme de si son cornudos, homosexuales o proxenetas.
    • 1977 Vargas Llosa, M. Tía Julia [1996] Pe (CDH )
      Le he demostrado que a pie llego más rápido a cualquier parte que en esas pestilentes carcochas.
    • 1986 Bryce Echenique, A. Magdalena [1986] Pe (CDH )
      — Vengo del pestilente entierro del Papa —dijo mi hermano, por toda excusa.
    • 1986 Díez Rdz, L. M. Fuente edad [1993] Esp (CDH )
      — Este cuerpo que espanta en su ruina —dijo, adoptando un tono de íntimo dramatismo—, esa piel desgarrada por las cicatrices, la esquilada cabeza, las desmedidas pezuñas, los ojos que redujo a la ceguera la oscuridad del calabozo, ¿qué esconde en su terrible imagen de derrota?, ¿qué significa, más allá del harapiento y pestilente esplendor de su muerte? Absurdo sería no reconocer, antes que nada, la condición del Inocente, el peso de la humillación y de la ofensa en esta vida cautiva, cuya conciencia no pudo acercarse a la lucidez, superar el cendal de sus brumas primarias, pero sí sentirse vagando en la adversidad y en el dolor, a través del tormento de la herida, del hambre y la prisión.
    • 1989 Esquivel, L. Como Agua [1995] Mx (CDH )
      Y que nunca hubiera dejado escapar esas repugnantes, malolientes, incoherentes, pestilentes, indecentes y repelentes palabras.
    • 1990 Vázquez Montalbán, M. Galíndez [1993] 243 Esp (CDH )
      Y sin embargo, en nuestro medio, dejó el rastro pestilente de su ideología marxista, negación de toda sencillez, de toda honestidad, de todo catolicismo y de toda democracia. /
    • 2016 Mena, J. M. "Premio delatores" [11-04-2016] El País (Madrid) Esp (HD)
      Son muchos los que han empezado a romper el silencio a cuyo amparo, durante tantos años, navegaba a toda máquina el buque del PP, con la pestilente carga de intereses económicos vinculados a su poder político. Es inútil decir los nombres, porque la lista sería obsoleta mañana.
      Acepción en desuso
    1. adj. En particular, nocivo o perjudicial para la salud.
      docs. (1621-1895) 8 ejemplos:
      • 1621 Almansa Mendoza, A. Cartas 1621 [2001] Cartas y relaciones Esp (CDH )
        Y al rey se le puso morada la mano y brazo izquierdo de algún humor pestilente que estaba en el corazón, y era el que causaba aquellas melancolías y congojas.
      • 1895 Lpz Bago, E. Separatista [1997] Esp (CDH )
        Los caballos hundiéndose a veces en las ciénagas pestilentes hasta los corvejones, hasta los pechos; los jinetes empezando alegres, con las alegrías brutales de los que van a matar y pueden morir, entrando en los bohíos y en los poblados a tiros y a machetazos, retirándose a la manigua cuando encontraban resistencias heroicas o fuerzas mayores, apoderándose cuando no de cuanto hallaban a mano, al principio entusiasmados con la novedad de la aventura, luego irritándose contra la bravía Naturaleza y la vida salvaje, las marchas forzadas, huyendo de las columnas que los perseguían, engañándolas con astucias de indio para llevarlas a sitio donde ellos pudieran convertir la desventaja en ventaja, la guerra en cacería de hombres y poco a poco el desaliento reemplazando a los buenos ánimos.
      • 1621 Almansa Mendoza, A. Cartas 1621 [2001] Cartas y relaciones Esp (CDH )
        Y al rey se le puso morada la mano y brazo izquierdo de algún humor pestilente que estaba en el corazón, y era el que causaba aquellas melancolías y congojas.
      • 1625 Paravicino, H. Sermón StaIsabel [1994] Esp (CDH )
        Así sucedió, acabado de llegar el alegre entierro en Coimbra, que una religiosa de Santa Clara, natural de Évora, padecía el mal de noli me tangere * que llaman, en la boca, cuyo pestilente cáncer se la iba toda comiendo entre dolorosos gritos de la paciente y penosa inquietud de las demás religiosas.
      • c1786 Chantre Herrera, J. HMisiones Marañón [1901] 321 Ec (CDH )
        Era necesario retirar frecuentemente á los Padres de tierras tan pestilentes á las márgenes del Marañón para que respirasen aire puro y sanasen de las enfermedades contraídas en ellas.
      • 1793 Jovellanos, G. M. Diario 1793 [1994] Diario Esp (CDH )

        Jueves, 12.– El mismo viento, el mismo bochorno y la misma incomodidad. Es temible que un aire tan pestilente traiga muchas dolencias y acaso alguna epidemia. Antes de amanecer partió un propio con los impresos para las cartas enviadas al racionario, a fin de que las dirija por las valijas de hoy.

      • 1804 Mutis, J. C. A A. Amar Borbón [1947] Cartas Co (CDH )
        Así será excusado proceder a la quema de ropas y muebles, siendo cierto que ningún insecto, ningún vapor venenoso o pestilente, ni la misma peste puede resistir a la eficacia de este sahumerio; todo el punto está en que se introduzca bien en lo que se intenta purificar; y en lográndose esto, no hay duda en que disipa hasta la más mínima partícula de la infección, o del vapor venenoso. /
      • c1789-p1810 Marchena, J. Poesías [1892] 120 Esp (CDH )
        Hoy vamos / Al Lano, cuyas ondas pestilentes / Mil vapores mortíferos exhalan.
      • p1846 Gmz Avellaneda, G. Anécdota Cortés [1981] Novelas Cu (CDH )
        Tantas penalidades y fatigas en este largo y trabajoso viaje, por entre escabrosas montañas, páramos desiertos, ciénagas pestilentes, con fríos y calores, con sed y con hambre, no han abatido en manera alguna los bríos de esos corazones españoles.
      • 1895 Lpz Bago, E. Separatista [1997] Esp (CDH )
        Los caballos hundiéndose a veces en las ciénagas pestilentes hasta los corvejones, hasta los pechos; los jinetes empezando alegres, con las alegrías brutales de los que van a matar y pueden morir, entrando en los bohíos y en los poblados a tiros y a machetazos, retirándose a la manigua cuando encontraban resistencias heroicas o fuerzas mayores, apoderándose cuando no de cuanto hallaban a mano, al principio entusiasmados con la novedad de la aventura, luego irritándose contra la bravía Naturaleza y la vida salvaje, las marchas forzadas, huyendo de las columnas que los perseguían, engañándolas con astucias de indio para llevarlas a sitio donde ellos pudieran convertir la desventaja en ventaja, la guerra en cacería de hombres y poco a poco el desaliento reemplazando a los buenos ánimos.
  2. Acepción en desuso
  3. s. m. Persona despreciable por su ruindad o falta de moral.
    docs. (1400-1447) 2 ejemplos:
    • c1400 Anónimo Biblia romanceada (RAH 87) [1995] fol. 222v Esp (CDH )
      El dia de nuestro / rrey se adoloraron capitanes / con yra de vjno. Estendio su mano / a los pestilentes que batallaron como / forno su coraçon en su çelada.
    • c1447 Anónimo Espéculo legos [1951] 195 Esp (CDH )
      La primera es la soberuia del coraçón, segund aquello que dixo el egipçiano a Moysen en el segundo capítulo del Esodo: ¿Quien te fizo juez sobre nos? E Salomón dize a los quinze capitulos de los Prouerbios que non ama el pestilente al que lo castiga.
  4. adj. Perteneciente o relativo a la peste.
    docs. (1439-1965) 4 ejemplos:
    • c1439 Mena, J. Comentario Coronación [1989] 180 Esp (CDH )
      Çipreses: este nonbre le pusieron los griegos e, segund dize Isidoro, en otro tienpo los gentiles, quando solían quemar algún cuerpo muerto, fazían poner muchos ramos de çipreses en derredor de los lugares, porque afuyenta los malos olores la suavidad del olor del palo del çiprés e non dexa confonder el aire del morbo pestilente.
    • 1599 Hornkens, H. RecDictFrEspLat [1599] Esp (NTLLE)
      pestilente. pestilent; pestilens.
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )
      Sus ojas machacadas con ollin de la chimenea es único remedio en los pestilentes carbuncos y landres.– Sus ojas aplicadas á modo de emplasto sirven á los ojos sangrientos.– Una onza de su zumo tomado por las mañanas con un poco de azucar es único remedio contra la sarna, y contra la lepra, y abre las opilaciones del higado y del bazo.
    • 1965 Sastre, A. M. S. V. [1990] Esp (CDH )

      Miguel, Miguel, que tenga suerte y que no se nos muera en Viena de aquella pestilente maladía; y sepa que toda prudencia —aún la mayor— es poca en estos tiempos; y proteja en todo lo que pueda a su paisano Servet, y haga todo lo más que le sea posible por que ese hombre, que es hoy de sangre y hueso, no tenga terminación de fuego y de ceniza.

  5. adj. [Olor] Desagradable en extremo.
    Sinónimo: pestilencial
    docs. (1557-2014) 7 ejemplos:
    • 1535-1557 Fdz Oviedo, G. HGral Indias [1992] Esp (CDH )

      E acaesce que en el campo los cazadores e otras personas topan acaso con este animal, el cual puesto en huída, le alcanzan los perros; pero pocas veces le matan, porque en dándole un alcance o tocándole, da de sí aquel hedor tan grande, y de tal manera, que el perro en el instante se aparta dél y queda como atónito, aborrescido y espantado y malcontento mirándole; y revuélcase muchas veces, por desechar aquel pestilente hedor que se le ha pegado, e váse al agua a lavar [...].

    • 2014 Torres, S. "Trabajo basura Mithi" [19-02-2014] El País (Madrid) Esp (HD)
      Allí, rodeados de un entorno pestilente repleto de heces humanas y animales, y restos de todo tipo de inmundicia, ocupan la mayor parte de su día. Altaaf llegó a este grupo con una mentalidad distinta, con ganas de progresar. Gracias a él optimizaron su método de búsqueda, lo que supuso multiplicar por cuatro las ganancias y mejorar en parte su calidad de vida.
    • 1535-1557 Fdz Oviedo, G. HGral Indias [1992] Esp (CDH )

      E acaesce que en el campo los cazadores e otras personas topan acaso con este animal, el cual puesto en huída, le alcanzan los perros; pero pocas veces le matan, porque en dándole un alcance o tocándole, da de sí aquel hedor tan grande, y de tal manera, que el perro en el instante se aparta dél y queda como atónito, aborrescido y espantado y malcontento mirándole; y revuélcase muchas veces, por desechar aquel pestilente hedor que se le ha pegado, e váse al agua a lavar [...].

