3.ª Entrega (diciembre de 2015)
Versión del 31/01/2018
Equipo Real Academia Española
Familia Ver familia de palabras
venablera s. (1854-)
venablera
Etim. Derivado de venablo y -era.

Se documenta por primera vez en 1854, con la acepción de 'recipiente alargado y abierto por la parte superior, que sirve para guardar flechas y se lleva a la espalda, colgado de un hombro', en Enrique IV (El impotente) o Memorias de una Reina de M. Fernández y González, novela de ambientación histórica. Se registra después en varias novelas históricas, la mayoría de este mismo autor, aunque también de otros, como Federico Sawa y V. Blasco Ibáñez, quienes indudablemente recibieron la influencia del primero, que fue el autor de más éxito y más prolífico en este género (recuérdese que Blasco Ibáñez trabajó para él como secretario). La voz deja de documentarse a finales del siglo XIX, coincidiendo con el declive de la novela histórica folletinesca y solo se atestigua nuevamente en la obra de Lezama Lima (en 1966 en Paradiso y en 1981 en El reino de la imagen), quien lo emplea con el valor de 'conjunto de venablos (expresiones de reprobación, crítica o enojo [contra alguien o algo])', para referirse a las críticas hirientes que los escritores barrocos se lanzan entre sí, si bien podría tratarse de un uso creativo de este autor.

    Acepción en desuso
  1. >venablo+–era
    s. f. Recipiente alargado y abierto por la parte superior, que sirve para guardar las flechas y se lleva a la espalda, colgado de un hombro.
    Sinónimo: flechero
    docs. (1854-1887) 6 ejemplos:
    • 1854 Fdz Glz, M. Enrique IV p. 374 Esp (BD)
      El soldado no vaciló: se echó la maza de armas al hombro, apretó sobre su pecho el talabarte de su ballesta, y se acomodó al costado la venablera para poder marchar con más desembarazo.
    • 1858 Fdz Glz, M. Bernardo Carpio p. 220 Esp (BD)
      En otro ángulo había cuatro ballestas ensangrentadas, y cuatro venableras con algunos venablos.
    • 1862 Fdz Glz, M. Amores Alfonso VI p. 492 Esp (BD)
      El escalador de la cruz se engañó: creyó que se acercaba un escuadron de hombres de armas, y se dejó caer de la cruz abajo, recogió su capote, su venablera y su ballesta, y dió á correr internándose en el monte.
    • 1862 Sawa, F. Aurelio p. 68 Esp (BD)
      En la parte interior, un hombre armado de todas armas, con su ballesta terciada al hombro, y la venablera á la espalda, paseaba lentamente cantando á media voz un antiguo romance godo, sin duad para entretener la velada.
    • 1887 Blasco Ibáñez, V. Garci-Fernández [1929] p. 9 Esp (BD)
      Sus sayos y sus birretes eran de cuero, calzaban abarcas, cuyas correas, entrelazándose, subían hasta lo más alto de las piernas cubiertas de calzas de lana, y en la cintura llevaban cortas espadas que, junto con las venableras y grandes ballestas que en el suelo se veían, formaban su atalaje guerrero.
    • 1854 Fdz Glz, M. Enrique IV p. 374 Esp (BD)
      El soldado no vaciló: se echó la maza de armas al hombro, apretó sobre su pecho el talabarte de su ballesta, y se acomodó al costado la venablera para poder marchar con más desembarazo.
    • 1854 Fdz Glz, M. Enrique IV p. 428 Esp (BD)
      Tales bandido eran feroces, llevaban sendas ballestas al hombro y bien provistas venableras, y de seguro Blasco ó hubiera tenido que pasar de largo ó hubiera sido muerto ó preso, solo con querer entromenterse con el buen monje en cualquiera exigencia ó desafuero.
    • 1858 Fdz Glz, M. Bernardo Carpio p. 220 Esp (BD)
      En otro ángulo había cuatro ballestas ensangrentadas, y cuatro venableras con algunos venablos.
    • 1862 Fdz Glz, M. Amores Alfonso VI p. 492 Esp (BD)
      El escalador de la cruz se engañó: creyó que se acercaba un escuadron de hombres de armas, y se dejó caer de la cruz abajo, recogió su capote, su venablera y su ballesta, y dió á correr internándose en el monte.
    • 1862 Sawa, F. Aurelio p. 68 Esp (BD)
      En la parte interior, un hombre armado de todas armas, con su ballesta terciada al hombro, y la venablera á la espalda, paseaba lentamente cantando á media voz un antiguo romance godo, sin duad para entretener la velada.
    • 1887 Blasco Ibáñez, V. Garci-Fernández [1929] p. 9 Esp (BD)
      Sus sayos y sus birretes eran de cuero, calzaban abarcas, cuyas correas, entrelazándose, subían hasta lo más alto de las piernas cubiertas de calzas de lana, y en la cintura llevaban cortas espadas que, junto con las venableras y grandes ballestas que en el suelo se veían, formaban su atalaje guerrero.
  2. s. f. Conjunto de venablos.
    Merónimo: venablo
    docs. (1966-1981) 2 ejemplos:
    • 1966 Lezama Lima, J. Paradiso [1988] 241 Cu (CDH )
      La imaginación retrospectiva, tan fundamental como cuando crea mundos o simples planetas zumbantes, tiene un placer interminable, los relatos que le hacía el inca Garcilaso a Góngora de una de las eras imaginarias, la piedra despidiendo imágenes, tienen que haber sobresaltado los sentidos del racionero mayor, en el momento en que se llevaba una enorme ración para su metáfora y su venablera.
    • 1981 Lezama Lima, J. Reino Imagen p. 274 Esp (BD)
      Ved ahora también por los tapices de El Pardo a Lope de Vega y a Góngora, lanzándole flechas al jabalí de irreconciliable colmillo para Adonai. Escojamos la última de las flechas que toma el rendimiento del colmillo. Desde 1621, en que lanza una venablera Góngora, a 1631, en que Lope sigue la montería de puro rejuego, ya por jardines y no por serranías. Viene el estupefacto de la jauría y vibra aún el último de los flechazos de Lope: estrellas fijas encendió cometas.

Diccionario histórico de la lengua española
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

Con el apoyo de Inditex
cerrar

Buscador general de la RAE