    • c1786 Chantre Herrera, J. HMisiones Marañón [1901] 276 Ec (CDH )
      El trabajo que tuve en asistir á tanto enfermo, casi incapaz de asistencia por el pestilente hedor del contagio en tierras tan sumamente calientes no es decible, ni mi intento el explicarlo, dejándolo todo para el día del juicio donde para confusión mía se verán claramente las muchísimas ocasiones que nuestro Señor me ha dado para servirle y lo poco ó nada que de todo se ha aprovechado mi alma, pues, como dijo San Agustín, non quam multum sed quam bene (no cuánto, sino cuán bien).
    • c1858 Díaz Castro, E. Manuela [2003] Co (CDH )

      De allí condujo Matea a la bella parroquiana a la factoría que dejaron hecha los españoles, que es un edificio sólido y muy capaz, que sirve de oficina de aliño; pero del corredor se volvió Manuela tapándose las narices con su pañuelo por el olor pestilente de las garras podridas de los cueros y del neme con que se zuaquean las petacas de cuero.

    • 1966 Marsé, J. Teresa [1996] 31 Esp (CDH )

      —Calló un rato, ante el suspiro de fastidio de él, y se subió, una vez más, los tirantes del traje de baño; él esperó diez segundos y se los volvió a bajar, sin muchas esperanzas: la Lola era una de esas mujeres de carnes hipocondríacas, blandas y tristes, muertas, que parecen muy manoseadas aunque nunca lo han sido y cuya expresión de asco, profundamente grabada en sus rostros hinchados y beatíficos, proviene no de la práctica excesiva del amor, sino precisamente de no haber hecho jamás el amor: es su expresión una mezcla de hastío, de dulzura y de remilgo, como si constantemente captaran con la nariz un olor pestilente pero de alguna manera beneficioso para su alma [...].

    • 1987 Edwards, J. Anfitrión [1987] 94 Ch (CDH )
      Miraban a Apolinario como a una personalidad del jet set internacional, alguien capaz de dar una vuelta por estos andurriales en su helicóptero privado, y me observaban de paso a mí, su compañero de ruta, su presunto amigo, con la desconfianza previa que era de rigor, pero también, sospeché, con una pizca de envidia, a pesar de mi aspecto lamentable, del olor pestilente que no se me quitaba.
    • 1991 Valenzuela, L. Novela negra [2004] Ar (CDH )
      De él manó un olor pestilente y quedó como muerto pero ya alivianado, sumergido en su propia mierda, su orina y su semen, inmerso en eso que el correr del agua iba limpiando, reviviéndolo.
    • 2014 Torres, S. "Trabajo basura Mithi" [19-02-2014] El País (Madrid) Esp (HD)
      Allí, rodeados de un entorno pestilente repleto de heces humanas y animales, y restos de todo tipo de inmundicia, ocupan la mayor parte de su día. Altaaf llegó a este grupo con una mentalidad distinta, con ganas de progresar. Gracias a él optimizaron su método de búsqueda, lo que supuso multiplicar por cuatro las ganancias y mejorar en parte su calidad de vida.
  6. adj. Perteneciente o relativo a una peste.
    docs. (1578-1914) 32 ejemplos:
    • 1578 Acosta, C. Tratado drogas Indias [2003] Esp (CDH )

      Úsase muy ordinariamente en toda la India, Persia, Arabia y China desta piedra, contra todo género de veneno, y contra todas las enfermedades venenosas, melancólicas, y viejas: en las quartanas, y calenturas de diffícil erradicación, en la lepra, sarna, prorido, y comezón antigua, en los empeynes, en las viruelas, y serampión: en la colérica passió, y en las enfermedades pestilentes y contagiosas haze grandes effectos. Usan della los flacos, y debilitados, para se reforçar y tomar carnes, y para desterrar toda melancolía, y mala gana de comer: y para facilitar el parto, y expeler las secundinas: para alimpiar los riñones y vessiga de las arenas, y materias gruessas, y para las lombrizes, y mordeduras de bívoras, y de todas las serpientes, y animales raviosos, y en heridas de flechas venenadas, y en los apostemas malignos después de abiertos, y en los lamparones apiertos. se echa del polvo de esta piedra, con admirable effecto.

    • 1914 Alcalde Río, H. Escenas cántabras [1914] Esp (CDH )

      — Dígame: a esa romería de que me ha hablado ¿concurre mucha gente?

      — ¿Nunca en ella estuvo, cristiano? Paez mentira que con tantu mundo como habrá recorrío usté no haiga posao los piés en ella. Es mucho el señorío que del uno y del otro traspuesto a ella concurre, por ser una Virgen mu milagrosa. Es una santuca que a mucha gente ya salvao la vida de peligro, y a otras de fiebres pestilentes. Sin ir más alejos el otru año llevamos onde ella a un nietucu mío, que estaba el probetuco medio tullío de las piernas, y lo mesmo jué postrarlo a sus piés y echarle el señor Cura unos asperges que como una liebre levantose curriendo y echóse a rodar por aquellas cuestas abajo, como si nunca jamás hobiera tenío maleza alguna.

    • 1578 Acosta, C. Tratado drogas Indias [2003] Esp (CDH )

      Úsase muy ordinariamente en toda la India, Persia, Arabia y China desta piedra, contra todo género de veneno, y contra todas las enfermedades venenosas, melancólicas, y viejas: en las quartanas, y calenturas de diffícil erradicación, en la lepra, sarna, prorido, y comezón antigua, en los empeynes, en las viruelas, y serampión: en la colérica passió, y en las enfermedades pestilentes y contagiosas haze grandes effectos. Usan della los flacos, y debilitados, para se reforçar y tomar carnes, y para desterrar toda melancolía, y mala gana de comer: y para facilitar el parto, y expeler las secundinas: para alimpiar los riñones y vessiga de las arenas, y materias gruessas, y para las lombrizes, y mordeduras de bívoras, y de todas las serpientes, y animales raviosos, y en heridas de flechas venenadas, y en los apostemas malignos después de abiertos, y en los lamparones apiertos. se echa del polvo de esta piedra, con admirable effecto.

    • 1600 Escobar, M. Trat bubones [2000] Esp (CDH )
      Aora, en nuestros tiempos presentes, la vemos a cada passo y, aunque tenga algún contagio (como verdaderamente lo tiene) y sea tan maligna quanto por sus terribles accidentes se puede bien echar de ver, dándole quantos epýctetos de maliciosa podemos hallar, la llamamos fiebre maligna pestilente, pero no dezimos que es pestilencia, sino que realmente la llamamos pestilente tan solamente por la similitud que tiene con aquella fiebre que uvo en tiempo de pestilencia, en el qual tiempo tuvo la tal calentura su principio.
    • 1605 Cervantes Saavedra, M. Quijote I [2004] Esp (CDH )

      — ¿Y quién le mató? —preguntó don Quijote.

      — Dios, por medio de unas calenturas pestilentes que le dieron —respondió el bachiller.
    • 1597-1645 Quevedo Villegas, F. Poesías [1969-1971] Esp (CDH )
      Con mudo incienso y grande ofrenda, ¡oh, Licas!, / cogiendo a Dios a solas, entre dientes, / los ruegos que recatas de las gentes, / sin voz, a sus orejas comunicas. / Las horas pides prósperas y ricas, / y que para heredar a tus parientes, / fiebres reparta el cielo pestilentes, / y de ruinas fraternas te fabricas. / ¡Oh grande horror! Pues cuando de ejemplares / rayos a Dios armó la culpa, el vicio, / víctimas le templaron los pesares. /
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )
      Recién arrancadas las acederas, limpias de su piel y cocida en los guisados es unico remedio á los febricitantes de fiebres ardientes, y en las fiebres putridas, y dicenterias pestilentes y colericas, porque prohive los humores de corrupcion, y purga y refrezca la sangre:– Abren el apetito postrado y caido, y corrije el olor y anhelito corrupto, causando buen olor á los febricitantes, que de fiebres putridas ó pestilentes lo tienen corrupto, y como dice Laguna, que es remedio á los que han sido atosigados de venenos mortiferos, y esto hace con mayor eficacia las semillas del lapato agudo, y oxilapato, que son las dos romazas mayores: de suerte, que no solo sirven á los atosigados, y de fiebres malignas y dicenterias:– pero tambien á los mordidos de escorpiones, y si la comen ántes de morder dicho animalejo no hará daño alguno su inficion.
    • 1726 Feijoo, B. J. Theatro crítico universal, I [1998] Esp (CDH )
      Y es muy de creer, que como ay enfermedades pestilentes, o epidémicas, que duran ya vn año, ya dos, ya más, ya menos, según es más, o menos fácilmente disipable la impressión maligna de el ambiente, o la fermentación subterránea que la ocasiona: assí ay otras, que naciendo de causa más tenaz, y firme, tarden mucho mayor tiempo en disiparse.
    • 1727-1728 Torres Villarroel, D. Visiones [1991] Esp (CDH )
      Mantiene en su casa tabardillos, asmas, viruelas y todos los males pestilentes en varios vestidos que tiene ahorcados en su portal.
    • 1759 Torres Villarroel, D. Vida VI [1972] Vida Esp (CDH )
      Las dos primeras sirven para mantener y curar a los leprosos y a los llagados de las úlceras abominables y a los heridos de la sarna y de otros contagios pestilentes; y las segundas, nombradas los albergues, están dispuestas para recoger y aposentar a los pasajeros, vagos, mendigos y a otros desamparados infelices, a quienes las insolencias de su fortuna o las crueldades de la desgracia no les ha dejado un rincón en que vivir, aun en aquel lugar donde la naturaleza los envió a nacer.
    • c1786 Chantre Herrera, J. HMisiones Marañón [1901] Ec (CDH )
      Pero el rigor de aquel temple que probó siempre muy mal á los forasteros, le ocasionó unas calenturas pestilentes que al fin le quitaron la vida.
    • c1790 Samaniego, F. M. Jardín Venus [2004] Esp (CDH )
      Estaba una señora desahuciada / de esa fiebre malvada / que, sin ser, según dicen, pestilente, / se lleva al otro lado a mucha gente.
    • 1807 Paz Rdz, J. M. Explicación farmacopea [1807] Esp (CDH )
      ¿Quién, á la verdad, cree en nuestros tiempos, que los Trociscos de Víboras son un específico para la peste, viruelas, y otras enfermedades malignas, contagiosas y pestilentes? ¿Quién los juzga útiles en la lepra y, otros males cutaneos? ¿Quién los prescribe en los envenenamientos y mordeduras de los animales ponzoñosos? Unos efectos tan exagerados solo podían creerse en unos tiempos en que la credulidad, la supersticion, y la ignorancia reynaban en la Medicina; en unos tiempos en que las preocupaciones ofuscaban demasiado el corazon del hombre; en unos tiempos, en fin, en que las tinieblas de la razon aun no habian sido bien disipadas por la verdadera Filosofia.
    • 1808 Quintana, M. J. A España [1969] Poesías Esp (CDH )
      / ¡Qué de plagas, oh, Dios! Su aliento impuro, / la pestilente fiebre respirando, / infestó el aire, emponzoñó la vida; / el hambre enflaquecida / tendió sus brazos lívidos, ahogando / cuanto el contagio perdonó; tres veces / de Jano el templo abrimos, / y a la trompa de Marte aliento dimos; / tres veces, ¡ay!, los Dioses tutelares / su escudo nos negaron, y nos vimos / rotos en tierra y rotos en los mares.
    • 1819 Fdz Navarrete, M. Vida Cervantes [1819] 77 Esp (CDH )
      A fines del año de 1591 murió en su convento de Ubeda de calenturas pestilentes S. Juan de la Cruz; y la especial devocion con que Doña Ana de Mercado y su hermano D. Luis de Mercado, del Consejo Real, residentes entonces en Madrid, habian fundado con su acuerdo el convento de Segovia, los empeñó en trasladar á él á todo trance su venerable cuerpo, sin reparar en la oposicion que podria haber por la ciudad de Ubeda y sus vecinos.
    • 1847-1849 Alcalá Galiano, A. Memorias [1886] Esp (CDH )
      Mi tia falleció en 1813, en el mar del Sur, donde su marido había sido nombrado capitan general de Chile, siendo teniente general de ejército; pero las revueltas de aquellas tierras no le consintieron ejercer su cargo, y trasladándose ambos consortes de uno á otro punto de aquellas costas y de las vecinas del Perú, acometidos en el buque en que iban de una enfermedad pestilente y aguda, fallecieron, mediando poquísimos dias de la muerte del uno á la del otro, con lo cual tuvo algo de tierno y novelesco un fin por otra parte ordinario.
    • 1914 Alcalde Río, H. Escenas cántabras [1914] Esp (CDH )

      — Dígame: a esa romería de que me ha hablado ¿concurre mucha gente?

      — ¿Nunca en ella estuvo, cristiano? Paez mentira que con tantu mundo como habrá recorrío usté no haiga posao los piés en ella. Es mucho el señorío que del uno y del otro traspuesto a ella concurre, por ser una Virgen mu milagrosa. Es una santuca que a mucha gente ya salvao la vida de peligro, y a otras de fiebres pestilentes. Sin ir más alejos el otru año llevamos onde ella a un nietucu mío, que estaba el probetuco medio tullío de las piernas, y lo mesmo jué postrarlo a sus piés y echarle el señor Cura unos asperges que como una liebre levantose curriendo y echóse a rodar por aquellas cuestas abajo, como si nunca jamás hobiera tenío maleza alguna.

    • 1578 Acosta, C. Tratado drogas Indias [2003] Esp (CDH )

      Úsase muy ordinariamente en toda la India, Persia, Arabia y China desta piedra, contra todo género de veneno, y contra todas las enfermedades venenosas, melancólicas, y viejas: en las quartanas, y calenturas de diffícil erradicación, en la lepra, sarna, prorido, y comezón antigua, en los empeynes, en las viruelas, y serampión: en la colérica passió, y en las enfermedades pestilentes y contagiosas haze grandes effectos. Usan della los flacos, y debilitados, para se reforçar y tomar carnes, y para desterrar toda melancolía, y mala gana de comer: y para facilitar el parto, y expeler las secundinas: para alimpiar los riñones y vessiga de las arenas, y materias gruessas, y para las lombrizes, y mordeduras de bívoras, y de todas las serpientes, y animales raviosos, y en heridas de flechas venenadas, y en los apostemas malignos después de abiertos, y en los lamparones apiertos. se echa del polvo de esta piedra, con admirable effecto.

    • 1600 Escobar, M. Trat bubones [2000] Esp (CDH )
      Aora, en nuestros tiempos presentes, la vemos a cada passo y, aunque tenga algún contagio (como verdaderamente lo tiene) y sea tan maligna quanto por sus terribles accidentes se puede bien echar de ver, dándole quantos epýctetos de maliciosa podemos hallar, la llamamos fiebre maligna pestilente, pero no dezimos que es pestilencia, sino que realmente la llamamos pestilente tan solamente por la similitud que tiene con aquella fiebre que uvo en tiempo de pestilencia, en el qual tiempo tuvo la tal calentura su principio.
    • 1605 Cervantes Saavedra, M. Quijote I [2004] Esp (CDH )

      — ¿Y quién le mató? —preguntó don Quijote.

      — Dios, por medio de unas calenturas pestilentes que le dieron —respondió el bachiller.
    • 1597-1645 Quevedo Villegas, F. Poesías [1969-1971] Esp (CDH )
      Con mudo incienso y grande ofrenda, ¡oh, Licas!, / cogiendo a Dios a solas, entre dientes, / los ruegos que recatas de las gentes, / sin voz, a sus orejas comunicas. / Las horas pides prósperas y ricas, / y que para heredar a tus parientes, / fiebres reparta el cielo pestilentes, / y de ruinas fraternas te fabricas. / ¡Oh grande horror! Pues cuando de ejemplares / rayos a Dios armó la culpa, el vicio, / víctimas le templaron los pesares. /
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )
      Recién arrancadas las acederas, limpias de su piel y cocida en los guisados es unico remedio á los febricitantes de fiebres ardientes, y en las fiebres putridas, y dicenterias pestilentes y colericas, porque prohive los humores de corrupcion, y purga y refrezca la sangre:– Abren el apetito postrado y caido, y corrije el olor y anhelito corrupto, causando buen olor á los febricitantes, que de fiebres putridas ó pestilentes lo tienen corrupto, y como dice Laguna, que es remedio á los que han sido atosigados de venenos mortiferos, y esto hace con mayor eficacia las semillas del lapato agudo, y oxilapato, que son las dos romazas mayores: de suerte, que no solo sirven á los atosigados, y de fiebres malignas y dicenterias:– pero tambien á los mordidos de escorpiones, y si la comen ántes de morder dicho animalejo no hará daño alguno su inficion.
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )
      Tengo por cierto es su humo y su cocimiento contra los vientos corrompidos, que causan fiebres malignas y pestilentes: así como la calaminta, ó calamento, y es el quid pro quo suyo.
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )
      Cocidas dos onzas de sus ojas en cuatro cuartillos de agua, y que merme la tercera parte, tomado por bebida es único remedio en todas las fiebres ardientes, y mayormente en las malignas y pestilentes, porque á demas de templar los ardores insoportables, y sintomas depravados, corrige la putrefacción suya, y mitiga la intolerable sed, con solo tener una de sus hojas en la boca sobre la lengua, y medio mascarla:–
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] VII, 387 Ar (CDH )
      Partes iguales de mastuerzo y absintio pontico molido, y de sus polvos tomando dos dragmas en vino, es único remedio en los dolores del estomago, y flaquezas del higado, que por fiebres putridas y pestilentes padecen.
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )

      [...] es muy alabado su vomito en las fiebres malignas y pestilentes: el modo de úsarla es en un cuartillo de agua que esté hirviendo echar una dragma de la yerba seca, y con un poco de miel de avejas, ó azucar se toma su infusion, proboca leve susudor.

    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )
      Bebido de su cocimiento, como medio baso de los grandes, (que es medio cuartillo,) con una raiz de contra yerba, echandole un poco de miel de avejas, es único remedio en las camaras pestilentes y malignas, porque lubrica el vientre, y es antidoto contra la fiebre, sacando por los poros su malicia:
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )
      Socorre con admiracion á los de camaras por humores malignos y corrompidos, ó enveterados, como son las que se originan de la fiebre maligna y pestilente, úntando el vientre y estomago por de fuera, y abrigo.– A falta de su aceite, ó por no poderlo sacar, puedense tomar sus bayas verdes, y si estas faltan sus cogollos y sus ojas mas tiernas, y machacadas cantidad de ellas, se pongan á freir á fuego muy lento, por espacio de dos horas, y bien secas ó muy fritas estas primeras ojas en aceite, ó manteca de puerco, ó en caracú miri, que es la caña ó medula de los huesos de las manos y pies de la baca, á falta de los dos arriba dichos, fritas las primeras ojas y bien coladas y estrujadas del aceite se volverá á pizar otras tantas y se pondrá en la Braza, ó aceite, y se vuelve al fuego como las primeras, y se deja asi enfriar por espacio de veinte y cuatro horas, y al cabo de ellas se calienta, se cuela, y se guarda para el año: es único remedio en las lombrices de los niños úntandoles el estomago y vientre, cuando de la leche se les enjendran.
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )
      La raiz mascada y trahida en la boca es único remedio en los flemones que se suelen originar de la fiebre maligna y pestilente, asi mismo socorre á los dolores de dientes y muelas por humores frios, ó reumas crudas que caen á las raices de los dientes y muelas, ó á las encias y paladar, porque abre los poros, y con su agudeza liquida lo condensado de la reuma, ó humor crudo, y es preservativo en tiempo de vientos corrompidos el usar de la decoucion de su raiz tomada en ayunas, mayormente cuando la intemperie del ambiente es fría y humeda, que cuando caliente y seca: no dudo no será conducente, ántes si dañosa su uso.
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )
      Fritas sus ojas y cimiente en aceite, ó en injundia, mitiga y resuelve las glandulas de las quijadas que suelen venir á las fiebres malignas, y pestilentes, y no dudo ser único el baño de toda la yerba cocida en cantidad con azufre y sal, y á lo último ponerle vinagre, y caliente meterse en él los que estubieren heridos de dicha fiebre.
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] XI, 79 Ar (CDH )
      Quita la tristeza y melancolia, mayormente en las fiebres malignas y pestilentes.– Socorre á los mordidos de animales ponzoñosos, y venenosos, confortando el corazon y estomago.– Abre las vias de todo el cuerpo, y socorre á las punturas, y espazmos de nerbios.– Conserba la hermosura y rubor de todo el cuerpo.– Dispierta la virtud genital, y es veneno de los ratones.– Sus ojas cocidas y aplicadas sobre los resfriados miembros á modo de emplasto los sana y vuelve á su temperamento ordinario.– Untadas con su zumo las flechas y arpones, segun opinion de algunos; mata á los que con ellas fueron heridos.– Es de notable amargor, y su semilla estregando alguna parte del cuerpo con ella, la enciende con gran comezón y ardor.
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )
      Asi mismo usada en el mismo modo arriba dicho socorre con admiracion á los de fiebres putridas, y tabardillos, y en las fiebres malignas y pestilentes, que por la corrupcion del viento son muy ordinarias en estas tierras de las Misiones, y Paraguay, por la gran demaciada calor y humedad; pero se ha de advertir, que en estas fiebres cuando se úse en ayudas se ha de mezclar con las ayudas purgantes, ó emolientes, segun la nesecidad del enfermo.
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )
      Es admirable remedio en los casos de calor y sequedad, asi puesta en los guisados ó comida, como por bebida y ayudas: asi como su primer especie que aqui dejo dibujada, aunque hallo es mas fria y humeda, y menos emoliente, y no tan cordeal en las fiebres en que se pide desecar, como es las putridas y pestilentes.
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] XI, 105 Ar (CDH )
      [...] pero asi mismo, y con admirables sucesos lo es en las fiebres malignas y pestilentes, que prorrumpen en camaras de humores biliosos y atravilarios, con flujos epacticos, y disentericos, enfermedad muy ordinaria en los Indios, y habitadores de estas tierras, á causa de las muchas lluvias, y inundaciones de estas tierras tan bajas, á donde viene el conjunto, y congregado de las aguas de las tierras altas, y cerranias mas lejanas á parar en estos rios tan caudalosos [...].
    • 1710 Montenegro, P. Materia médica [1942-1944] Ar (CDH )

      Todas ellas tienen virtud de calentar, adelgazar, y cocer los humores frios y crudos con confortacion al estomago, higado, y bazo, y mayormente al corazon: por la cual razon vemos la meten en las composiciones contra venenos, y fiebres pestilentes.

    • 1726 Feijoo, B. J. Theatro crítico universal, I [1998] Esp (CDH )
      Y es muy de creer, que como ay enfermedades pestilentes, o epidémicas, que duran ya vn año, ya dos, ya más, ya menos, según es más, o menos fácilmente disipable la impressión maligna de el ambiente, o la fermentación subterránea que la ocasiona: assí ay otras, que naciendo de causa más tenaz, y firme, tarden mucho mayor tiempo en disiparse.
    • 1727-1728 Torres Villarroel, D. Visiones [1991] Esp (CDH )
      Mantiene en su casa tabardillos, asmas, viruelas y todos los males pestilentes en varios vestidos que tiene ahorcados en su portal.
    • 1733 Feijoo, B. J. Theatro crítico universal, V [2003] Esp (CDH )
      Tales son la sufocación en agua; la sufocación por cordel o lazo; la sufocación por humo de carbones, o por vapor de vino o cerbeza, quando yerven, o por embriaguez; la exanimación por herida de rayo, por caída de alto y por la inspiración de qualquier aura pestilente.
    • 1742 Feijoo, B. J. Cartas eruditas, I [2004] Esp (CDH )
      ¿No están estampados en muchos autores de su facultad muchos de estos casos? ¿No he citado algunos en el expressado discurso? ¿No se halla en algunos de dichos autores el aviso, de que en los accidentes de caída de alto, de sýncope, de apoplexía, de toda sufocación, o ya hystérica, o ya por sumersión, cordel, humo de carbones, vapor de vino, embriaguez, por herida de rayo, inspiración de aura pestilente, y otros análogos, o semejantes a estos (que es lo mismo que comprehender todos los accidentes repentinos, y quasi repentinos) se haga más riguroso examen, y se espere mucho más largo plazo para dar el cuerpo a la tierra? También he citado algunos en el lugar señalado.
    • 1743 Torres Villarroel, D. Vida I-IV [1972] 162 Vida Esp (CDH )
      Volví a mi patria, y en ella me recibieron muchos con contento, algunos con desazón, y los más con una indiferencia sospechosa y aun fuga reparable, porque juzgaban que lo desterrado era enfermedad pestilente, y que el odio de los enemigos podía introducirse en sus deseos, esperanzas y conveniencias.
    • 1759 Torres Villarroel, D. Vida VI [1972] Vida Esp (CDH )
      Las dos primeras sirven para mantener y curar a los leprosos y a los llagados de las úlceras abominables y a los heridos de la sarna y de otros contagios pestilentes; y las segundas, nombradas los albergues, están dispuestas para recoger y aposentar a los pasajeros, vagos, mendigos y a otros desamparados infelices, a quienes las insolencias de su fortuna o las crueldades de la desgracia no les ha dejado un rincón en que vivir, aun en aquel lugar donde la naturaleza los envió a nacer.
    • 1759 Torres Villarroel, D. Vida VI [1972] Vida Esp (CDH )
      [...] y he querido desechar de este papel y de mi memoria los chismes, ideas y hablillas que suelen andar entre los interlocutores de los pleitos y las disputas, y aburro desde luego las que se pasearon por una pretensión tan piadosa como ésta, y sólo afirmo que las utilidades y la necesidad de mantener estas santas paredes en Salamanca son sumamente públicas y graves, pues sin ellas quedan expuestos los bubosos, los heridos de la lepra, sarna y otros contagios pestilentes a quedarse muertos por las calles, y los peregrinos, vagos, tunantes, habitadores desvalidos, como las sirvientas y sirvientes que son despedidos de sus amos, los estudiantillos que se mantienen de la limosna y otras castas de desamparados y trabajosos, en las congojas de haber de sufrir a la inclemencia las nieves, los hielos, el frío y el calor, y las demás injurias temporales [...].
    • c1786 Chantre Herrera, J. HMisiones Marañón [1901] Ec (CDH )
      Pero el rigor de aquel temple que probó siempre muy mal á los forasteros, le ocasionó unas calenturas pestilentes que al fin le quitaron la vida.
    • c1790 Samaniego, F. M. Jardín Venus [2004] Esp (CDH )
      Estaba una señora desahuciada / de esa fiebre malvada / que, sin ser, según dicen, pestilente, / se lleva al otro lado a mucha gente.
    • 1807 Paz Rdz, J. M. Explicación farmacopea [1807] Esp (CDH )
      ¿Quién, á la verdad, cree en nuestros tiempos, que los Trociscos de Víboras son un específico para la peste, viruelas, y otras enfermedades malignas, contagiosas y pestilentes? ¿Quién los juzga útiles en la lepra y, otros males cutaneos? ¿Quién los prescribe en los envenenamientos y mordeduras de los animales ponzoñosos? Unos efectos tan exagerados solo podían creerse en unos tiempos en que la credulidad, la supersticion, y la ignorancia reynaban en la Medicina; en unos tiempos en que las preocupaciones ofuscaban demasiado el corazon del hombre; en unos tiempos, en fin, en que las tinieblas de la razon aun no habian sido bien disipadas por la verdadera Filosofia.
    • 1808 Quintana, M. J. A España [1969] Poesías Esp (CDH )
      / ¡Qué de plagas, oh, Dios! Su aliento impuro, / la pestilente fiebre respirando, / infestó el aire, emponzoñó la vida; / el hambre enflaquecida / tendió sus brazos lívidos, ahogando / cuanto el contagio perdonó; tres veces / de Jano el templo abrimos, / y a la trompa de Marte aliento dimos; / tres veces, ¡ay!, los Dioses tutelares / su escudo nos negaron, y nos vimos / rotos en tierra y rotos en los mares.
    • 1819 Fdz Navarrete, M. Vida Cervantes [1819] 77 Esp (CDH )
      A fines del año de 1591 murió en su convento de Ubeda de calenturas pestilentes S. Juan de la Cruz; y la especial devocion con que Doña Ana de Mercado y su hermano D. Luis de Mercado, del Consejo Real, residentes entonces en Madrid, habian fundado con su acuerdo el convento de Segovia, los empeñó en trasladar á él á todo trance su venerable cuerpo, sin reparar en la oposicion que podria haber por la ciudad de Ubeda y sus vecinos.
    • 1847-1849 Alcalá Galiano, A. Memorias [1886] Esp (CDH )
      Mi tia falleció en 1813, en el mar del Sur, donde su marido había sido nombrado capitan general de Chile, siendo teniente general de ejército; pero las revueltas de aquellas tierras no le consintieron ejercer su cargo, y trasladándose ambos consortes de uno á otro punto de aquellas costas y de las vecinas del Perú, acometidos en el buque en que iban de una enfermedad pestilente y aguda, fallecieron, mediando poquísimos dias de la muerte del uno á la del otro, con lo cual tuvo algo de tierno y novelesco un fin por otra parte ordinario.
    • 1914 Alcalde Río, H. Escenas cántabras [1914] Esp (CDH )

      — Dígame: a esa romería de que me ha hablado ¿concurre mucha gente?

      — ¿Nunca en ella estuvo, cristiano? Paez mentira que con tantu mundo como habrá recorrío usté no haiga posao los piés en ella. Es mucho el señorío que del uno y del otro traspuesto a ella concurre, por ser una Virgen mu milagrosa. Es una santuca que a mucha gente ya salvao la vida de peligro, y a otras de fiebres pestilentes. Sin ir más alejos el otru año llevamos onde ella a un nietucu mío, que estaba el probetuco medio tullío de las piernas, y lo mesmo jué postrarlo a sus piés y echarle el señor Cura unos asperges que como una liebre levantose curriendo y echóse a rodar por aquellas cuestas abajo, como si nunca jamás hobiera tenío maleza alguna.

  7. 1⟶metáfora
    adj. Que desprende un olor desagradable en extremo.
    docs. (1743-2017) 79 ejemplos:
    • 1743 Torres Villarroel, D. Vida I-IV [1972] Vida Esp (CDH )

      TÚdirás (como si lo oyera), luego que agarres en tu mano este papel, que en Torres no es virtud, humildad ni entretenimiento escribir su vida, sino desvergüenza pura, truhanada sólida y filosofía insolente de un picarón, que ha hecho negocio en burlarse de sí mismo, y gracia estar haciendo zumba y gresca de todas las gentes del mundo. Y yo diré que tienes razón, como soy cristiano. Prorrumpirás también, después de haberlo leído (si te coge de mal humor), en decir que no tiene doctrina deleitable, novedad sensible, ni locución graciosa, sino muchos disparates, locuras y extravagancias, revueltas entre las brutalidades de un idioma cerril, a ratos sucio, a veces basto y siempre desabrido y mazorral. Y yo te diré, con mucha cachaza, que no hay que hacer ascos, porque no es más limpio el que escucho salir de tu boca, y casi casi tan hediondo y pestilente el que, después de muy fregado y relamido, pone tu vanidad en las imprentas

    • 2017 Piña Valls, R. "Ray Kroc fundador" [19-03-2017] El Mundo (Madrid) Esp (HD)
      Ray Kroc, el sinvergüenza que cometió esa hazaña, es el responsable de que en Mallorca hoy haya una docena, o dos, vete a saber, de establecimientos pestilentes de la famosa cadena de restaurantes. La película ilustra de maravilla cómo no hay manera de expandirse, de crecer, de obtener beneficios, si no es renunciando a la calidad.
    • 1743 Torres Villarroel, D. Vida I-IV [1972] Vida Esp (CDH )

      TÚdirás (como si lo oyera), luego que agarres en tu mano este papel, que en Torres no es virtud, humildad ni entretenimiento escribir su vida, sino desvergüenza pura, truhanada sólida y filosofía insolente de un picarón, que ha hecho negocio en burlarse de sí mismo, y gracia estar haciendo zumba y gresca de todas las gentes del mundo. Y yo diré que tienes razón, como soy cristiano. Prorrumpirás también, después de haberlo leído (si te coge de mal humor), en decir que no tiene doctrina deleitable, novedad sensible, ni locución graciosa, sino muchos disparates, locuras y extravagancias, revueltas entre las brutalidades de un idioma cerril, a ratos sucio, a veces basto y siempre desabrido y mazorral. Y yo te diré, con mucha cachaza, que no hay que hacer ascos, porque no es más limpio el que escucho salir de tu boca, y casi casi tan hediondo y pestilente el que, después de muy fregado y relamido, pone tu vanidad en las imprentas

    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] Esp (CDH )
      Salía de sus rincones un nubarrón espeso de humazos tan pestilentes, que tiraban a las narices unas bocanadas a carne digerida; y unos regüeldos a vino traspasado, que juntos con el zumo del tabaco de hoja, formaban un almizcle, que podía arrancar los libianos a un Fariseo.
    • c1786 Chantre Herrera, J. HMisiones Marañón [1901] 697 Ec (CDH )
      ¿Qué diré del pestífero hedor de los vasos inmundos? Porque aunque es verdad que los negros presos venían todas las noches para llevarlos, pero ellos por no hacer más que dos viajes lo hacían tan puercamente, que dejaban las reliquias en la pieza, las cuales, juntas con el mal olor de los mismos vasos, corrompían más el vaho ya pestilente y hacían más penosa la estancia.
    • c1788-c1796 Forner, J. P. Exequias Leng cast [2000] 374 Esp (CDH )

      Dije. Y, al punto, ¡qué prodigio! transformándose repentinamente en ranas una gran cantidad de los penitenciados, se derrocaron con fiero estrépito ellos y las espuertas al pestilente cenegal.

    • 1814 Fdz Moratín, L. Cartas 1814 [1973] 292 Epistolario Esp (CDH )
      Por el mes de Noviembre se empezó el sitio de la plaza, y el último día del año rompió el fuego y nos tuvimos que marchar todos al castillo, y en él a un calabozo pestilente, donde estábamos diez y seis personas, unidas por el común peligro y no por amistad y elección.
    • 1816-1827 Fdz Lizardi, J. J. Periquillo Sarniento [1997] Mx (CDH )
      Como el cuarto era pequeño, y los compañeros gente que cena sucio y frío y bebe pulque y chinguirito * estaban haciendo una salva de los demonios, cuyos pestilentes ecos, sin tener por dónde salir, remataban en mis pobres narices; y en un instante estaba yo con una jaqueca que no la aguantaba; de modo que no pudiendo mi estómago sufrir tales incensarios, arrojó todo cuanto había cenado pocas horas antes.
    • c1858 Díaz Castro, E. Manuela [2003] Co (CDH )
      Se hallaba el trapiche de don Matías Urquijo junto a una pequeña quebrada salada y de unas lagunas cuyas aguas tenían algo de azufre, y esto producía una atmósfera pestilente, fuera de los montones de bagazo en estado de putrefacción y de los barrizales vitalicios de la redonda.
    • 1871 Pereda, J. M. Tipos y paisajes [1989] Esp (CDH )
      La ebullición civilizadora del centro ha lanzado hasta aquí algunas lavas que a duras penas han logrado ingerirse y arraigarse, en forma de casas nuevas, entre este laberinto de balcones ruinosos, de aleros retorcidos, de jarcia, de aparejos y de pestilentes residuos de parrocha.
    • 1898 Blasco Ibáñez, V. Barraca [1997] Esp (CDH )
      Era una venganza de esclavo, el amargo placer del mendigo que comparece con sus pestilentes andrajos en medio de una fiesta de ricos.
    • 1914 Trigo, F. Jarrapellejos [1991] Esp (CDH )
      Una tarde quiso presenciar la extracción de un ahogado en la laguna; lo sacaron los guardias y el porquero; tendiéronlo sobre el murallón; horriblemente hinchado, el cadáver hizo «gruuú», vaciándose de agua y pestilentes gases por la boca; Orencia cayó a tierra con un síncope, y durante medio mes sólo supo perfumarse, rezar y no dormir, con la visión aquélla ante los ojos.
    • 1929 Gallegos, R. Doña Bárbara [1997] Ve (CDH )
      Interrumpieron los demás el trabajo que hacían sus cuchillos en el cuero crudo y pestilente de donde sacaban tiras y se quedaron mirando interrogativamente al vaquero de las graciosas ocurrencias.
    • 1961 Sábato, E. Héroes [1986] Ar (CDH )
      Mientras por ahí abajo, en obsceno y pestilente tumulto, corrían mezclados las menstruaciones de aquellas amadas románticas, los excrementos de las vaporosas jóvenes vestidas de gasa, los preservativos usados por correctos gerentes, los destrozados fotos de miles de abortos, los restos de comidas de millones de casas y restaurantes, la inmensa, la innumerable Basura de Buenos Aires.
    • 1990 Uslar Pietri, A. Visita tiempo [1993] Ve (CDH )
      Tumbados en sus mantas, hacinados en hospitales de fortuna, pestilentes de heces y vómitos, muertos y moribundos eran cargados en carretas rumbo a la fosa común.
    • 2017 Piña Valls, R. "Ray Kroc fundador" [19-03-2017] El Mundo (Madrid) Esp (HD)
      Ray Kroc, el sinvergüenza que cometió esa hazaña, es el responsable de que en Mallorca hoy haya una docena, o dos, vete a saber, de establecimientos pestilentes de la famosa cadena de restaurantes. La película ilustra de maravilla cómo no hay manera de expandirse, de crecer, de obtener beneficios, si no es renunciando a la calidad.
    • 1743 Torres Villarroel, D. Vida I-IV [1972] Vida Esp (CDH )

      TÚdirás (como si lo oyera), luego que agarres en tu mano este papel, que en Torres no es virtud, humildad ni entretenimiento escribir su vida, sino desvergüenza pura, truhanada sólida y filosofía insolente de un picarón, que ha hecho negocio en burlarse de sí mismo, y gracia estar haciendo zumba y gresca de todas las gentes del mundo. Y yo diré que tienes razón, como soy cristiano. Prorrumpirás también, después de haberlo leído (si te coge de mal humor), en decir que no tiene doctrina deleitable, novedad sensible, ni locución graciosa, sino muchos disparates, locuras y extravagancias, revueltas entre las brutalidades de un idioma cerril, a ratos sucio, a veces basto y siempre desabrido y mazorral. Y yo te diré, con mucha cachaza, que no hay que hacer ascos, porque no es más limpio el que escucho salir de tu boca, y casi casi tan hediondo y pestilente el que, después de muy fregado y relamido, pone tu vanidad en las imprentas

    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] Esp (CDH )
      A fuerza de pujamientos y vayvenes, y estrivando sobre el bordón mi fatigada humanidad, procuraba desarraigarme del pegajoso baturrillo, dexándome por las costas los zapatos, las medias, y algunos piltrafones de las zancas, pude trepar hasta el medio del pestilente y pantanoso portalón.
    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] Esp (CDH )
      Salía de sus rincones un nubarrón espeso de humazos tan pestilentes, que tiraban a las narices unas bocanadas a carne digerida; y unos regüeldos a vino traspasado, que juntos con el zumo del tabaco de hoja, formaban un almizcle, que podía arrancar los libianos a un Fariseo.
    • 1725-1744 Torres Villarroel, D. Pronósticos Piscator [2006] Esp (CDH )
      Llegamos, pues, a la sexta cama, y reparé que el inquilino de ella estaba de bruces, embrocado el rostro sobre el borde de una mugrienta alcofayna, y recolgándose de la boca una flecadura de correones de pringue, y sogas de babas tan pestilentes, que podían volcar a todas las plagas de Egipto.
    • c1786 Chantre Herrera, J. HMisiones Marañón [1901] Ec (CDH )
      A los últimos estruendos del volcán, disparó contra los peñascos encendidos el monte Sincholagua medio monte de barro y nieve, que cayendo sobre el río en tanta cantidad, hizo una gran presa, hasta que á la violencia del agua y de la pesadez del lodo corrió por la madre misma del río tan grande avenida de materia densa y pestilente que ocupó picas de profundidad entre los montes, y llegando á un puente fortísimo de un solo arco, cerrado éste con el espeso material, tomó su carrera por algunas horas por encima del puente sin llevarle consigo.
    • c1786 Chantre Herrera, J. HMisiones Marañón [1901] 697 Ec (CDH )
      Para llegar á entender en alguna manera el insufrible bochorno de aquel lugar, baste decir que á pocos días de reclusión cesó en los padres el sudor común natural y fluido de los cuerpos, y se siguió otro más craso pegajoso y pestilente, de modo que la ropa quedaba al tacto mantecosa, y después de seca al sol tan dura y tiesa como una tabla ú hoja de lata.
    • c1786 Chantre Herrera, J. HMisiones Marañón [1901] 697 Ec (CDH )
      ¿Qué diré del pestífero hedor de los vasos inmundos? Porque aunque es verdad que los negros presos venían todas las noches para llevarlos, pero ellos por no hacer más que dos viajes lo hacían tan puercamente, que dejaban las reliquias en la pieza, las cuales, juntas con el mal olor de los mismos vasos, corrompían más el vaho ya pestilente y hacían más penosa la estancia.
    • c1788-c1796 Forner, J. P. Exequias Leng cast [2000] 374 Esp (CDH )

      Dije. Y, al punto, ¡qué prodigio! transformándose repentinamente en ranas una gran cantidad de los penitenciados, se derrocaron con fiero estrépito ellos y las espuertas al pestilente cenegal.

    • c1789-p1810 Marchena, J. Poesías [1892] Esp (CDH )
      Canto el Verbo divino: / No cuando inmenso en piélago de gloria / Mas allá de mil mundos resplandece, / Y los celestes coros de contino / Dios le aclaman, y el Padre se embebece / En la perfecta forma no criada; / Ni cuando, de victoria / La sien ceñida, el rayo fulminaba, / Y de Luzbel la altiva frente hollaba, / Lanzando al hondo Infierno, / Entre humo pestilente y fuego eterno, / La hueste contra el Padre levantada.
    • 1814 Fdz Moratín, L. Cartas 1814 [1973] 292 Epistolario Esp (CDH )
      Por el mes de Noviembre se empezó el sitio de la plaza, y el último día del año rompió el fuego y nos tuvimos que marchar todos al castillo, y en él a un calabozo pestilente, donde estábamos diez y seis personas, unidas por el común peligro y no por amistad y elección.
    • 1816-1827 Fdz Lizardi, J. J. Periquillo Sarniento [1997] Mx (CDH )
      Como el cuarto era pequeño, y los compañeros gente que cena sucio y frío y bebe pulque y chinguirito * estaban haciendo una salva de los demonios, cuyos pestilentes ecos, sin tener por dónde salir, remataban en mis pobres narices; y en un instante estaba yo con una jaqueca que no la aguantaba; de modo que no pudiendo mi estómago sufrir tales incensarios, arrojó todo cuanto había cenado pocas horas antes.
    • c1858 Díaz Castro, E. Manuela [2003] Co (CDH )
      — ¿Y los toques de la oración en Bogotá? ¿y el golpe [161] de las ventanas que se cierran? ¿y la vela atravesando los dilatados corredores? ¿y el lamento de los mendigos que se retiran a botarse en un rincón pestilente? ¿todo esto no es triste, muy triste, cuando estamos en la ciudad?
    • c1858 Díaz Castro, E. Manuela [2003] Co (CDH )
      Se hallaba el trapiche de don Matías Urquijo junto a una pequeña quebrada salada y de unas lagunas cuyas aguas tenían algo de azufre, y esto producía una atmósfera pestilente, fuera de los montones de bagazo en estado de putrefacción y de los barrizales vitalicios de la redonda.
    • 1871 Pereda, J. M. Tipos y paisajes [1989] Esp (CDH )
      La ebullición civilizadora del centro ha lanzado hasta aquí algunas lavas que a duras penas han logrado ingerirse y arraigarse, en forma de casas nuevas, entre este laberinto de balcones ruinosos, de aleros retorcidos, de jarcia, de aparejos y de pestilentes residuos de parrocha.
    • 1882 Montalvo, J. Siete tratados, II [1882] 44 Ec (CDH )
      Esa cara doble ofrece espacio para quinientos bofetones; esos ojos soslayados presentan ángulos y sesgos por todas partes; esas ventanas imperfectas de la nariz son troneras por donde entra y sale en forma de azufre pestilente el demonio que habita su cuerpo y mueve sus afectos.
    • 1887 Rabasa, E. Gran ciencia [1948] Mx (CDH )
      No sé cómo no perdí para siempre la razón, metido en aquel cuarto húmedo, sombrío y pestilente, que me parecía a ratos negro calabozo en el cual había de expiar mi crimen.
    • 1888 Acevedo Díaz, E. Ismael [1991] Ur (CDH )

      Jorge se sintió profundamente herido; y deseando descargar en alguno su rabia, dio un terrible rebencazo a un mastín que había venido hasta allí refregándose en los pastos el hocico, bañado por el licor acre y pestilente de un zorrino, con el cual acababa sin duda de mantener combate en campo abierto.

    • 1885-1888 Pereda, J. M. Sotileza [1991] Esp (CDH )
      Minutos después, el aturdido mozo, en el rincón más oscuro del más apartado cuchitril * de la Zanguina, reponía las fuerzas del cuerpo quebrantado con las míseras provisiones que el tabernero había puesto sobre la bisunta * mesa, mientras aspiraba oleadas de aquella atmósfera pestilente, y sentía en las profundidades de su cabeza el estruendo de la batalla que estaban librando allí sus no domadas ideas.
    • 1898 Blasco Ibáñez, V. Barraca [1997] Esp (CDH )
      Era una venganza de esclavo, el amargo placer del mendigo que comparece con sus pestilentes andrajos en medio de una fiesta de ricos.
    • 1898 Costa, J. Colectivismo agrario [1898] 293 Esp (CDH )

      [...] a los principios de la centuria siguiente, la obra patriótica y humanitaria del cardenal Belluga, en que combinó sabiamente tres objetos de pública utilidad: sanear los vastos pantanos del bajo Segura, que diezmaban con sus emanaciones pestilentes la población de la huerta de Orihuela; conquistar para la agricultura varias leguas de suelo fertilísimo, antes anegado y salobre, creando en él tres nuevas poblaciones, Dolores, San Felipe y San Fulgencio, designadas genéricamente con el nombre de «Pías Fundaciones», y dotar con la renta producida por ellas y sus 180 kilómetros cuadrados de vergel y de huerta multitud de instituciones benéficas en Motril y Murcia, casa de expósitos y huérfanos, recogimiento de mujeres, pósitos, escuelas y seminarios, etc.

    • 1914 Trigo, F. Jarrapellejos [1991] Esp (CDH )
      Una tarde quiso presenciar la extracción de un ahogado en la laguna; lo sacaron los guardias y el porquero; tendiéronlo sobre el murallón; horriblemente hinchado, el cadáver hizo «gruuú», vaciándose de agua y pestilentes gases por la boca; Orencia cayó a tierra con un síncope, y durante medio mes sólo supo perfumarse, rezar y no dormir, con la visión aquélla ante los ojos.
    • 1928 Carrasquilla, T. Marquesa Yolombó [1984] Co (CDH )

      Aquí, El Patetarro, un gigantón que sólo tiene una pierna de carne y hueso. Para poder andarse en sus fechorías, se acomoda en el muslo mocho un trozo de guadua, un tarro de esos horadados en el interior de sus divisiones, en que cargan agua algunos montañeses de nuestras alturas. No bien lo llena con sus líquidos pestilentes, se sale a las sementeras y en ellas los derrama, el muy cochino.

    • 1929 Gallegos, R. Doña Bárbara [1997] Ve (CDH )

      [...] otro caney, más allá, alto y espacioso, a cuyos horcones *estaban amarradas las bestias de Antonio y Carmelito y la que ellos habían traído del hato para Santos; otro, en fin, separado de las casas y de cuyas travesañas de macanilla *pendían cueros de venados y de chigüires, *recién curtidos, pestilentes todavía.

    • 1929 Gallegos, R. Doña Bárbara [1997] Ve (CDH )
      Encaramados en las ramas donde ellas han formado sus colmenas, los nietos de Melesio las ahuyentan con el humazo pestilente de unos mechones de sebo, y los morenos panales van pasando de las manos de los muchachos a las de sus hermanas, reunidas al pie del árbol.
    • 1929 Gallegos, R. Doña Bárbara [1997] Ve (CDH )
      Interrumpieron los demás el trabajo que hacían sus cuchillos en el cuero crudo y pestilente de donde sacaban tiras y se quedaron mirando interrogativamente al vaquero de las graciosas ocurrencias.
    • 1929 Gallegos, R. Doña Bárbara [1997] Ve (CDH )
      Cangilones * de caños ya enjutos atravesaban, aquí y allá, los pardos gamelotales, y a los rayos ardientes del sol, bajo las costras blanquecinas de las terroneras, las pútridas ciénagas eran como úlceras pestilentes que se cicatrizan sin curarse.
    • 1935 Loynaz, D. M. Jardín [1992] Cu (CDH )
      La pequeña sombra también seguía avanzando, y los cangrejos huían ahora escurriéndose por entre los charcos pestilentes.
    • 1933-1946 Asturias, M. Á. Señor Presidente [2000] 31 Gu (CDH )
      Era peligroso herirse los pies en los chayes, en los culos de botellas o en las latas de sardina, y había que burlar a saltos las heces pestilentes y los trechos oscuros.
    • 1950 Fdz-Flórez, D. Lola [1950] Esp (CDH )
      Pero, claro, al lado de estas mierdas de pavo yo puedo resultar... pues una mierdecilla más pestilente —rió.
    • 1952 Casaccia, G. Babosa [1991] Py (CDH )
      Pues, sábelo de una vez... Yo, sí... Yo, sí... Me lo pegaría aquí —y abriendo la boca pestilente se señaló con el dedo el paladar.
    • 1952 Casaccia, G. Babosa [1991] Py (CDH )
      Con el cigarro de hoja entre los labios, su pestilente tufo de caña en la boca, con el pañuelo de seda al cuello, con todo el talante y la vestimenta de campesino de buena posición, se pasaba las mañanas en la galería de la ruinosa casa que ocupaba el Juzgado de Paz, sentado en una silla de vaqueta, apoyada por el respaldo contra un pilar, asesorando a sus desharrapados clientes.
    • 1954 Salarrué Trasmallo [1954] ES (CDH )

      Era cuarentón el cura y optimista, y además, aquella jornada al aire libre le había puesto contento. Ató a una de las raíces salientes el lazo de su bestia y saltando de piedra en piedra siguió el rastro pestilente. Del otro lado de la ceiba, entre dos raíces muy cerca del alambrado, estaba tendido un hombre. No lejos de él había un perro muerto cubierto de hormigas.

    • 1958 Arguedas, J. M. Ríos Profundos [1986] Pe (CDH )
      Pasaba por allí la acequia empedrada, de agua pestilente, de los excusados.
    • 1958 Arguedas, J. M. Ríos Profundos [1986] Pe (CDH )
      Me hizo lavar la cabeza en un balde de agua, con un jabón pestilente.
    • 1960 Roa Bastos, A. Hijo hombre [1977] Py (CDH )
      Casiano la miraba boqueando, hundido hasta las caderas en el caldo pestilente e hinchado del tremedal.
    • 1960 Roa Bastos, A. Hijo hombre [1977] Py (CDH )

      Hoy contamos, sin embargo, con una protección adicional: los muertos amontonados sobre la herradura. Al amparo del pestilente parapeto nos arrastramos como pudimos buscando al acaso el corazón del reducto.

    • 1961 Sábato, E. Héroes [1986] Ar (CDH )
      Los latidos de su corazón le demostraban a él, a Martín, que estaba ascendiendo a una altura antes nunca alcanzada, una cima donde el aire era purísimo pero tenso, una alta montaña quizá rodeada de atmósfera electrizada, a alturas inconmensurables sobre los pantanos oscuros y pestilentes en que antes había oído chapotear a bestias deformes y sucias.
    • 1961 Sábato, E. Héroes [1986] Ar (CDH )
      Mientras por ahí abajo, en obsceno y pestilente tumulto, corrían mezclados las menstruaciones de aquellas amadas románticas, los excrementos de las vaporosas jóvenes vestidas de gasa, los preservativos usados por correctos gerentes, los destrozados fotos de miles de abortos, los restos de comidas de millones de casas y restaurantes, la inmensa, la innumerable Basura de Buenos Aires.
    • 1967 García Márquez, G. Cien años [2007] 16 Co (CDH )
      Puso a hervir todo a fuego vivo en un caldero de aceite de ricino hasta obtener un jarabe espeso y pestilente más parecido al caramelo vulgar que al oro magnífico.
    • 1967 García Márquez, G. Cien años [2007] Co (CDH )
      El gitano lo envolvió en el clima atónito de su mirada, antes de convertirse en un charco de alquitrán pestilente y humeante sobre el cual quedó flotando la resonancia de su respuesta: «Melquíades murió».
    • 1967 García Márquez, G. Cien años [2007] 90 Co (CDH )
      «Nada de eso, puesto que está vivo», fue la réplica de José Arcadio Buendía, que completó las setenta y dos horas de sahumerios mercuriales cuando ya el cadáver empezaba a reventarse en una floración lívida, cuyos silbidos tenues impregnaron la casa de un vapor pestilente.
    • 1967 García Márquez, G. Cien años [2007] 247 Co (CDH )
      Aureliano Segundo quitó los ocho pernos, ante la impaciencia de los niños, y apenas tuvo tiempo de lanzar un grito y hacerlos a un lado, cuando levantó la plataforma de plomo y vio a don Fernando vestido de negro y con un crucifijo en el pecho, con la piel reventada en eructos pestilentes y cocinándose a fuego lento en un espumoso y borboritante caldo de perlas vivas.
    • 1967 García Márquez, G. Cien años [2007] Co (CDH )
      Su resuello de dragón multicéfalo impregnó de un vapor pestilente la claridad del mediodía.
    • 1969 Vargas Llosa, M. Conversación [1996] Pe (CDH )
      Tierra removida, hierbajos, excrementos, charcas pestilentes.
    • 1969 Vargas Llosa, M. Conversación [1996] 593 Pe (CDH )
      Ahí, los tres días de luna de miel alrededor de las aguas verdosas pestilentes de la laguna, Zavalita.
    • 1970 Bryce Echenique, A. Julius [1996] Pe (CDH )

      Nadie más fumaba, sólo él, estaba llenando de humo ese rincón, tío Juan Lucas no, por favor no. Inútil, porque ya otros señores empezaban a encender sus cigarrillos. Y otros y otros; todos fumaban, y más y más y las monjitas cómplices, traicioneras, les iban alcanzando ceniceros y el comedor empezaba a llenarse de humo. ¡Bien hecho!, ni madre Mary Agnes ni madre Mary Trinity les alcanzaron nada. Los niños no querían saber de humo, no querían tener nada que ver con el humo, querían sólo nubes, pero los señores ya lo habían arruinado todo, bastaba con verlos conversar, ya todo se iba convirtiendo en reunión como cóctel. Por fin salió la Madre Superiora a decir su discurso.

      Dejaron el chocolate caliente sobre la mesa y la miraron entre el humo pestilente.

    • 1975 Mendoza, E. Caso Savolta [1994] 78 Esp (CDH )
      Que chapoteando en lodazales pestilentes, por avenidas oscuras, el triste carruaje de ultratumba inventaba su camino con paso inalterablemente lento.
    • 1975 Mendoza, E. Caso Savolta [1994] Esp (CDH )

      Tampoco existía mobiliario. El enfermo reposaba en cuclillas, con la espalda erguida apoyada en la pared. Sus ropas estaban hechas jirones y apenas si ocultaban su desnudez, lo que aumentaba su ruindad. Llevaba semanas sin afeitar y se le había caído el pelo en forma irregular dejando al descubierto aquí y allá franjas de cuero cabelludo. Un aire denso y pestilente se respiraba en la celda. Cuando el comisario hubo entrado, el doctor cerró la puerta con llave, y el policía y el enfermo se quedaron solos frente a frente.

    • 1977 Vargas Llosa, M. Tía Julia [1996] Pe (CDH )
      Vestía su terno negro habitual, su corbatita de lazo y fumaba unos cigarrillos pestilentes llamados "Aviación".
    • 1977 Vargas Llosa, M. Tía Julia [1996] Pe (CDH )
      Así, cuando, puntuales ejecutores de órdenes, los guardias regalaron al público una bandada de granadas lacrimógenas, y aquí y allá, en pocos segundos, se elevaron pestilentes humaredas en los graderíos, la reacción de los espectadores fue huir.
    • 1981 García Márquez, G. Crón muerte [1981] 128 Co (CDH )
      Pablo Vicario, por su parte, comió un poco de cada cosa que le llevaron, y un cuarto de hora después se desató en una colerina pestilente.
    • 1982 Mujica Láinez, M. Escarabajo [1993] Ar (CDH )

      Caí en la calle barrosa, encima de un cúmulo de excrementos de asno y de vacuno, como los que el clásico con deleite describe, y me refugié en pensar, para desligarme del contorno, en la divina Nefertari y en su incomparable donosura. Por la tarde, varios escarabajos, varios auténticos escarabajos, descubrieron al Escarabajo azul en su trono pestilente, y entre ellos deliberaron con gravedad.

    • 1982 Mujica Láinez, M. Escarabajo [1993] Ar (CDH )
      De vez en vez, torcía la cornucopia que recostaba en el otro brazo y volcaba su contenido, flores y frutas, como si con ello pretendiera purificar el lecho pestilente.
    • 1985 Rossi, A. C. María noche [1985] CR (CDH )
      [...] el agua se había vuelto un enemigo, las heridas en vías de curación se arruinaban otra vez —el líquido salobre brillante y transparente suavizaba los granos ya duros—, se esponjaban, se abrían como flores rosadas y rojizas, como esa fascinante y pestilente flor acuática que era el puerto mismo.
    • 1986 Díez Rdz, L. M. Fuente edad [1993] Esp (CDH )
      — Uno lo que ve es al adusto coronel retirado —dijo Benuza— con la protohistórica chimenea de su cerebro echando un humo pestilente.
    • 1986 Soriano, O. Rendido león [1987] 178 Ar (CDH )
      Llegó a la plaza del mercado, cubierta por una laguna pestilente, y vio que la estatua del Emperador seguía en su lugar, por lo que dedujo que los rebeldes tenían aún el control de la ciudad.
    • 1987 Edwards, J. Anfitrión [1987] 94 Ch (CDH )
      A lo mejor pensaban que en Europa, donde las costumbres, según los noticiarios de la televisión nacional, habían degenerado tanto, se llevaban ahora las esencias fuertes, algo pestilentes, y los zapatones de cuero plástico y de colores arratonados.
    • 1989 Esquivel, L. Como Agua [1995] 149 Mx (CDH )
      Y amablemente le proporcionó una receta de familia contra el mal aliento: «El mal aliento tiene su origen en el estómago y son varias las causas que contribuyen a ello. Para hacerlo desaparecer debe principiarse por gargarismos de agua salada, sorbiéndola al propio tiempo por las narices, mezclada con algunas gotas de vinagre de alcanfor pulverizado. Paralelamente hay, que masticar continuamente hojas de menta. El plan propuesto, seguido con constancia, es capaz por sí solo de purificar el aliento más pestilente».
    • 1989 Esquivel, L. Como Agua [1995] 162 Mx (CDH )
      Rosaura no tenía carácter, le importaba mucho aparentar en la sociedad, seguía gorda y pestilente, pues ni con el remedio que Tita le dio pudo aminorar su intenso problema.
    • 1989 Sepúlveda, L. Viejo [1996] Ch (CDH )
      Pero, en este caso, se trataba de un condenado gringo y era necesario llevarlo entero, con los gusanos comiéndoselo por dentro, y al desembarcar no sería más que un pestilente saco de humores.
    • 1989 Sepúlveda, L. Viejo [1996] Ch (CDH )
      Algunas gotas y luego unos chorros pestilentes se mezclaron con el agua que entraba por las rasgaduras de la canoa.
    • 1990 Uslar Pietri, A. Visita tiempo [1993] Ve (CDH )
      Tumbados en sus mantas, hacinados en hospitales de fortuna, pestilentes de heces y vómitos, muertos y moribundos eran cargados en carretas rumbo a la fosa común.
    • 1990 Vázquez Montalbán, M. Galíndez [1993] 158 Esp (CDH )
      Lo que darías ahora por comer pan en libertad y beber vino alegre, en una comunión contigo mismo y no esos potajes aguados donde flota la yuca como un quiste o esas sopas de pan con huevo podrido, agrias por el queso, pestilentes por el hedor de un aceite de maní rancio.
    • 1990 Vázquez Montalbán, M. Galíndez [1993] Esp (CDH )
      Aire pestilente, podrido que no te deja preguntarles cuando se te acercan ya decididos a acabar cuanto antes.
    • 1993 Fuentes, C. Naranjo [1993] 96 Mx (CDH )
      Y entonces, como portado por un viento que disipa los humos pestilentes y apaga las luces crueles y silencia los rumores estridentes, el canto termina sin terminar.
    • 1996 Pitol, S. Arte fuga [1997] Mx (CDH )
      Un pestilente tufo excrementicio satura cada vez con mayor intensidad su entorno.
    • 2000 Vargas Llosa, M. Fiesta Chivo [2000] Pe (CDH )
      Era un caño de desagüe, espeso y pestilente —tuvo que taparse las narices con el pañuelo— y, por supuesto, había atraído una nube de moscas y mosquitos.
    • 2000 Vargas Llosa, M. Fiesta Chivo [2000] Pe (CDH )
      Bajó de un salto, y, aunque estaba oscuro, localizó de inmediato el gran charco de aguas pestilentes.
    • 2000 Vargas Llosa, M. Fiesta Chivo [2000] Pe (CDH )
      Entre sesión y sesión de silla eléctrica, lo arrastraban, desnudo, a un calabozo húmedo, donde baldazos de agua pestilente lo hacían reaccionar.
    • 2001 RAE DRAE 22.ª ed. (NTLLE)
      pestilente. [...] adj. Que da mal olor.
    • 1998-2002 Fresán, R. Velocidad Cosas [2002] Ar (CDH )
      Hay ocasiones en que la realidad parece estar invadida por los vapores pestilentes de lo bastardo y lo poco noble, como esos covers de los Beatles estilo muzak que se oyen en los ascensores.
    • 2002 García Márquez, G. Vivir [2002] Co (CDH )
      Iban a ser las siete cuando atracamos en un pantano pestilente a poca distancia de la población de Ciénaga.
    • 2002 García Márquez, G. Vivir [2002] Co (CDH )

      Al final de una jornada de tumbos mortales por una carretera de herradura, el camión de la Agencia Postal exhaló su último aliento donde lo merecía: atascado en un manglar pestilente de pescados podridos a media legua de Cartagena de Indias.

    • 2005 Iwasaki, F. Neguijón Pe (CDH )
      Gregorio de Utrilla señaló una escombrera donde moscas y gallinazos se disputaban los despojos pestilentes de un caballo, y comenzó su discurso advirtiendo que tal era el destino de nuestra carne mortal: la devoración, la podredumbre y los gusanos.
    • 2005 Iwasaki, F. Neguijón Pe (CDH )
      El caballero Valenzuela —gentilhombre de Lopera— temía que aquellos engrudos pestilentes debilitaran la fuerza de su espada, aunque fuera sin filo y de madera.
    • 2005 Iwasaki, F. Neguijón 34 Pe (CDH )
      ¿Cómo se llamaba aquel muchacho que cayó en la letrina siendo él apenas un niño? El caballero Valenzuela no podía olvidar la noche que pasó encaramado en la muralla, observando cómo los bueyes quitaron cubos y cubos de excrementos hasta que consiguieron rescatar aquel cuerpo entumecido y pestilente.
    • 2005 Iwasaki, F. Neguijón Pe (CDH )
      «La boca es la cloaca del mundo —sentenció casi en un susurro— con su compendio de llagas, sus hollines pestilentes y su tumulto de gusanos».
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      pestilente. [...] adj. Que da mal olor.
    • 2017 Piña Valls, R. "Ray Kroc fundador" [19-03-2017] El Mundo (Madrid) Esp (HD)
      Ray Kroc, el sinvergüenza que cometió esa hazaña, es el responsable de que en Mallorca hoy haya una docena, o dos, vete a saber, de establecimientos pestilentes de la famosa cadena de restaurantes. La película ilustra de maravilla cómo no hay manera de expandirse, de crecer, de obtener beneficios, si no es renunciando a la calidad.
  8. Acepción en desuso
  9. ac. etim.
    adj. [Persona] Que tiene peste.
    docs. (1728-1881) 2 ejemplos:
    • 1727-1728 Torres Villarroel, D. Visiones [1991] Esp (CDH )

      Y es la causa que en tu siglo no había tantos enfermos; eran más contenidos, menos glotones y más fuertes los cortesanos; respiraban entonces el aire más puro. Hoy todos vivimos achacosos; y somos habituales enfermos, además de la enfermedad de muerte que nos sigue desde el nacer. Oye, unos son enfermos pestilentes, y en este número entramos todos; porque de gálicos y cólicos es general la epidemia. En tu tiempo las bubas desacreditaban a un linaje, y hoy es deshonra no buscarlas. Unos las heredan, otros las hurtan, y los demás las compran.

    • 1881 López, L. V. Recuerdos viaje [2003] 346 Ar (CDH )

      La heroína morirá en la escena de viruelas y mostrará al público su rostro lacerado por esta enfermedad terrible. Lo exige así el naturalismo; esa nueva musa que quiere ser tan honrada, que considera un delito o una hipocresía el conservar cerrada la puerta de una alcoba. En nombre de la nueva escuela se abren de par en par los lupanares, y se exponen a las miradas del público las escenas del desborde y de la orgía. Se exhiben los hospitales, las salas llenas de enfermos pestilentes. ¡Es necesario para ser exacto, describirlo todo: el lecho, las ropas, los síntomas y los efectos de la enfermedad!

  10. Acepción en desuso
  11. adj. [Cosa] Que contiene veneno u otra sustancia susceptible de provocar la muerte o graves trastornos en el organismo.
    Sinónimo: pestilencial
    docs. (1795) Ejemplo:
    • 1795 Quintana, M. J. Fragmento Trad Fido [1969] Poesías Esp (CDH )
      / No de otro modo amor, que si le miras / ya en bellos ojos, ya en cabellos de oro, / ¡oh cuál gusta y deleita! ¡Oh, cuál parece / que sólo paz respira y alegría! / Mas si te acercas mucho y si le pruebas, / si comienza a bullir y luego crece, / no tiene tigre Hircania, ni la Libia / león tan fiero o pestilente sierpe, / que en fiereza le venza o se le iguale; / crudo más que la muerte y que el infierno, / contrario a la piedad, ministro de ira, / y finalmente, amor de amor desnudo.
  12. 7⟶conversión
    s. m. y f. Persona que tiene una enfermedad epidémica y, en particular, la peste.
    docs. (1901-2005) 5 ejemplos:
    • 1901 Miró Agulló, J. "Trad Infección según Koch" [10-08-1901] Revista Balear de Ciencias Médicas (Palma de Mallorca) Esp (HD)
      Cada dolencia debe ser tratada según su individualidad especial, y las medidas que deben tomarse para combatirla deben ser lo más conforme posible á su especial naturaleza. Por ejemplo, en caso de peste se obraba bajo la convicción de que un pestilente era en el más alto grado un centro de infección, y que la enfermedad solamente podía ser transmitida por el pestilente mismo, ó por algún obgeto de su pertenencia [...].
    • 1903 Obligado, P. S. Tradiciones argentinas [1903] Ar (CDH )
      El escape de más de un demente tapiadas tuvo puertas y ventanas muchas veces, y las repetidas fugas de criminales de los viejos claustros é inseguras, prisiones (cárcel San Juan) dejaron sin una blanca á cuanta negra habitaba entre aquellos tugurios del bajo, viviendo blancos y negros pálidos de susto en susto, pues apenas hubo cólera, fiebre amarilla, epidemia ó peste alguna que no eligiera por foco aquel, de ninguna higiene, de locos, enfermos, presidiarios y pestilentes, en el mismo solar que la Caridad devuelve transformado en jardín de infantes.
    • 1914 Cestero, T. M. Sangre [2003] RD (CDH )

      Sentíase rodeado por muro infranqueable: la tiranía. Sitiado, acorralado, tal un pestilente, y con hijo, que no ha venido por cierto con una hogaza debajo del brazo. En aquella cabecita cubierta de hebras rubias, que tan grato calor daban a sus mejillas cuando lo añoñaba, asentó sus sueños, los que tejiera su imaginación infantil. Este los realizaría. Cada hora medía una angustia. ¡La casa, la leche, la criada del niño! ¡Cuántas puertas cerradas en su presencia! Sólo mostrábanse benévolos los contrarios: el propietario de la casa, a quien debía meses, personaje de la situación, no le notificaba desahucio lo haría cuando le conviniera; y la leche que criaba al hijo, de los potreros de otro; y la botica que acreditaba las medicinas, y la tienda, y la pulpería, y el médico. Sí, lo aprisionan en su red formidable los intereses creados. Ni siquiera interroga el porvenir. Y las gentes murmuran, porque le debe a éste y al otro, y la suspicacia escudriña en su vida. «No trabaja, quiere vivir de la política», mal dicen.

    • 1965 Sastre, A. M. S. V. [1990] Esp (CDH )
      No sé lo que dice de tratamiento, pero es muy malo, señor, pues a los pestilentes se los echa aquí sin más ni más y ya nadie viene a verlos, ni parientes ni autoridades; pero no digo a verlos sino que ni siquiera se aproximan a las afueras de la cárcel porque hay contagio en respirar estos aires viciados y pestíferos.
    • 2005 Iwasaki, F. Neguijón Pe (CDH )
      La enfermería atendía dos tipos de pacientes: los baldados, pestilentes y achacosos que a cada momento precisaban parches, cauterios y emplastos, y los apretados, heridos y accidentados a quienes había que amputar un miembro, arrancar una muela o tallarles la verga para romper una piedra.
  13. Acepción lexicográfica
  14. adj. "Que origina peste" (RAE, DRAE 22.ª ed.-2001).
    docs. (1737-2014) 4 ejemplos:
    • 1737 RAE DiccAutoridades (NTLLE)
      PESTILENTE. adj. de una term. Lo mismo que pestifero [|Lo que puede ocasionar peste ú daño grave: ó lo que es mui malo en su linea].
    • 1970 RAE DRAE 19.ª ed. (NTLLE)
      pestilente. [...] adj. Que origina peste.
    • 2001 RAE DRAE 22.ª ed. (NTLLE)
      pestilente. [...] adj. Que origina peste.
    • 2014 RAE DLE (NTLLE)
      pestilente. [...] adj. Que origina peste.

Diccionario histórico de la lengua española
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